Sabemos por los datos de nuestra práctica clínica diaria y los emanados de las Autoridades de Salud de nuestro país que la Hipertensión Arterial Sistémica y la Enfermedad Arterial Coronaria tienen una alta prevalencia e incidencia y que lejos de estar controladas, en la mayor parte de la población están subdiagnosticadas o si tienen diagnóstico y reciben tratamiento, en la mayoría de los pacientes éste es incompleto o insuficiente para controlar adecuadamente el progreso de estas dos enfermedades, donde algunas de las consecuencias más comunes son la falla ventricular, la insuficiencia renal o los accidentes cerebro vasculares. Esta realidad es compartida por muchos otros países incluyendo Estados Unidos e Inglaterra donde los esfuerzos por corregir ésta tendencia son visibles, siendo la educación permanente de la comunidad médica uno de los más relevantes y no menos importante la información continua, completa, veraz y fácil de entender a la población de pacientes afectados, sus familiares y la comunidad en general en diferentes maneras y medios, la tarea es enorme y no tiene fin, y los resultados son a largo plazo, pero se espera que sean positivos.

Ahora bien, la tarea asistencial en particular en pacientes que ya presentan complicaciones es de todos los días y de gran magnitud, donde buena parte de los recursos del Sector Salud son empleados en el diagnóstico, tratamiento, seguimiento y rehabilitación de estos enfermos, sin embargo los presupuestos asignados para Investigación Básica o Aplicada, Educación Médica Continua y demás programas de entrenamiento para profesionales de la salud son claramente insuficientes, las razones múltiples al igual que las posibles soluciones, algunas de las cuales ya se han comenzado a implementar.

Esta Revista es una de ellas y a partir de éste número agrega algunas nuevas características que ayudarán a mejorar la enseñanza y establecer un canal de comunicación fluido entre los lectores y los autores, además de servir para la autoevaluación del conocimiento adquirido.

Las características mencionadas son la inclusión de la misma en Internet a través de las páginas Web del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica y la incorporación en el Programa de Certificación y Recertificación Médica como prestadores de Educación Médica Continua, lo que permitirá la difusión sin fronteras de éste recurso y la posibilidad de todos los lectores de adquirir puntos válidos para su curriculum luego de contestar correctamente los cuestionarios de autoevaluación que se adjuntan a cada número de la Revista.

Lo mencionado es solo una parte pequeña del proceso para contribuir a disminuir o controlar con éxito las enfermedades cardiovasculares más frecuentes, ya que sin la participación activa de cada médico involucrado en el estudio, diagnóstico, tratamiento y control de estos flagelos; sin la investigación metódica, periódica, honesta y desinteresada y los esfuerzos no menores para publicarla; sin el apoyo económico de las Instituciones de Salud Pública o Privada, las Universidades o la Industria Farmacéutica, sería como navegar contracorriente en un barco de papel.

Nuestro agradecimiento permanente a los colegas que han aportado sus trabajos de investigación en ésta publicación que inicia el año 2000, a las Autoridades del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica por proveer los medios necesarios para catapultarnos a Internet y ser parte del Programa de Educación Médica Continua y a la Industria Farmacéutica por hacer realidad la edición, impresión y distribución en Costa Rica y el resto de Centroamérica y El Caribe.

A todos Uds. Les deseamos UN FELIZ AÑO NUEVO y NUESTROS MEJORES DESEOS DE EXITO.
 

Dr. Mario O. Speranza Sánchez
Editor en jefe
Revista Costarricense de Cardiología