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Revistas de Ciencias Administrativas y Financieras de la Seguridad Social

Print version ISSN 1409-1259

Rev. cienc. adm. financ. segur. soc vol.10 n.1 San José Jan. 2002

 

Reflexiones sobre la ley N° 7.623, de defensa del idioma español y lenguas aborígenes costarricenses

Rebeca Ramírez Hernández
Filóloga
rramire@ccss.sa.cr
 
 
La Ley N° 7.623, de "Defensa del idioma español y lenguas aborígenes costarricenses", fue publicada en La Gaceta No.193 del miércoles 9 de octubre de 1996, Y hoyes desconocida por una buena parte de los costarricenses.

Tan sólo su título es controversial, pues conduce al cuestionamiento de porqué el idioma requiere ser defendido. Para tal efecto, es importante aclarar algunos aspectos sobre la identidad del costarricense.

La lengua como formadora de una identidad

La principal característica del ser costarricense es su propia lengua; porque si bien es cierto, tanto aquí como en Nicaragua, Argentina o España se habla el español, en su variante castellana, sin embargo, en cada país hispanohablante, el lenguaje adquiere características particulares. Si tiene alguna duda a este respecto, invite a cualquier extranjero que hable español a tomar café en una soda, y este tendrá alguna dificultad en comprender, a menos, claro está, que haya vivido un buen tiempo en el país o que sea un estudioso de la variante española costarricense.

Algo que debemos tener muy claro sobre la lengua, es que no es un ente fijo que se mantiene tal y como lo indica el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. El idioma, como el ser humano, tiene vida y cambia constantemente. Una prueba clara es el verbo de uso costarricense utilizado por una reconocida actriz nacional: "viniar", que en los últimos tiempos ha sido sustituido por "triniar" y es probable que los adolescentes tengan una nueva alternativa para referirse a la costumbre que tenemos de enterarnos de la vida privada de los demás.

Este movimiento constante, que en ocasiones pasa inadvertido, lógicamente se desarrolla en un entorno cultural especifico. La lengua se adecua a las necesidades de los usuarios. El costarricense, muy a pesar de los académicos de la lengua, "destruye" el lenguaje cuando se ha vuelto demasiado rígido para sus necesidades comunicativas. Al fin y al cabo, esta es la principal función del lenguaje: permitir la comunicación.

Ante este panorama es lógico pensar que el idioma de un pueblo es un claro reflejo de su identidad. Es el medio utilizado por cada persona para expresar sus sentimientos, sus deseos y sus ideas.

Aparte de lo expuesto, el sólo hecho de enunciar que somos un país hispanohablante, nos remite a un contexto histórico que no podemos ignorar. Costa Rica fue colonizada por los españoles y buena parte de lo que hoy somos, es el resultado de su encuentro con el mundo americano. Tampoco debemos ignorar la presencia de otros pueblos en la conformación de nuestra nacionalidad: aborígenes, negros, chinos, etcétera.

No detallaré la presencia de las múltiples culturas en la conformación de lo que hoy es Costa Rica; sólo quiero dejar claro el hecho de que las condiciones en que se formó nuestra cultura son diferentes de las que imperaron en el resto de los países hispanohablantes. Aunque la diferencia fuera mínima, sería suficiente para determinar características disímiles en la conformación de la identidad de un pueblo.

Importancia de la palabra

Para entender mejor este concepto de la lengua y sus características identitarias, debemos tener claridad respecto de la importancia de la palabra. Qué mejor forma de describir esta característica que remitimos al texto más importante en nuestra cultura occidental: La Biblia. Los primeros capítulos del Génesis describen cómo el mundo y todo lo que conocemos fue creado al ser enunciado por Dios (Dios dijo: Hágase la luz...). Todas las cosas existieron en el instante mismo en que fueron nombradas por Dios. Posteriormente, el ser humano nombró a todos los animales del Paraíso 1.

El lenguaje nos permite asir el mundo real y adaptarlo a nuestras necesidades. Los nombres que otorgamos a las cosas tienen una estrecha relación con el uso que les damos (paraguas, despertador, automóvil, etc.).

Sin embargo, debemos tener claro que al nacer y al insertarnos en la sociedad como costarricenses, ya existe toda una cultura mediante la cual vamos a aprehender el mundo que nos rodea. La cultura se convierte en un filtro del mundo real y el lenguaje es su instrumento.

Cuando se nos dice que ese objeto es un paraguas, se nos informa sobre su uso, el cual carecería de valor en un país donde no lloviera. En Costa Rica, existen múltiples palabras para describir la lluvia ("pelo de gato", llovizna, aguacero, etc.), palabras sin sentido en países europeos donde el clima es diferente.

Como vemos, el lenguaje es una especie de filtro que nos traduce la gran metáfora del mundo real, el cual es imposible de conocer en toda su amplitud. Descubrimos las cosas en el momento en que las nombramos, y ese proceso depende del uso que les demos. Además, no hay que ignorar la carga cultural que nos permite interpretar el mundo de modos diferentes.

Idioma oficial

La Constitución Política de la República de Costa Rica establece que el español es el idioma oficial. A partir de esta premisa de nuestra Carta Magna! adquiere total validez la Ley de Defensa del Idioma Español y Lenguas Aborígenes Costarricenses.

Sin embargo, persiste una duda. Si la ley surge del principio constitucional, ¿a qué se debe la inclusión de las lenguas aborígenes? Y si lo que prima es el interés por salvaguardar nuestra identidad (que es flexible como la lengua misma y no se puede detener), ¿a qué se debe la exclusión del inglés criollo de Limón? Ante esta situación, ¿por qué no incluir las lenguas clásicas grecolatinas, madres del castellano?

Es interesante destacar que cualquier intento de fijación es insuficiente, siempre quedarán aspectos desatendidos ante el constante movimiento del lenguaje y de la constitución de nuestra identidad nacional. La creación de una ontología del costarricense será una tarea infructuosa, debido a la multiplicidad de culturas o discursos que nos atraviesan, y a ese constante cambio al que nos enfrentamos todos los días.

Sin embargo es importante, como lo fue para las naciones europeas que hoy por hoy avanzan sobre la base de una historia inimaginable en nuestro joven continente, sentar las bases de una identidad nacional que nos caracterice. Claro está, era más sencillo antes conformar una identidad nacional, cuando las comunicaciones mundiales eran casi nulas. Hoy, por medio de Internet, en segundos nos enteramos de lo que sucede del otro lado del mundo; en contraposición, tardamos meses en saber lo que sucede en nuestro propio territorio. A este paso, se dificulta notablemente el rescate del "ser costarricense" .

Con esta perspectiva, se convierte en una necesidad la creación de leyes que salvaguarden lo más frágil del mundo de hoy: los nacionalismos. Sin embargo, esta actitud mesiánica no debe conducirnos a posiciones extremas como las que dan vida a los conflictos en los países bálticos, o la aparición de grupos neonazis en todo el mundo, incluso, los "dimes y diretes" de un lado al otro del no San Juan.

Es importante rescatar nuestros orígenes sin dejar de lado a las minorías, que también han jugado un papel primordial en la conformación de este país.

Necesidad de la ley

Los profesionales en Derecho son los primeros en reconocer la importancia de contar con un instrumento ágil, claro y que evite confusiones, para la conformación de un orden jurídico en el ámbito nacional.

La palabra es ese instrumento pero, como ya lo hemos expuesto, carece de un sentido único y generalizado, aun a pesar de las disposiciones que al respecto acepta la Real Academia de la Lengua Española. No es nuevo el hecho de que el uso inadecuado de una "simple" preposición, el cambio en los usos lingúisticos o la frágil memoria que nos caracteriza, nos separen de las motivaciones originales de una ley.

El Derecho, ya lo sabemos, pretende fijar el sentido y, ante la fragilidad del instrumento que utiliza, se hace fundamental conocer detalladamente la normatividad de ese instrumento, no sólo en la actualidad sino a través del tiempo. El profesional en Derecho, el legislador y cualquier persona que deba interpretar un texto escrito, deberá contar con la asesoría de un perito en el lenguaje.

Sin embargo, esta necesidad de agilizar al máximo el uso del lenguaje no se limita a los entes legisladores del país o a los tribunales de justicia, también impera en todas las instituciones públicas. El caso de la Caja Costarricense de Seguro Social, donde constantemente deben redactarse disposiciones para el mejor manejo de sus recursos y para el ordenamiento de los seguros que administra, es ejemplar. Son frecuentes los casos en que una mala redacción de un texto sancionatorio, es suficiente para viciar de nulidad todo un procedimiento disciplinario, lo que deja a la Caja en total estado de indefensión ante los estrados judiciales.

Los ejemplos son inagotables, incluso en nuestra vida personal; todos los días nos topamos con malentendidos, no sólo por el uso inadecuado de una o varias palabras, sino por los gestos, movimientos corporales u otros signos que acompañan nuestras palabras. Es claro el hecho de que todos interpretamos de manera diferente las mismas palabras y que tan sólo un cambio en la entonación de la voz es suficiente para hacer de una petición introducida con un "por favor", una exigencia.

Sin embargo, la Ley de Defensa del Idioma no pretende variar nuestros idiolectos 2, más bien se interesa por facilitar las comunicaciones en el plano formal. En estos días de globalización, estas son fundamentales para los países. La mala redacción de un convenio internacional dejaría en total desventaja a nuestro país. En la Caja, el mal uso de una preposición en un contrato, podría generar gastos innecesarios e, incluso, la pérdida de sumas millonarias.

Es importante no sólo tener el pensamiento claro respecto de nuestras motivaciones en una negociación, sino también, manifestarlo así por escrito. En todo caso, no debemos olvidar que las partes que se encuentran (pensemos como ejemplo en el encuentro amoroso), siempre llegan con motivaciones diferentes. La palabra escrita se convierte en el único medio para lograr el máximo posible de claridad en ese encuentro.

Aplicación de la ley

El artículo 5 de la Ley crea la Comisión Nacional para la Defensa del Idioma y el artículo 8 establece comisiones auxiliares a nivel cantonal; sin embargo, a más de tres años de haberse creado, la Comisión Nacional para la Defensa del Idioma no se ha dado a conocer, menos aún las comisiones cantonales. Quizás sea porque en estos tiempos de libre comercio y globalización lo más importante es la tecnología y se tiende a descuidar el apoyo a programas adscritos al Ministerio de Cultura.

La mejor forma de que Costa Rica sobreviva ante la competencia desleal de los países desarrollados, es aferrándose a su identidad. No debemos importar soluciones para nuestros problemas que al cabo de los años sólo han demostrado su fragilidad en sus países de origen (pensemos el caso de Chile, pionero en la privatización de servicios, o de los "tigres" asiáticos). Lo mejor es analizar las propuestas que importamos y estudiarlas a la luz de nuestra historia y de nuestra identidad.

Entonces se hace fundamental un proceso introspectivo que genere bases sólidas al costarricense de las cuales podrá aferrarse. Un conocimiento claro de su lengua, por medio de órganos asesores adecuados, generará un alto grado de seguridad en las entidades gubernamentales. La transparencia en nuestras actuaciones, como funcionarios públicos, se transformará en una mayor confianza de parte de los usuarios.

Para conseguir este objetivo, las comunicaciones entre las entidades públicas y los usuarios deben ser cristalinas, con el mínimo de oscuridad. Depende de nosotros permear esas relaciones mediante el uso adecuado del lenguaje. Es por eso que todos debemos participar en la defensa de nuestro principal instrumento de trabajo.
 



1 Es interesante destacar el hecho de que el primer "trabajo" del hombre fue nombrar a todos los animales que habitaban el Jardín del Edén. Esta circunstancia, además de otorgar carácter primordial a la palabra, otorga al ser humano una posición de privilegio ante las otras criaturas que habitaban el Paraíso. La palabra, que fue concedida sólo a las personas, es la que le otorga esa posición de privilegio.

2 Uso particular que cada persona hace de su lengua materna.