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Revistas de Ciencias Administrativas y Financieras de la Seguridad Social

Print version ISSN 1409-1259

Rev. cienc. adm. financ. segur. soc vol.10 n.2 San José Jul. 2002

 

La gestión del trabajo humano y la salud laborar
 
M.Sc. Ligia Murillo Castro 1
 
 

Resumen

La gestión del trabajo humano ha sido una preocupación constante formalmente reconocida, desde hace más de un siglo con la mal denominada administración científica del trabajo de F. Taylor y H. Fayol. En el presente globalizado, es posible apreciar las consecuencias por la búsqueda, por la elevación incesante de la productividad del trabajo: el incremento de la desigualdad social en las sociedades y entre las sociedades, así como el deterioro de la salud laboral y del medio ambiente.

La intensificación y masificación de la técnica en los procesos de trabajo, no solo ha convertido al trabajador en un objeto de las máquinas, sino también ha denigrado al ser humano y denigrado su calidad de vida y salud, individual y colectiva.

 
1. La salud laboral, una determinación compleja

Los procesos de la globalización o la ampliación e intensificación de las relaciones mercantiles en el mundo, son la expresión del desarrollo tecnológico que elevó de modo extraordinario la capacidad productiva del trabajo como un medio para la expansión y crecimiento del capital.

El incremento de la productividad del trabajo es una realidad para muchas empresas mundiales y economías regionales, las cuales pueden competir favorablemente por la disminución relativa de los precios unitarios de las mercancías, frente a empresas y contextos con menor capacidad técnica en sus procesos de trabajo.

El mecanicismo en la explicación de las realidades fue gestado entre los años de 1500 y 1700, pero tuvo a fines del siglo XIX e inicios del XX, su aplicación y continuidad en los procesos de trabajo, con el pensamiento y práctica de Frederick Taylor y Henry Fayol. Desde aquel entonces hasta nuestros días, el mecanicismo o la aplicación intensiva y extensiva de los procesos técnicos en la producción, han ido extendiéndose de manera extraordinaria en el mundo, al punto de haber logrado en el presente la productividad más elevada, nunca antes alcanzada por la humanidad y paradójicamente también una creciente pobreza de más de 1.200 millones de pobres y hambrientos en cada vez más espacios de nuestra aldea mundial.

La supeditación del trabajo humano a los procesos técnicos, o la alienación de la capacidad transformadora del trabajo, al poder que impulsa la creación, venta y uso de la técnica, es una realidad que se ha fortalecido y arraigado con el tiempo. El trabajo humano de los trabajadores, de mameluco o de cuello blanco, así como de los desplazados, desempleados, se encuentran cada vez más dependientes de los procesos productivos redistributivos de los propietarios del capital.

La lucha por la rentabilidad y la competitividad en el mundo, está creando nuevos esclavos empobrecidos y enfermos, no solo de los trabajadores, sino también de aquellos excluidos del trabajo. Por ello es pertinente decir que los trabajadores se están:

"... convirtiendo en meros sirvientes de las máquinas, siendo éstas las que llevan el control y marcan el paso del trabajo" (Morgan, 1991: 20 ).

Las preocupaciones del pasado sobre la alienación fuente de discusión cotidiana ni académica, sin embargo, son aspectos que están presentes en el trabajo cotidiano de las organizaciones. Las técnicas en los procesos de trabajo continuan siendo privilegiadas, ya no sólo por las organizaciones empresariales, sino también por las organizaciones públicas, encargadas de la ejecución de las políticas sociales. Se valoran las máquinas, equipos o herramientas como si fueran las que garantizan los resultados deseados y no el trabajo humano que usan las máquinas. La supeditación del trabajo vivo, convertido en mercancías u objetos, ha subordinado las labores de los trabajadores, a los procesos y procedimientos técnicos duros y blandos de las organizaciones.

En este contexto, el trabajo y las relaciones sociales en las organizaciones, así como la salud laboral, se encuentran condicionadas por los procesos técnicos que se imponen en los trabajos cotidianos. Las decisiones sobre el uso de las técnicas se encuentran directamente relacionadas con la optimización del trabajo y de los recursos materiales, o con la maximización de la rentabilidad a las inversiones efectuadas.

Las consecuencias del uso de las técnicas no son tomadas en cuenta, sino cuando hay evidencias y protestas sobre los graves efectos en la salud de los trabajadores, de los usuarios, o en el medio ambiente. Los prejuicios en favor de las técnicas, tienen una larga historia en las relaciones capitalistas; la salud humana y la conservación del medio ambiente, está regularmente ausente en las decisiones empresariales, como también de las potencias que se resisten a perder su influencia y poder mundial 2 .

La capacidad transformadora y creadora del ser humano, en los procesos laborales, ha quedado reducida a una relación mercantil. Cada vez más personas en el mundo dependen de la venta de su trabajo para subsistir y los trabajadores se han convertido en objetos de las decisiones de sus empleadores, así como objetos de las técnicas que deben manipular en sus trabajos.

La intensificación de la competitividad internacional en el presente globalizado, ha afectado las relaciones laborales, y ha incidido drásticamente en el trabajo y los trabajadores. La intensificación y masificación del uso de técnicas, han desplazado fuerza de trabajo y han generado desocupación en las sociedades. Asimismo, se ha devaluado, depreciado o denigrado el trabajo, el cual cada vez se retribuye en menores proporciones, lo cual contribuye a la intensificación del trabajo, e incluso a la elevación de la jornada para los trabajadores, quienes deberán laborar para varios empleadores3 .

De este modo, los trabajadores y sus familias, son más dependientes de la compra de su capacidad transformadora, no solo por ser el salario un medio de vida, sino porque también de ello depende su condición social y su propia salud.

Los prejuicios en torno de las técnicas modernas y la diversidad de las mismas, hace que no puedan ser conocidos los efectos en la salud de la manipulación con los materiales y equipos que se crean para elevar la productividad del trabajo. Como es de suponer, no existe financiamiento ni poder mundial o local, que cree centros de investigación que evalúen los efectos sociales, ambientales y laborales de las nuevas tecnologías.

La relativa libertad de empresa del liberalismo contemporáneo y del incremento del poder de las organizaciones empresariales, ante el Estado y los trabajadores, también constituye un factor por el cual la salud laboral está agravándose. El debilitamiento del Estado o la privatización de su función social, permite mayores libertades a los empresarios, lo que está afectando la vida social de las sociedades. Asimismo, la pérdida de la capacidad organizativa, de presión o de negociación de los trabajadores, está dejando indefensos a este sector social, cada ve más vulnerable por las decisiones e intereses privados.

La salud laboral tiene determinaciones complejas y la integración mundial, está evidenciando que la salud en las organizaciones, no solo se relaciona con la forma como se distribuye y se efectúan los trabajos, sino también el diseño, concepción y producción de tecnologías que se imponen en el mercado para la competencia, son responsables de los prejuicios a la salud de quienes la operan e incluso de quienes consumen lo producido por esas tecnologías. Así mismo, la venta y compra de las tecnologías tiene determinaciones políticas, dado que los estados de las potencias productoras condicionan o coaccionan por medios económicos, sociales o militares, la adquisición y consumo de sus tecnologías.

Cabe anotar que los estados nacionales de nuestros países, cuya función histórica es la de representar y garantizar los derechos ciudadanos y entre ellos el velar por la salud pública, es también otro protagonista en la salud laboral, dado que desde la década del ochenta, ha debilitado su injerencia social y ha debilitado su Poder de condicionamiento a las organizaciones privadas. Otro aspecto a considerar en la salud laboral, es la fragilidad y pérdida de la capacidad organizativa y negociadora de los trabajadores, que en el devenir de las relaciones capitalistas contribuyeron a mejorar las relaciones y condiciones de trabajo, lo cual en nuestros días, no tienen el poder ni la capacidad organizativa para condicionar los modos y ambientes laborales y menos aún el de condicionar el valor de su trabajo.

La dimensión de la salud laboral en cada centro de trabajo, sin duda, seguirá siendo el aspecto más concreto para apreciar su determinación directa en la salud laboral; sin embargo, las perspectivas para mejorar o brindar solución al deterioro de la salud laboral y de los trabajadores, es una problemática que articula y compromete a muchos protagonistas, tanto del ámbito nacional como internacional.

La intensificación de las relaciones mercantiles en el mundo, constituye una expresión de la intensificación y masificación del trabajo a nivel mundial. La competitividad mundial en la actualidad está. sustentada en la aplicación de técnicas, las cuales fundamentalmente abaratan los costos del trabajo y los precios unitarios de las mercancías por la masificación de la producción en un mercado mundial cada vez más integrado.

En este sentido, es posible postular que la mundialización de la producción y el consumo, ha internacionalizado también las consecuencias en los trabajadores por el uso de técnicas similares en los procesos de trabajo, como sus efectos en el empleo y la calidad de vida de las poblaciones. La pobreza, el hambre y la aparición de viejas y nuevas enfermedades son en parte expresión del poder posesivo mundial de las empresas mundiales y del poder unilateral de una potencia mundial, lo cual constituye una aberrante contradicción en un mundo cada vez más interdependiente e integrado.

La salud laboral se ha mundializado y requiere de decisiones, pautas y prácticas de esa misma naturaleza con suficiente poder para que normen, fiscalicen, prevengan, curen y rehabiliten a los trabajadores y consumidores de mercancías, como una manifestación de los derechos ciudadanos y de la vida de los habitantes.

   
2. El trabajo y los derechos humanos y ciudadanos

El uso pragmático de la capacidad transformadora del trabajo para finalidades ajenas a quien la posee, para ser empleadas en labores y en condiciones fijadas por otros, por la relación contractual que compra el trabajo, es quizás una situación que los ha dejado indefensos del uso y el abuso de las capacidades humanas por parte de sus temporales propietarios.

La conversión histórica del trabajo en una mercancía, ha sido el pretexto para disponer de la vida y salud de los trabajadores y de las sociedades por parte del capital. Sin embargo, lo que ha sido solo susceptible de compra y venta ha sido el trabajo, nunca los trabajadores, pues no son ni esclavos ni siervos de otras épocas.

Los derechos humanos, configuran a todas las personas como jurídicamente iguales, sin diferencias, aun cuando se tenga que comprar o vender las capacidades solo poseídas por las personas. Esta condición jurídica e histórica de ningún modo supone la disponibilidad privada de atentar contra los derechos igualitarios de los trabajadores o que el uso de la capacidad del trabajo afecte la condición de trabajo y de vida de los trabajadores. Hacerlo es indudablemente un atentado contra la salud, vida y los derechos humanos, que en un mundo de trabajo y de interdependencia, es también una violación contra la sociedad y la humanidad.

La Organización Internacional del Trabajo (1987) menciona que en la mayor parte de los países es muy frecuente encontrar relación entre las condiciones en que se lleva a cabo el trabajo y las capacidades físicas y mentales que posee el ser humano. Los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales expresan que son trabajos realizados sin las garantías necesarias para los trabajadores (Cler, 1987 ); la generación de tensión, fatiga, insatisfacción, ausentismo, etc., son violaciones cotidianas contra los trabajadores ( Beirute, 2002 ), lo cual también afecta la productividad y la calidad del trabajo efectuado para los empleadores.

La salud laboral es una responsabilidad social. En primera instancia son los empleadores los responsables de brindar las garantías para realizar los trabajos en buenas condiciones, que no solo garanticen un buen trabajo, sino un trabajo que no afecte, de modo inmediato y mediato, la salud física y mental de los trabajadores. Asimismo, es una responsabilidad de los estados, quienes deberán regular, normar, fiscalizar y controlar el cumplimiento de los derechos de los trabajadores, así como deberán establecer sistemas de evaluación que limite o impidan el uso de técnicas, insumos o materiales, que se importan y usan en los procesos de trabajo en los espacios nacionales. 4

De manera similar, la integración, el comercio y el desarrollo internacional, exigen que los organismos internacionales asuman nuevas responsabilidades que velen por los productos y tecnologías que se comercializan libremente, pero que constituyen auténticos atentados contra la salud de los compradores, usuarios y consumidores de dichas mercancías. La libertad de comercio, de ningún modo es libertad para violentar los derechos de las personas, ciudadanos y sociedades. No es posible la impunidad y libertad para producir y exportar agroquímicos que están prohibidos de ser usados donde se producen, porque lesionan la salud de los trabajadores, contaminan el medio ambiente y afectan a los consumidores de la producción agrícola; como tampoco permitir que los países pobres sean receptores de desechos radioactivos y de basura electrónica.

El derecho internacional se desarrolla, no sin contradicciones ni obstáculos, sin embargo avanza como es el caso del establecimiento de una Corte Internacional, con capacidad para juzgar y condenar contra asesinos, que valiéndose de poderes constituidos nacionalmente, no pueden ser juzgados ni condenados. Esto ocurre, paralelamente con las gestiones y presiones de Estados Unidos de Norte América, para lograr impunidad para sus militares en el mundo.

Es una necesidad social y mercantil el establecimiento de órganos internacionales con poder que asuman funciones, más trascendentes que la de liberalizar un comercio ya liberalizado, o la de legitimar poderes hegemónicos internacionales, para velar por la salud mundial y el establecimiento de relaciones económicas que no atentan contra la salud y la humanidad.

Los trabajadores no pueden ser responsables de su salud laboral, porque no tienen el poder para imponer las condiciones de trabajo que afecten sus capacidades. Son las patronales que de manera unilateral determinan las condiciones para el trabajo, las cuales son estandarizadas y prefiguradas en razón de criterios técnicos para la rentabilidad y no para garantizar el bienestar en el trabajo.

Las tendencias contemporáneas, lejos de ser más integrales para cuidar de la salud de los trabajadores, está adoptando decisiones en sentido contrario. Así, el trabajo virtual y el trabajo en domicilio, ha invertido la función empresarial para el trabajo. Hoy se difunde y se contrata trabajadores que, usando sus propios recursos familiares y del hogar, efectúan trabajos para los empresarios que imponen calidades que no son pagadas, como tampoco se pagan los excesos de tiempos y jornadas de trabajos ni las labores de otros miembros de la familia. De este modo, tampoco se retribuye por el uso del espacio físico ni por los servicios que usan los trabajadores, los cuales ahora deberán pagar los materiales que emplean e incluso los equipos que requieren para hacer los trabajos encomendados.

El poder empresarial sin poder contestatario estatal ni laboral, está parasitando el trabajo, así como está desfalcando los recursos alcanzados por los trabajadores. Con esas modalidades ahora, los empresarios abaratan los gastos y optimizan la inversión, sin incremento alguno de capital ni de tecnología. Sin embargo, son responsables de generar las condiciones que degradan los empleos, la remuneración, la salud y empobrecen a las familias subordinadas unilateralmente a los procesos de trabajo.

Asimismo, el empobrecimiento de la democracia y la legitimidad estatal han incrementado la impunidad de la clase económica y política en muchos de los países latinoamericanos. De este modo, el Estado se ha convertido en otro actor que empobrece a los asalariados y las sociedades.

Trabajar para vivir es una utopía en las actuales relaciones económicas, las cuales condenan a los pobres y excluidos, a vivir para trabajar cada vez con menores remuneraciones, mayores tributos y encarecimiento del costo de vida.
 
 
3. El trabajo una caualidad humana trascendente

El trabajo es una característica consustancial a toda persona y constituye una forma de realización de su capacidad, creatividad y transformación. En este sentido, es más trascendente que el valor de reposición de las fuerzas y energías empleadas en las labores remuneradas.

Los trabajos individuales son expresiones culturales e históricas en la evolución del ser humano y las sociedades. El trabajo en sentido estricto, es una manifestación colectiva e interdependiente socialmente. Nunca en la historia el trabajo ha sido una labor aislada y en todos los casos ha sido una actividad integradora entre individuos, clases y sociedades. La integración mundial ha articulado los trabajos entre las organizaciones y las sociedades. A través del trabajo, el ser humano expresa su socialidad.

"El trabajo es, para quienes lo ejecutan, una ocasión privilegiada para tomar conciencia de las debilidades y potencialidades humanas y de su utilidad para desarrollar la personalidad, si es que se realiza en condiciones y medio ambientes adecuados ( .. )" (Neffa, 1990:7)

La complementariedad entre los trabajos no constituye una novedad teórica o empírica, ha sido una regularidad en la actividad social cotidiana del ser humano desde su aparición como especie. Tampoco la innovación del trabajo ni de sus productos, es un atributo o patrimonio empresarial contemporáneo. Ha sido y es una peculiaridad del ser humano como homofaber, el cual creó e innovó los modos de hacer las cosas y de la producción para la vida en sociedad.

La creación de una forma económica y social que se apropia, lucra y condiciona la creatividad humana para un beneficio exclusivo y excluyente 5 , es una característica del sistema imperante, el cual deberá responder como totalidad, por la conformación de trabajos, técnicas y productos que atentan contra la salud y vida de las personas y las colectividades.

El mundo académico administrativo y de los negocios fue conservador, al reproducir contradictoriamente con la naturaleza humana, una organización del trabajo, estática y rígida; o dicho en otros términos, convirtió el trabajo, renovador y creativo, en burocrático y mecanicista. La tecnificación del trabajo reduce a los trabajadores a objetos de las técnicas empleadas.

"El trabajo provoca un deterioro de la salud y además es vivido como alienación y causa embrutecirniento, es decir como castigo y por lo tanto, generador de conflictos. " (Neffa, 1990:7)

"... el cansancio emocional, caracterizado por la pérdida progresiva de la energía, el desgaste, el agotamiento, la fatiga, la despersonalización manifestada por un cambio negativo de actitudes y respuestas hacia los demás con irritabilidad y pérdida de motivación hacia el trabajo, y la incompetencia personal con respuestas negativas hacia sí mismo y el trabajo. " (Atance, 1995: 2 )

" La innovación requiere la acción del equipo, de carácter interdisciplinario, por ende la labor internase en su medio ambiente propicio." ( Kliksberg, 1989:140 )

"... facultar a los empleados, es decir liberar el conocimiento y energía de los empleados, para que compartan información y tomen decisiones eficaces en equipo, con el propósito de mejorar de manera continua la organización a la que pertenecen." (Jofré, 1999:18 )

La organización social, económica y productiva del sistema prevaleciente ha provocado innumerables e irreparables daños a las personas. Los sistemas sociales que excluyen a niños, mujeres, ancianos, indígenas, extranjeros, discapacitados, ... y pobres, también han excluido de la salud y del trabajo a millones de personas en el mundo.

La transformación de una sociedad posesiva hacia una sociedad solidaria: el cambio de los trabajos del mundo para el beneficio privado para convertirlos en trabajos para el bienestar de la colectividad mundial, como es de suponer, no puede ser obra de personas aisladas, como tampoco obra de alguna empresa o estado; deberá ser una obra colectiva y mundial.

Las experiencias de Villa El Salvador en el Perú, las Ferias Agropecuarias en Venezuela y la Planificación Presupuestal en Puerto Alegre, en Brasil, son experiencias que son presentadas como manifestaciones del capital social, o producto de las decisiones y acciones de las poblaciones. Las acciones colectivas solucionaron las preocupaciones y problemáticas particulares de las poblaciones excluidas (Kliksberg, 2000 ).

En la presente coyuntura internacional de los estados, ni las empresas ni las organizaciones no gubernamentales tienen la capacidad ni el poder para plantear o ejecutar acciones consistentes y pertinentes para las mayorías nacionales. El presente globalizado no puede limitar la acción colectiva cuando las poblaciones usan sus propios recursos: imaginación, creatividad y trabajo colectivo.
 
 
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1 Docente e Investigadora de la Escuela de Enfermería. Actualmente es Directora de la Maestría en Ciencias de la Enfermería. Facultad de Medicina. Universidad de Costa Rica.

2 Estados Unidos de Norte América es un ejemplo donde el Estado y sus empresarios se arrogan el derecho de contaminar al mundo entero y no respetar los acuerdos internacionales, por argumentar que ello le restaría competitividad a su producción mundial. La no suscripción de los acuerdos de Kioto recientemente es solo una expresión de su unilateralidad que debe ser pagada por el mundo entero. Asimismo, esa nación comparte tristemente con Somalia no haber suscrito los acuerdos para proteger a los adolescentes y niños del trabajo y de las peores formas de explotación.

3 EI trabajo virtual, el outs... , entre otros, son algunas de sus expresiones contemporáneas.

4 Es una obligación estatal el conocer las mercancías que ingresan a sus países, no sólo para valorar el pago de impuesto, sino también el tipo de productos y sus efectos en la salud humana y la sociedad, así como ocurre con la introducción Ilegal de drogas del narcotráfico internacional.

5 La Organización Mundial del Comercio contemporáneamente es el ente internacional que vela, protege y coacciona a los estados y sociedades, para que se respete la propiedad intelectual, o mejor dicho, que se respete la apropiación del conocimiento efectuado por quienes rigen y dominan las relaciones económicas internacionales. La acumulación del conocimiento científico y técnico expresado en las nuevas técnicas y conocimientos está siendo expropiada de la humanidad para tener una patente privada.