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Medicina Legal de Costa Rica

versão On-line ISSN 2215-5287versão impressa ISSN 1409-0015

Med. leg. Costa Rica vol.15 no.1-2 Heredia Dez. 1998

 

La salud pública como bien jurídico tutelado en el narcotráfico
 
Modalidad: conferencias presentadas en el Primer Congreso Centroamericano de Medicina Legal
Décimas Jornadas de Medicina Legal
 
Eddie Alvarado Vargas *
 

La salud es un valor de la vida, de la realidad. Como tantos otros tienen una característica ideal hasta que resultan retomados por el Ordenamiento Jurídico convirtiéndose en bienes jurídicos. A partir de este momento ya no son sinónimo del bien de la vida, en tanto la tutela les ha mutado: esa particular “protección” que brinda el sistema al bien de la vida lo transforma y ello implica la asunción de una ideología.

¿Qué se tutela, cómo y por qué y hasta para qué? Son otros elementos que han interesado al estadista cuando conforma la protección del bien jurídico.

En el ciclo del narcotráfico el bien jurídico tutelado es la “salud pública”. No interesa si el consumidor usó o no la droga que le fue suministrada a fin de la materialización del delito, desde que se trata de delitos de peligro abstracto que fundan su existencia y esencia en la estadística reveladora de que el resultado lesivo normalmente ocurre. El delito siempre se configura cuando se suministra droga a un consumidor crónico, en tanto nunca cesará el acrecentamiento del problema. El victimado no es el
drogadependiente quien no podrá aducir una libertad de autodeterminación al consumir la droga como causa de exculpación para el suministrador, en tanto, lo que se trata de prevenir no sólo es el daño en la propia salud individual del consumidor sino también las consecuencias en la sociedad que ocurren a raíz de este consumo: problemas familiares, accidentes de tránsito, criminalidad.

La historia de las drogas revela que por razones culturales se eligen como drogas ilegales sólo una porción del total de las drogas, ello significa que se está asumiendo una ideología en la configuración del “bien jurídico”. Se considera que el bien de la vida se protege sancionando sólo los comportamientos asociados a determinados tipos de drogas. Verbigracia: el hemisferio occidental sustrae de la punición al alcohol y al tabaco pese a sus efectos devastadores en la salud pública como bien de la vida.

En los últimos años el problema que las drogas “legales” representan se ha atemperado a través de fuertes campañas preventivas. La pregunta es: ¿no podrá hacerse lo mismo con relación a las “drogas ilegales”? el tema nos introduce en nuestra segunda conferencia.
 

La despenalización como alternativa futura en el narcotráfico

Las drogas “diseñadas” constituyen una variante en la estructura molecular de drogas ilegales en lista de los Convenios Internacionales.

Esta variante las convierte en una droga diversa y miles de veces más potente: la nueva droga no resulta tipificada, no es objeto material del delito y por ende, éste no se puede constituir. Cada nueva droga que aparece en el mercado, se incorpora en Los Estados Unidos de América, a la lista de las prohibidas a nivel nacional; empero, el sistema punitivo siempre va detrás del surgimiento de la nueva sustancia, a la que dan lugar con relativa rapidez los profesionales en la química.

El problema de las drogas diseñadas se afronta estatuyéndolas vía concepto, en la ley.

El actual artículo regulador del “lavado de dólares” en nuestra vigente Ley sobre Psicotrópicos... número 7233 deja por fuera los actos de encubrimiento que no puedan ser catalogados como “contrato”.

Este último término implica un acuerdo de voluntades debiendo probarse la existencia de dos partes en relación de contraprestación; el término abre una puerta para la interpretación y favorece al imputado. La palabra acto de encubrimiento que estaba prevista en la ley anterior número 7093 no tenía tales problemas.

Con lo anterior hemos querido demostrar que el narcotráfico es un asunto rico en detalles, que requiere bajo la óptica represiva de una legislación minuciosa.

La historia de las drogas nos revela que éstas no significaban mayor problema hace poco más de siglo y medio en tanto sólo eran manifestaciones culturales y mágicas de los pueblos. A partir de la imposición del comercio del opio a los ciudadanos chinos por Inglaterra el problema de la drogadicción se acrecentó y también llegó a Europa. Empero, el surgimiento del delito y la incorporación de cada vez mayor número de drogas dentro de las ilegales sólo ha provocado una mayor agravación del problema: la incidencia del sistema represivo sólo afecta al pequeño y mediano traficante. En caso de que cayera uno grande todo favorece para la eliminación de la competencia, en tanto surge otro gran traficante, debido a que el negocio es tan fructífero que bien vale la pena el riesgo.

La represión ciertamente provoca que el precio de la droga se mantenga alto, además de dar lugar a los delitos drogadependiente a fin de procurarse la droga a como dé lugar. la represión también dificulta el tratamiento del adicto que en muchos países también es castigado.

La despenalización se vislumbra como una alternativa. los partidarios de la misma la proponen en el marco de fuertes campañas de prevención y tratamiento al adicto. Al caer el precio de la droga muere el sistema del narcotraficante, el “negocio se le ha salido de sus manos” y ha caído mutado en una campaña de asistencia dominada por el Estado que ciertamente prohibirá la propaganda, cualquier suministro de droga diseñada, el suministro a menores o a conductores. Ciertamente no podrá eliminar del todo la represión de estas y otras conductas.

Una variable fundamental se plantea: si con las políticas de despenalización controlada no aumenta el consumo de la droga bajo un estudio profundo en tiempo y espacio y la organización narco se habría destruido el éxito estaría asegurado, sólo restaría seguir “tratando” a los consumidores y disminuyendo su número. El costo de la represión se habría trasladado además, hacia el tratamiento y prevención del consumo.

Un riesgo siempre estaría latente: la confirmación de un comercio propagandístico similar al de la droga legal que tendría que ser suprimido por un  monopolio total o parcial del Estado. otro es la no adopción de la despenalización por todos los países lo que implicaría que en los estados que sí han adoptado la medida se mantenga penalizada la exportación de la droga.

Por lo pronto habría que seguir con atención y en un espacio determinado de tiempo la aplicación de una política de despenalización controlada. Ello es imperativo, en tanto la situación actual es caótica. La innovación y las nuevas estrategias dejan de ser curiosidades para convertirse en reales alternativas a aplicar o a descartar.

Una represión que desde todo punto de vista ha resultado torpe y hasta criminógena: provoca delitos en forma indirecta; no se debe seguir alabando; si se considera que la represión torpe es una forma de aplicación de la moral, resultaría inaudito que se aplique una moral que produzca mayor mal que bien.

La innovación, el cambio sólo provoca resistencia, empero, debemos recordar las palabras del filósofo Ortega y Gasset:

“Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender”
Muchas gracias Dr. Wagner Rodríguez y su equipo asesor, espero no haberlos defraudado.
 

* Especialista en Ciencias Penales Fiscalía de Grecia

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