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Revista Costarricense de Cardiología

Print version ISSN 1409-4142

Rev. costarric. cardiol vol.6 n.3 San José Sep. 2004

 


Trauma Cardíaco: Una revisión práctica.
I Parte: Traumatismo no penetrante.

Dr. Edgar A. Méndez J. Msc *, Dr. José F. Zamora L. **, Dr. Fernando Zeledón S. ***, Dr. Fernando Zamora R. ****

Introducción

Las lesiones cardíacas secundarias a trauma, lamentablemente vienen en aumento, debido fundamentalmente a la accesibilidad de medios de transporte de alta velocidad y al aumento en la tasa de violencia, que exponen cada vez más a los ciudadanos a sufrir impactos de alta intensidad. Los traumatismos torácicos cerrados representan la causa de casi un cuarto de las muertes accidentales, encontrándose lesión cardíaca en un 20% de ellos 1, 2. También esta en aumento el traumatismo cardíaco iatrogénico, secundario al masaje cardíaco.

El trauma cardíaco es un diagnóstico que frecuentemente se pasa por alto, dado lo inespecífico de su sintomatología. El diagnóstico temprano y abordaje agresivo es esencial para mejorar la supervivencia. Centros modernos de atención están realizando un manejo oportuno, lo que ha aumentado significativamente la sobrevida, aún en situaciones extremas. El propósito de esta revisión es discutir conceptos actuales en el tratamiento de este tipo de lesiones.

Causas

La causa más común de herida cardíaca no penetrante, es probablemente la relacionada directamente a un accidente de tránsito, ya sea por compresión directa del corazón, entre el volante del automóvil, el esternón y columna vertebral; o por compresión indirecta (Tabla 1) 3.


También se incluyen golpes torácicos directos causados por objetos romos como un puño, patadas de animales, lesiones deportivas, o caídas de alturas y aplastamientos 2.

Un estudio clásico definió las fuerzas físicas que pueden producir lesiones no penetrantes al corazón y los grandes vasos (Tabla 1), las cuales no necesariamente se aplican de forma directa contra el tórax 3. Así, la falta de lesiones externas no excluye de ningún modo la posibilidad de contusión cardíaca.


Severidad de la lesión cardíaca

En su mayoría, el trauma contuso al corazón representa una lesión menor sin consecuencia clínica. La American Association for the Surgery of Trauma (AAST) realizó una escala de trauma cardíaco basándose en el grado de lesión anatómica (Tabla 2). Esta se diseñó para comparar datos, lejos de proponer el manejo de estos pacientes 4, 6.


Un estudio retrospectivo de pacientes con trauma cardíaco cerrado, atendidos en un centro especializado y clasificados según esta escala, concluyó que el grado se correlaciona bien con la severidad de la lesión y la sobrevida, resultando útil en la predicción de consecuencias asociadas a este tipo de evento 5.

Tipos de lesión cardíaca

Las dos consecuencias fatales inmediatas al trauma cardíaco son la hemorragia masiva y el taponamiento cardíaco. Su tratamiento oportuno ha dado lugar a un número creciente de sobrevivientes, presentándose ahora con mayor frecuencia secuelas posteriores 7, 8. (Figura 2)


Las anormalidades demostrables incluyen lesión al miocardio, pericardio, estructuras endocárdicas como válvulas, músculos papilares o cuerdas tendinosas y lesión a vasos coronarios, entre otros.

1) Lesión al miocardio

La contusión al miocardio es uno de los diagnósticos que pasan más inadvertidos en el trauma cardíaco cerrado, al no producir síntomas o presentarse como un dolor precordial inespecífico 9.

Todo trauma torácico cerrado de alto impacto es un factor riesgo para lesiones cardíacas importantes.

A diferencia de un infarto, la contusión representa diferentes grados de hemorragia y no necesariamente necrosis 10, 11. Esta lesión puede afectar diferentes porciones de la pared ventricular o septal 12, 13. Un infarto postraumático como tal, es infrecuente y cuando se da usualmente es por lesión de coronarias 14, 13.

Su incidencia es inconclusa. En un estudio prospectivo pacientes con trauma torácico cerrado, el 30% sufrió contusión cardíaca, aunque sólo 5% desarrolló complicaciones. Todas aparecieron en la primeras 24 horas (65% el ingreso) 15, 16.

La contusión cardíaca rara vez conduce a insuficiencia cardíaca, a menos que se de simultáneamente una lesión valvular o rotura cardíaca 17. La principal complicación son arritmias.

El electrocardiograma de rutina se considera esencial aún en pacientes asintomáticos. Si el ECG inicial y a las 4 horas son normales, la posibilidad de arritmias es mínima. Si aparecen arritmias aisladas o desniveles del segmento ST debe realizarse monitoreo cardíaco por 24 horas, aunque estos cambios son autolimitados y rara vez llevan por sí mismos, a consecuencias adversas 5, 15. La isoenzima MB de la Creatininquinasa ha probado ser irrelevante en la contusión cardíaca, dado que no predice el riesgo de complicaciones, aunque correlaciona la severidad de un cambio electrocardiográfico 12, 15, 20, 21.

También se ha estudiado el papel de la Troponina I, encontrándose más específica, dado que no se expresa en músculo esquelético, aunque se relaciona poco con la gravedad, al elevarse aún en lesiones irrelevantes 22. De todas formas, la elevación de troponinas en presencia de cambios electrocardiográficos requiere monitoreo cardíaco por 24 horas, controles enzimáticos y un ecocardiograma transtorácico temprano 23. Por otro lado, la combinación de electrocardiograma y Troponina I normales en el momento de admisión y a las 8 horas son pruebas suficientes para excluir cualquier lesión 23, 24.

El tratamiento de arritmias se apega a recomendaciones tradicionales. Las taquiarritmias parecen ser la regla. Su conversión a fibrilación ventricular, es la causa más frecuente de muerte 20. Además puede darse bloqueos que necesiten de marcapaso temporal 20, 26. No se ha evidenciado necesidad de antiarrítmicos profilácticos aún en disrritmias "benignas "(como extrasístoles ventriculares aisladas) 25.

Algunos reportes indican una incidencia de shock cardiogénico tan alta como 10 a 20% de los casos 25, 27. Es resultado de una contusión muy amplia. Su diagnóstico generalmente es evidente, aunque puede ser enmascarado por lesiones asociadas al trauma. Un ecocardiograma oportuno es trascendental para determinar un diagnóstico diferencial (taponamiento cardíaco o rotura de miocardio o estructuras intracardíacas) 24. La falla ventricular izquierda puede ser paliada utilizando un balón de contrapulsación intraaórtico (Figura 7) y la derecha mediante aumento de precarga y reducción de postcarga pulmonar con dobutamina o inhibidores de la fosfodiesterasa. Un cuidado intensivo que mantenga un soporte hemodimámico y metabólico adecuado en estos pacientes es la opción que podemos ofrecer para esperar una recuperación paulatina. No se recomienda antiinflamatorios no esteroideos para el dolor torácico ya que interfiere con la cicatrización miocárdica 28.

La trombolisis obviamente esta contraindicada ya que solo agrava la hemorragia miocárdica 28. Ocasionalmente pueden encontrarse trombos en el ventrículo izquierdo, manejándose posteriormente con anticoagulación por 3 a 6 meses para evitar embolización. 29, 30.

Un control ecocardiográfico a los 3 meses del trauma puede detectar lesiones ocultas o en evolución (como dilataciones aneurismáticas) aunque la mayoría de los hallazgos patológicos se resuelven en menos de 12 meses 20.

El Commotio cordis es un síndrome de muerte súbita dado infrecuentemente tras un trauma precordial de baja energía.

Experimentalmente Link y col. encontraron que esto ocurre por fibrilación ventricular cuando el trauma se da, en una persona predispuesta, durante la fase de repolarización del ciclo cardíaco, 15 a 30 milisegundos antes del pico de la onda T 31.

Clínicamente esto se ha reportado en niños que sufrieron un trauma torácico cerrado en el baseball.

2) Rotura cardíaca

La ruptura de una cavidad cardíaca usualmente es instantáneamente fatal, debido a taponamiento cardíaco agudo severo o hemorragia desangrante cuando se da con rotura pericárdica concomitante 32, 33.

El principal mecanismo de lesión es la laceración aguda por fracturas costales, además de los mecanismos descritos en la

Las cámaras derechas son las más afectadas y tienen mejor pronóstico que las izquierdas 15. La rotura del septo interventricular representa cerca de un 10% de los casos.

Las lesiones pequeñas son las que llegan con vida al Servicio de emergencias. Además de los síntomas de taponamiento cardíaco, puede auscultarse un soplo tipo chasquido durante la sístole con inestabilidad hemodinámica refractaria.

El mediastino ensanchado en la radiografía torácica sugiere el diagnóstico. El ultrasonido o la ecocardiografía torácica han demostrado ser pruebas confiables, pero no deben retrazar una pericardiocentesis o una ventana pericárdica, que confirmen y den alivio temporal al taponamiento (Figura 3). La rotura del pericardio coexiste hasta en 33%, dando ultrasonografías falsamente negativas, en el marco de un hemotórax masivo 37.


Centros avanzados en trauma han mejorado la sobrevida, aún en pacientes que ingresaron sin signos vitales, habilitando una sala de choque quirófano y disponiendo de cirujanos cardíacos con personal y equipo adecuado 38. Las lesiones atriales simples pueden ser pinzadas y suturadas mientras que las que comprometen venas cava o pulmonares requieren derivación cardiopulmonar (Figura 4). Dado que las laceraciones ventriculares no pueden ser pinzadas, el control digital y cierre rápido con hilo "anclado "en teflón resultan efectivas 39-40. La oclusión temporal de venas cavas pueden ayudar a detener hemorragia, igual que el arresto circulatorio transitorio con adenosina 25.


El pronóstico depende mucho de lesiones coexistentes, como trauma craneoencefálico, lesiones abdominales, ortopédicas o la rotura de la arteria aorta.

La atención postoperatoria se aboca a valorar complicaciones como diskinesia de la pared y defectos en la conducción principalmente.

3) Lesión a estructuras endocardíacas

La rotura de válvulas cardíacas o de su aparato tensor se reporta en 5% de autopsias por trauma 21. Las válvulas izquierdas tienen un riesgo de lesión incrementado por manejar mayores presiones 10, 21.

El diagnóstico se hace clínicamente con la aparición de un nuevo soplo cardíaco y se confirma con ecocardiografía Doppler (trans-torácico o trans-esofágico) y en ocasiones de cateterismo cardiaco 41 (Figura 5).


La válvulas aótica y mitral son las más afectadas en orden de frecuencia 1, 42. La lesión de la válvula aórtica, generalmente resulta en insuficiencia significativa que requiere reparación temprana 42. Otros casos con menos afección de la válvula aórtica deben monitorizarse, dado que se ha reportado aneurismas saculares de la raíz aórtica pos trauma, que empeoran la insuficiencia, requiriendo reparación oportuna. No deben descartarse las laceraciones aórticas en sitios de fijación anatómica de esta estructura como lo son raíz de aorta como se mencionó, ligamento arterioso y hiato aórtico a nivel diafragmático. (Figura 6).


El trauma durante la protosístole eleva el riesgo de lesión mitral 21. Usualmente se debe a rotura de músculos papilares. Su diagnóstico tiende a ser temprano y los pacientes son llevados a sala de operaciones en horas o días 43. Cuando la lesión se limita a cuerdas tendinosas o valvas, su mejor curso retrasa el diagnóstico y por tanto tratamiento 19. Si el paciente rápidamente desarrolla síntomas de edema pulmonar agudo, debemos sospechar compromiso funcional de las 2 valvas y el abordaje quirúrgico debe ser inmediato. Estos pacientes se pueden beneficiar inicialmente del balón de contrapulsación aórtico (Figura 7). Sin tratamiento quirúrgico adecuado, resulta deterioro y muerte en las primeras 24 horas 44.

Laceraciones en válvulas tricúspide o pulmonar son menos frecuentes, a pesar que su localización más anterior. La cuerda tendinosa de la valva anterior es la más afectada en la tricúspide.

Cuando rompe un músculo papilar, la descompensación del paciente tiende a darse más rápidamente y requiere tratamiento temprano 19, 43.

Al darse una afección valvular, debe considerarse la presencia de lesiones asociadas, como trauma craneoencefálico, abdominal, contusión pulmonar o cardíaca que pueda anticipar la complejidad de una cirugía cardíaca. El tratamiento quirúrgico, en la medida de lo posible, se pospone 45. La cirugía electiva da más chance de reparar la lesión, evitando reemplazos valvulares, dado que el tejido de cicatrización que es mejor sostén para las suturas 46. Laceraciones aórticas usualmente requieren reemplazo valvular urgente, a menos de que se trate de una lesión muy pequeña 42, 47. Lesiones de válvulas atrioventriculares pueden ser reparadas en su mayoría. Su abordaje incluye desde reparaciones de músculos papilares, cuerdas tendinosas o valvas hasta anuloplastías 44, 48 La éxito de toda valvuloplastía debe comprobarse mediante un ecocardiograma transesofágico durante la cirugía, evitándose reoperaciones innecesarias 42, 46, 47.

4) Lesión arterial coronaria

Las arterias coronarias pueden ser víctimas de oclusión, disección o aneurismas luego del trauma cardíaco cerrado, llevando isquemia 48. Clínicamente se presenta de forma similar a una contusión miocárdica extensa. El electrocardiograma muestra alteraciones isquémicas o arritmias y eventualmente puede elevarse los niveles de Troponina I. La arteria descendente anterior es la más afectada 48.

El tratamiento se enfoca a la reparación quirúrgica aunque puede colocarse stents en lesiones menores 49. Aunque muchos pacientes pueden ser manejados conservadoramente, el riesgo de insuficiencia cardíaca, infarto o rotura del miocardio son indicaciones de cirugía urgente 50-51. La trombolisis esta contraindicada al extender el infarto hemorrágico, a menos que se compruebe angiograficamente trombosis coronaria secundaria a rotura de la íntima y sin otra contraindicación (inusual en sala de choque).

La secuela a largo plazo de esta lesión puede ser la formación de un seudoaneurisma ventricular izquierdo, con sus complicaciones potenciales de rotura, insuficiencia cardíaca, embolia o arritmias 48. La intervención quirúrgica es el tratamiento de elección para estas complicaciones. También se ha reportado fístulas arteriovenosas o arteria -cámara de los vasos coronarios como secuela poco común del trauma contuso 51.

5) Lesión al pericardio

Secundario a un traumatismo, el pericardio puede sufrir desde una leve contusión con pericarditis traumática, hasta laceración o desgarro 52.

Es importante reconocer oportunamente desgarros grandes, para evitar herniación cardíaca parcial o completa, que comprometa la función circulatoria de manera aguda o aún la muerte 53. Se requiere alto grado de sospecha para reconocer este hallazgo.

La radiografía de tórax puede mostrar neumopericardio, desplazamiento del corazón o un nivel anormal de gas intestinal en el tórax (en presencia de un desgarro pericárdico diafragmático) 54, 55, 56 (Figura 8) aunque la mayoría se ha diagnosticado al realizar la ventana subxifoidea o toracotomía para resucitación urgente 52, 57.


Si existe la sospecha, no se debe dudar en realizar una exploración quirúrgica, dado que la laceración del pericardio que lleve a herniación y deterioro tardío ("en la madrugada") no es infrecuente 58.

También se ha reportado pericarditis traumática atribuidas principalmente a la introducción de sangre al pericardio que genera una reacción inflamatoria importante 1. además de una reacción autoinmune contra el pericardio 59. Si la pericarditis no se complica resuelve de forma espontánea, sin embargo un número pequeño de pacientes produce derrames pericárdicos recurrentes (síndrome post-pericardiotomía). Los síntomas aparecen días o meses después.

Clínicamente se manifiesta fiebre recurrente (38-40º) y dolor pleuro-pericárdico irradiado al hombro izquierdo que agrava con la inspiración. Además se da un frote típico de fricción pericárdica y anormalidades inespecíficas de la repolarización en el electrocardiograma. El ecocardiograma es la modalidad diagnóstica más específica. Estos pacientes suelen responder favorablemente al tratamiento con aspirina o antiinflamatorios no esteroideos. La pericarditis constrictiva es una rara complicación de la pericarditis traumática con o sin derrames recurrentes 59.

Conclusiones

Las lesiones contusas al corazón se observan cada vez con mayor frecuencia. El diagnóstico oportuno y su abordaje apropiado ha mejorado la sobrevida en centros de trauma avanzados. La falta de lesiones externas obvias no excluye un daño cardíaco importante.

La contusión cardíaca puede pasar desapercibida. Las arritmias son su principal complicación e infrecuentemente la insuficiencia cardíaca. Su aparición se da en las primeras 24 horas y su diagnóstico se basa en el electrocardiograma de rutina y la medición de Troponina I. El tratamiento antiarrítmico es el convencional y no esta justificado el tratamiento profiláctico.

En pacientes que sufren una rotura cardíaca el abordaje enfocado al manejo oportuno de taponamiento cardíaco y la reparación quirúrgica temprana han elevado de forma importante la supervivencia. Mientras que en caso de lesiones valvulares (o de su aparato tensor), la cirugía programada mejora la posibilidad de reparación, evitando reemplazos valvulares, aunque en algunos casos esto no es permisible.

Cuando el trauma cardíaco lesiona una arteria coronaria, la clínica no discrepa mucho a la de una contusión cardíaca extensa. La condición del paciente y el riesgo de infarto o rotura cardíaca determinan el mejor momento para programar la reparación quirúrgica.

Además hay que recordar que el pericardio no está exento de laceraciones, las cuales tarde o temprano llevan a herniación cardíaca, la cual sin tratamiento inmediato lleva irremediablemente a deterioro hemodinámico y muerte.

Por tanto, si enfocamos ordenadamente al paciente que sufre un trauma torácico cerrado, sospechando oportunamente cada tipo de lesión cardíaca, podemos diseñar un abordaje más temprano, lo cual ha demostrado elevar la supervivencia.

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Correo electrónico: drzamora@racsa. cr
* Cirujano Tórax y Cardiovascular. Hospital México, C. C. S. S., San José, Cosa Rica.
** Médico General.
*** Unidad de Circulación Extracorpórea. Hospital México, C. C. S. S., San José, Cosa Rica.
**** Jefe Cirugía Tórax y Cardiovascular. Hospital México, C. C. S. S., San José, Cosa Rica.

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