SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.8 issue1Propuesta proyecto desconcentración y mayor cobertura de la rehabilitación según nivel de atención en el ámbito nacional author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Revistas de Ciencias Administrativas y Financieras de la Seguridad Social

Print version ISSN 1409-1259

Rev. cienc. adm. financ. segur. soc vol.8 n.1 San José Jan. 2000

 

Presente y futuro de la lectura


Gerardo Campos Gamboa
Editorial Nacional de Salud y Seguridad Social


Lectura es el acto de leer, y leer es pasar la vista por lo escrito o impreso, haciéndose uno cargo del valor y significación de los caracteres empleados, y pronunciando o no las palabras representadas por esos caracteres.  También, leer significa entender o interpretar un texto de este o del otro modo. (Real Academia Española. 1992. p. 874)

La lectura, de acuerdo con lo anterior, se trata de un encuentro entre un texto que está ahí, en un periódico, en un libro, o en la pantalla de una computadora, y una persona que se aboca a descrifrar qué significado tiene aquel.

Aunque el acto de leer generalmente hoy en día es individual y silencioso, no siempre fue de este modo.  Según Cavallo y Cartier (1998, p. 15), en el mundo clásico, en la Edad Media y hasta los siglos XVI y XVII, se practicaba la lectura oral, mediante la cual una sola persona leía en voz alta a un grupo de oyentes que no sabían leer.

El acto de leer supone una interpretación particular y personal del texto.  Son dos mundos que se enfrentan en ese instante: el mundo del texto y el mundo del lector.  El mundo del texto no es abstracto, ideal ni desprovisto de materialidad; tampoco es así el mundo del lector.  Este último maneja objetos, sabe palabras, y tiene relaciones con ciertas personas de ciertas características culturales; y todo eso, en conjunto, le da la clave para su propia comprensión del texto.  De este modo, la lectura constituye una operación intelectual, en la que entra en juego cómo se ubica el lector en el espacio, así como sus relaciones consigo mismo y con los demás.

Cuando un autor escribe, no escribe libros, ni revistas, ni periódicos, sino que escribe textos.  Pero esos textos se transforman en objetos escritos -manuscritos, grabados, irnpresos y, hoy, informatizados- manejados de diversa manera por unos lectores de carne y hueso cuyas maneras de leer varían según la época, el lugar y
 el ambiente.

La lectura siempre fue ligada al Iibro.  Esto es, tradicionalmente, leer se interpreta como leer libros, cualquiera sea su soporte fisico, incluido el que se acaba de diseñar, el «e-book» (libro electrónico), que se entroniza como el libro del futuro.  El libro ha sido universalmente el medio de culturalización por excelencia.  Sin embargo, esto cambió radicalmente en las tres décadas finales del siglo XX, ya que la lectura del libro ha sido desbancada en la cultura de masas por la televisión, cuya difusión se ha realizado de un modo rápido y generalizado en este período. (En Estados Unidos, en 1955, el 78% de las familias tenía televisión y esto pasó al 98%, en 1985.) El libro, entonces, convive con un público que se alimenta de otras experiencias informativas y que ha adquirido otros medios de culturalización, como los audiovisuales; ese público también está habituado a leer mensajes en movimiento, y en muchos casos escribe y lee mensajes realizados con procedimientos electrónicos (computadora, máquina de vídeo o fax); además, está acostumbrado a culturizarse por medio de procesos o instrumentos costosos y muy sofisticados, y a dominarlos, o a usarlos, de formas completamente diferentes a las que se utilizan para llevar a cabo un proceso normal de lectura. (Ibíd. p. 541)

Por otro lado, se está dando un cambio profundo en la actitud hacia lo que se lee.  El "canon" tradicional -es decir, aquellos libros que los académicos y eruditos consideran como los de lectura obligatoria tiende a "irrespetarse" por parte de los lectores de hoy.  Actualmente, algunas experiencias demuestran que la lectura consumista está cada vez más difundida.  Docentes universitarios, profesionales y hombres de negocios prefieren lecturas de misterio, ciencia ficción, etc. y rechazan toda clase de sugerencias externas en la elección de sus lecturas, que están orientadas a conseguir el más puro y simple entretenimiento. (Por esta misma razón, en la Alemania Oriental se cerraron prestigiosas editoriales y se crearon, alrededor de Lipsia, los primeros vertederos de libros del mundo.) Se consolidan prácticas "anárquicas" que están convirtiendo a la lectura en un fenómeno fragmentado y carente de reglas.  El mismo modo de leer -el acto físico- está cambiando, en consonancia con esa actitud de rebeldía hacia la lectura tradicional.  Se lee estando tumbado en el suelo, apoyado en una pared, sentado debajo de la mesa de estudio, poniendo los pies encima de la mesa; la mesa, el asiento y el escritorio no se usan tanto para la operación de la lectura, sino como apoyo para el cuerpo, las piernas y los brazos.  Así pues, el nuevo modus legendi comprende asimismo una relación física con el libro, intensa y directa, mucho más que en los modos tradicionales.  El libro es doblado, retorcido, transportado de un lado a otro; estos "nuevos lectores" lo hacen suyo por medio de un uso frecuente, prolongado y violento, típico de una relación que no es de lectura y aprendizaje, sino de consumo. (Ibíd. p.545)

A esto se debe agregar, como información obligatoria, que aproximadamente el 20% de la humanidad no sabe leer.  Y también, que millones de personas de las que aprendieron a leer, no tienen acceso a libros ni a ningún tipo de lectura, por razones económicas, políticas o ideológicas.  Pero además, que hay millones de personas que, teniendo acceso a las bibliotecas y capacidad económica para adquirir libros (se producen 800.000 títulos por año), simplemente no leen porque no les gusta.

La lectura de libros, entonces, se ve "amenazada" básicamente, por cuatro frentes: los nuevos medios de culturalización, la actitud cómoda de los nuevos lectores que solo buscan divertirse con textos banales, la pobreza de las naciones y una posición de rechazo a ultranza del conocimiento.

Con respecto al pauperismo como razón de ausencia de lectura, es de esperar que los esquemas de distribución de la riqueza alcancen mejores momentos en la historia de la humanidad, para que más gente pueda tener oportunidad de ampliar su visión del mundo mediante la palabra escrita.

 En relación con la invasión de los nuevos medios tecnológicos de culturalización, (y la resultante conducta
 de buscar lecturas superficiales), a menos que creyésemos posible la puesta en red del cerebro y la computadora -el equivalente a la telepatía entre máquina y ser humano-, o la transferencia de la información por medios estrictamente auditivos y olfativos, la lectura en general continuará siendo la interfase entre los depósitos de información -libros o artefactos electrónicos- y seres humanos.  La importancia del acto de leer queda resaltada por la imposibilidad en que nos hallamos de imaginar una computadora sin monitor, vale decir, sin pantalla en donde obligatoriamente el usuario debe leer la información que allí aparezca. (Ministerio de Juventud Cultura y Deportes, 1999, p. 8)

 Por otro lado, no es viable pensar en que llegue a desaparecer la lectura para darle campo a una cultura totalmente icónica y auditiva, ya que en el manejo y la realización de todo tipo de medios audiovisuales, está presente la elaboración de textos por parte de unos creadores y, por consiguiente, su lectura por parte de unos lectores.

No obstante, les toca a los dirigentes políticos, el pugnar por establecer programas educativos que orienten a los niños -principalmente a los que apenas están aprendiendo a leer- a tomar la lectura como un arte y como un goce; y a que comprendan que la lectura hecha por propia iniciativa, por razones personales, es la forma de educación más económica y la que vence todas las dificultades.  Esto, siempre y cuando haya buenos libros que traten de hechos y situaciones que entren dentro de su propia experiencia de vida. (Smith, 1968: p. 9).  Y también, siempre que no se escojan como textos modelos, únicamente los referidos a la literatura, porque se seguiría el viejo esquema de que leer significa solo entrar al mundo de los cuentos, las novelas y los poemas.

Desde luego que los esfuerzos gubernamentales en este sentido calarían muy poco si no se acompañan de la voluntad de los padres de familia por ofrecerles a los hijos las mejores oportunidades para que ellos acojan los hábitos de lectura, partiendo de lo más importante, el ejemplo.

Por su parte, las editoriales no deben conformarse únicamente con la publicación de sus libros (cualquiera
que sea el soporte fisico de estos), sino que requieren poner en movimiento proyectos activos de estímulo a la lectura.  Es válido pensar en concursos de lectura, foros de discusión sobre los textos editados, promociones de libros, ferias, descuentos atractivos y presentaciones frecuentes de los autores.  La Editorial Nacional de Salud y Seguridad Social pretende cumplir con algunas de estas estrategias y por ello se han incorporado cinco publicaciones periódicas destinadas a disciplinas diferentes de la salud y la seguridad social (Gestión, Revista Costarricense de Ciencias Médicas, Revista Gerontológica, Revista Médica del Hospital Nacional de Niños, Serie Adolescencia y Salud); se publican anualmente un promedio de diez libros de reconocido interés profesional y se realizan presentaciones abiertas con participación de autores y público, todo con la intención de apoyar la gestión de la salud, en sus tres componentes fundamentales, atención, docencia e investigación, así como de ganar cada vez más lectores formados en esta materia.

Para ver el futuro de la lectura con optimismo, hay que imaginarse a si mismo viviendo en un mundo en el que no haya ni una sola palabra escrita, ni en los papeles, ni en las paredes, ni en las pantallas de las computadoras, ni en absolutamente ninguna parte.
 
 

Bibliografla

• Cavallo, Guglielmo; Chartier, Roger.  Historia de la lectura en el mundo occidental Taurus.
España.1998

• Dahl, Svend. El libro de bolsillo.  Alianza Editorial.  Madrid. 1972.         [ Links ]

• Escolar, Hipólito. De la escritura al libro.  Ediciones de Promoción Cultural S.A. España. 1988         [ Links ]

• Febvre, Lucien; Martin, Henri-Jean.  La aparición del libro.  Unión Tipográfica Editorial Hispano-Americana.  México. 1962.         [ Links ]

• Fonseca, Virginia. Autobiografía del libro.  Asociación Costarricense de Filólogos.  San José. 1985.         [ Links ]

• Ministerio de Cultura Juventud y Deportes. Programa de Fomento a la Lectura.  San José, Costa Rica. 1999         [ Links ]

• Ministerio de Justicia.  Registro de la Propiedad Intelectual Manual de Derechos de Autor y Conexos.  San José, s.f         [ Links ]

• Muiños, René.  Producción y edición de textos didácticos.  Editorial Universidad Estatal a Distancia.  San José. 1999         [ Links ]

• Real Academia Española.  Diccionario de la Real Academia Española.. Espasa Calpe.  España. 1992.         [ Links ]

• Smith, Jr., Datus C. Guía para editores.  Bouker Editores Argentina S.A. Buenos Aires. 1968.         [ Links ]