Introducción

La pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) comenzó a finales de 2019 en China y se ha extendido rápidamente a nivel mundial; millones de personas en todo el mundo han sido infectados.¹

La última crisis comparable fue la pandemia de gripe española en 1918-1919 causada por virus H1N1 con genes de origen aviar.²

Cerca de 500 millones de personas o un tercio de la población mundial estaban infectadas con el virus de la gripe española y al menos 50 millones de personas murieron en todo el mundo, incluidas unas 675.000 en los EE. UU .² La epidemia de gripe española se asoció con un aumento de las muertes por suicidio.³

En las Américas, se estima que aproximadamente 100.000 personas se quitan la vida anualmente, según los últimos datos disponibles de 2016. La mayoría de los suicidios en la Región se producen en personas de entre 25 y 44 años (36%), y en aquellas de entre 45 y 59 años (26%). Guyana y Surinam tienen las tasas de suicidio más altas de la región.³

Las tasas de suicidio han aumentado en los EE. UU. en las últimas 2 décadas. En este contexto, la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) golpeó a dicho país con respecto a los modelos de enfermedades, se han llevado acciones de salud pública históricas y sin precedentes para frenar la propagación del virus.⁴

Al igual que en el resto del mundo, las tasas de suicidio en hombres son superiores y representan alrededor del 78% de todas las defunciones por suicidio. En los países de altos ingresos los hombres mueren por suicidio tres veces más que las mujeres, y la razón es la mitad en los países de ingresos bajos y medios, donde tres hombres mueren por suicidio por cada dos mujeres.⁵

La crisis de Covid-19 en muchas maneras podría exacerbar ciertas dimensiones del proceso suicida a través de su impacto psicológico, social, económico o incluso biológico.⁶ La enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) ha causado enormes amenazas para la salud y la vida, afectando a diferentes fronteras de la vida e inducido muchos problemas psiquiátricos individuales y colectivos como pánico, ansiedad, depresión, trastornos por estrés postraumático, desconfianza, xenofobia, racismo, etc. La psiquiatría y otras ciencias de la salud mental pueden desempeñar un papel muy útil para apoyar el bienestar de los pacientes con COVID-19 y sus familias, el personal sanitario y la sociedad. ⁷

El brote de COVID-19 es un desafío emocional para todos, especialmente para las personas que ya están en riesgo (por ejemplo, las que sufren depresión). Durante y después del brote de COVID- 19 y los resultados del aislamiento y la cuarentena, es posible que veamos un aumento en la ideación y el comportamiento suicida entre las poblaciones en riesgo.⁸

El presente estudio tiene como propósito comparar los casos de suicidio por ahorcadura, precipitación e intoxicación realizados entre marzo del 2019 a febrero del 2020 y de marzo del 2020 a febrero del 2021, en la Morgue Judicial de Panamá, ubicada en la provincia de Panamá, distrito de Panamá, corregimiento de Ancón.

Materiales y métodos

Se trata de un estudio descriptivo, transversal y retrospectivo. Abarca como población de análisis todas las autopsias medicolegales practicadas en casos de ahorcadura, precipitación e intoxicación, comparándolas durante dos periodos anuales comprendidos entre marzo del 2019 a febrero del 2021. Casos descritos en el parte clínico de defunción, determinados como suicidios por las fiscalías correspondientes e ingresados a la Morgue Judicial de Panamá.

Se utilizó información recolectada de los expedientes medicolegales, los protocolos de necropsias y la base de datos electrónica de la morgue judicial; así como, información sobre la manera de muerte, proporcionada por las fiscalías. Los procedimientos para la obtención de datos fueron utilizados bajo confidencialidad y exclusivamente para fines científicos.

Resultados

En el lapso de estudio se registró un total de 117 casos; de los cuales, 73 fueron de marzo del 2019 a febrero del 2020, que representó el 78 %, de sexo masculino, con una media de 41 años y el 22 %, de sexo femenino, con una media de 36; en tanto que, de marzo del 2020 a febrero del 2021 la muestra fue de 44 casos, donde el 93 % correspondió al sexo masculino, con una media de 42 y el 7 %, de sexo femenino, con una media de 47 años de edad. En el cuadro N°1 se detallan los porcentajes totales de los casos de suicidio por ahorcadura, precipitación e intoxicación en ambos periodos de análisis.

Según los datos sobre las edades de los casos de suicidio en la ciudad de Panamá, durante el 2019, la media de edad fue de 40 años, con una desviación estándar de 21; en el 2020, fue de 42 y una desviación estándar de 22 años. El 7 % de los casos del periodo de estudio correspondió a menores de edad; los rangos de edad se muestran en el cuadro N.° 2.

La tasa de mortalidad de suicidios por ahorcadura, precipitación e intoxicación en la provincia de Panamá durante el 2019, año previo al inicio de la pandemia por la covid-19, fue de 4,2 por cada 100 mil habitantes y para el 2020, fue de 2,6 por cada 100 mil habitantes. En el 2019, el porcentaje de los casos de suicidio en la provincia de Panamá correspondió a 83 % por ahorcaduras, 10 % por precipitaciones y un 7 % por intoxicaciones; en cuanto al 2020, se mantuvo el mismo orden de frecuencia con el 70 % para las ahorcaduras, 25 % para las precipitaciones y un 5% por intoxicaciones.

El estado civil más frecuente de los casos de suicidios en el año previo y el año posterior a la pandemia fue la soltería, con un 59 % en ambos periodos.

Durante marzo del 2019 a febrero del 2020, el porcentaje de desempleo en los casos de suicidio fue del 29 %; en cambio, para marzo del 2020 a febrero del 2021 este disminuyó al 23 %. La nacionalidad de las víctimas de suicidio en ambos periodos de estudio se muestra en el cuadro N° 3.

Referente a los lugares en donde ocurrieron los suicidios, del 2019 al 2020 el 77 % fue en la residencia del occiso, el 12 % en áreas públicas (carreteras, parques, etc.) y un 11 % en áreas privadas (casas de otros, bares, discotecas, etc.); mientras que del 2020 al 2021 el 82 % fue en la casa, el 7 % en área pública y un 11 % en área privada.

El nivel de educación de las víctimas fue con mayor frecuencia la educación primaria y premedia en el primer periodo de estudio, equivalente a un 78 % entre ambas; por su parte, en el segundo periodo fue la educación primaria y secundaria con un 59 %. Además, un 14 % en ambos intervalos de estudio correspondió al nivel universitario.

Sobre los estudios toxicológicos, la droga más detectada fue el etanol en ambos periodos (14 % para el 2019 al 2020 y 7 % para el 2020 al 2021). Se presentaron, también, casos en los cuales no se enviaron muestras para dichos estudios; ya que, algunas víctimas permanecieron días o semanas hospitalizadas, en donde se les suministraron de manera abundante líquidos y medicamentos. En el cuadro N.°4, se muestra el perfil de los casos de suicidio por ahorcadura, precipitación e intoxicación realizados en la Morgue Judicial de Panamá, desde marzo del 2019 a febrero del 2021.

Discusión

La manera de muerte corresponde a un concepto de origen judicial y administrativo, la misma puede ser: natural, accidental, homicida, suicida, indeterminada y no clasificable; en el parte clínico de defunción panameño aparece la opción de en investigación, ya que en muchas ocasiones no se cuenta con toda la información disponible para poder determinarla.⁹ Según los resultados totales obtenidos, se demuestra que el número de casos de suicidio por ahorcadura e intoxicación entre marzo del 2020 a febrero del 2021, luego del inicio de la pandemia por la covid-19, disminuyó en comparación con los datos del año previo; a excepción de los precipitados.

Un estudio sobre los Factores asociados al suicidio en la provincia de Panamá según casos realizados en el 2011- 2013 sobre una muestra de 259 casos de suicidio, el 88% correspondía al sexo masculino y el 12% al sexo femenino¹⁰; una cifra parecida a la encontrada en los periodos de estudio, previo y posterior al inicio de la pandemia, en donde predominó el sexo masculino.

La tasa de mortalidad media por suicidio en América Latina es de 9.8 por 100 mil habitantes teniendo las mayores tasas países como Bolivia, Uruguay y Argentina.¹¹

La tasa de mortalidad por suicidio en la Ciudad de Panamá para el periodo 2020-2021 (2.6 por cada 100 mil habitantes) fue inferior a la encontrada en el periodo 2019-2020 (4,2 por cada 100 mil habitantes) e incluso a la encontrada por los doctores Ruiz y Ku la cual fue de 7.27 suicidios en 100 mil habitantes en el 2011 y 9.66 suicidios en 100 mil habitantes para el año 2012;¹⁰ sin embargo, se aproximó a la encontrada por la Epidemióloga Nuñez- Samudio en su estudio de los casos entre 2007 y 2016 a nivel Nacional en la que la tasa de mortalidad media que se observó durante el periodo estudiado fue 3.91 por 100 mil habitantes¹².

Estos datos no se pueden extrapolar al resto de las provincias de nuestro país; toda vez, que poseen características demográficas y culturales muy diversas, en donde se obtienen tasas distintas en cada una de ellas.

Un dato relevante es el sitio en donde ocurre el suicidio, en ambos periodos fue más frecuente en las viviendas de las víctimas; sin embargo, en el periodo 2020-2021 esta proporción aumentó un poco, por lo que disminuyó entonces los casos acaecidos en áreas públicas. Hallazgo que se puede asociar al confinamiento en casa dictado por el Gobierno y sus autoridades de salud.

Más de 340 mil casos de la enfermedad Covid-19 y más de 6 mil muertes; empresas cerradas y contratos suspendidos y, por ende, un mayor desempleo, son algunas de las consecuencias de la pandemia en Panamá, un año después del primer caso¹³.

Dentro de los casos de estudio se destaca el alto número de desempleo en las víctimas de suicido, siendo un 29 % en el año previo al inicio de la pandemia y disminuyendo a un 23 % para el año posterior al inicio de la misma. Este resultado es interesante puesto que se esperaba un aumento en el número de desempleados por el cierre de varios empleo y sectores económicos. Además, el mayor porcentaje de casos se presentó en individuos solteros y con bajo nivel de estudios académicos, generando factores de riesgo para una conducta suicida.

Siendo Panamá un crisol de razas y puente del mundo, el número de extranjeros ha aumentado con el tiempo y eso ha hecho que se presente una cifra importante de ellos como víctimas de suicidio en la ciudad capital: un 24 % en el 2019-2020 y un 15.5 % en el 2020-2021.

El infectólogo pediatra e investigador, Xavier Sáez Llorenz, refiere que la tasa de suicidios observada en Panamá es menor a 5 por 100 mil habitantes, pero existe un problema importante del reconocimiento del hecho suicida debido a múltiples causas: pobre notificación del evento, ocultamiento por vergüenza familiar, enmascaramiento del diagnóstico para garantizar cobertura de seguros. ¹⁴

Las cifras expuestas permiten aclarar las dudas sobre el panorama acerca de los casos de suicidio que se han presentado durante las medidas de cuarentena y distanciamiento físico, adoptadas a consecuencia de la pandemia de covid-19.

En Panamá el proceso de vacunación avanza a buen ritmo y según el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), desde el 20 de enero al 9 de marzo de 2021 (un año después del inicio de la pandemia) se han aplicado 211,751 dosis de vacunas COVID-19 a nivel nacional¹⁵.

Conclusión

La principal forma de suicidio en la provincia de Panamá durante ambos periodos estudiados es la ahorcadura, seguido por la precipitación y la intoxicación, sobre todo con plaguicidas.

Durante el año posterior al inicio de la pandemia y las medidas de cuarentena en la provincia de Panamá hubo una disminución de la frecuencia de los casos de suicidios por ahorcadura e intoxicación en comparación con el año previo, esto resulta notable, puesto que en los medios masivos de comunicación y en las redes sociales se manifestaba que por las medidas de cuarentena y el aumento del desempleo en el país se aumentarían los casos de suicidio; lo cual con los hallazgos de este estudio se comprobó que no es real a excepción de los cuatros precipitados de más que se registraron .

Se evidenció que el perfil de los casos de suicidio en ambos periodos estudiados estuvo predominado por sujetos masculinos, solteros, de nacionalidad panameña y que eligieron como lugar del acto sus propias residencias, hecho que aumentó durante la pandemia en un 5%.

El análisis de los resultados de estudios toxicológicos en las víctimas de suicidio de la provincia de Panamá demostró que el alcohol fue la droga asociada con mayor frecuencia.