El tercer milenio nos ha sorprendido, porque el desarrollo tecnológico ha logrado la reproducción asexual por medio de la clonación. Este tipo de reproducción antes de ponerse de moda ya era conocida y practicada por los horticultores y algunos criadores de invertebrados, quienes una vez conseguidas las características o rasgos deseados en la especie o en la semilla la preservaban de esta forma. Desde 1952 se hacen intentos de reproducción asexual en vertebrados pero fue a finales de milenio que el éxito del proceso logró desarrollar un ejemplar adulto tras 277 ensayos, una oveja llamada Dolly. Con este panorama tecnológico entramos al tercer milenio.

De inmediato la tecnología abrió una multitud de posibilidades, unas terapéuticas, por ejemplo los xenotransplantes, otras alimenticias como el arroz transgénico que sirve para prevenir la ceguera por avitaminosis A, padecimiento que cada hora deja sin vista a 50 niños de la población mundial. Es muy difícil para la sociedad moral ante este panorama actual tener una imagen clara del valor real del derecho a patentar segmentos del genoma humano y de sus procedimientos, máxime cuando el difícil misterio de la casi inexplicable vida se ha convertido en el objeto no planificado de trabajo del fabricante de tecnologías cuyos intereses políticos y económicos no están abiertamente definidos.

Este tercer milenio nos impone la obligación de reconocer al hombre dentro del hombre, al ser humano que le da razón a nuestra profesión, al médico como servidor de educación y salud.

Desde ya no todo es miel sobre hojuelas, la biotecnología asigna una mayor responsabilidad al médico, al científico, al tecnólogo, hay que aumentar nuestros conocimientos antes de ofrecer una tecnología que no pueda ofrecer una vida más prolongada, ni una mejor calidad de vida, tampoco se conoce su susceptibilidad al cáncer y otros padecimientos, sí se podrá reproducir y si su progenie acumulará anomalías, estas situaciones muy pronto podría estar apretando la agenda del Médico Forense, la del Abogado Litigante, la del Profesional involucrado.

Es momento oportuno de hacer un alto, de reflexionar sobre la conducta social no sólo del médico, ni del abogado en el tercer milenio, sino de todos aquellos que juntos debemos elaborar el pensamiento y la ética reproductiva del ser humano en el tercer milenio. No es posible que sólo unos hablen y dicten normas pasando odiosamente sobre la religión, la biología, la medicina y el derecho. Por eso desde aquí les lanzamos un llamado de atención a reflexionar sobre las motivaciones de nuestra amada profesión y los invitamos a que juntos reflexionemos sobre lo planteado, para ello la Medicina Legal de Costa Rica ha programado sus XVI Jornadas sobre el derecho genético. Te esperamos en el Hotel Fiesta los días 30, 31 de Agosto y 1 de Setiembre del 2002.