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Medicina Legal de Costa Rica

versión On-line ISSN 2215-5287versión impresa ISSN 1409-0015

Med. leg. Costa Rica vol.11-12 no.2-1 Heredia may. 1995

 

Los treinta años de la morgue judicial de Costa Rica
 

El primero de enero de 1965 abrió sus puertas las Sección de Patología Forense, mejor conocida como "morgue judicial" de Costa Rica. Formaba parte del organismo Médico Forense (OMF), que constituyó la primera etapa judicial de la medicina legal del país.

Tuvo como sustento jurídico la Ley 3265 del 6 de febrero de 1964, cuya aprobación por la Asamblea Legislativa fue el resultado de una ardua labor del maestro Alfonso Acosta Guzmán, a quien secundaron en una activa campaña editorial el patólogo Rodolfo Céspedes Fonseca (q.d.D.g.) desde la revista "Acta Médica Costarricense" y el recordado periodista Manuel Formoso, columnista del periódico "La Nación".

De esta manera se pretendía aprovechar la formación científica de quienes eran entonces tres jóvenes profesionales que, bajo los auspicios de la Agencia de Desarrollo Internacional y el alero académico de la Universidad de Luisiana, habían sido enviados a especializarse a los Estados Unidos. Su función era colaborar con el profesor Acosta Guzmán en la docencia de la medicina legal en la flamante Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica. Eran los doctores Eduardo Vargas Alvarado, médico, quien se especializó en Patología Forense y Medicina Forense Clínica; Roberto Chaves Chavarría, microbiólogo, quien hizo el posgrado de Toxicología Forense, y Manuel Antonio Molina Alvarez, farmacéutico, quien siguiera estudios superiores de Criminalística.

Todos estuvieron de regreso en el país en 1964, porque ese año debí iniciarse la enseñanza de la medicina legal para el primer grupo de estudiantes de cuarto año de la novel escuela. Sin embargo, ese curso debió dictarse en las instalaciones de la Cátedra de Anatomía Patológica del Hospital San Juan de Dios, gentilmente cedidas por el profesor Rodolfo Céspedes, porque factores financieros impidieron abrir a tiempo el Organismo Médico Forense, sede propia para aquella cátedra.

Hasta el año siguiente la nueva institución no sería realidad. El 1. De enero de 1965, el doctor Vargas Alvarado practicó dos autopsias médico-legales en los predios judiciales, que marcarían el inicio de una época histórica en la medicina legal costarricense.

El Organismo Médico Forense constaba de cuatro secciones. La sección central, a cargo del director, doctor Acosta Guzmán, comprendía lo que es hoy clínica médico forense, psiquiatría forense y medicina del trabajo. La sección de patología forense, bajo la responsabilidad del doctor Vargas Alvarado, tenía una estructura y funciones similares a las actuales. La sección de toxicología, con el doctor Chaves Chavarría, abarcaba toxicología, química e inmunología forenses. Finalmente, la sección de criminalística, con el doctor Molina Álvarez, realizaba estudios de documentos cuestionados y balística.

Esa primera estructura médico-legal tuvo un comienzo muy austero, pero se destacó por su gran mística. El presupuesto inicial fue de sólo veinticinco mil colones (cuatro mil dólares en esos años). El personal era mínimo. La sección central la integraban el doctor Acosta y dos médicos de medio tiempo, los doctores Leonidas Poveda Estrada y Manuel Zeledón Pérez, y una secretaria. La sección de patología forense estaba compuesta por el doctor Vargas y un patólogo asistente de medio tiempo, el doctor León TroperNusinovicz, y una secretaria. Las otras dos secciones solamente estaban conformadas por el respectivo jefe.

La morgue judicial se inició con un solo técnico de autopsia, el señor Jorge Barboza Castro. Al poco tiempo, se vio la necesidad impostergable de contar con un guarda para recibir los cadáveres que eran traídos en horas de la noche. Una secretaria, la señora Miriam Soto, se encargaba de transcribir los protocolos de autopsia que los patólogos forenses escribían a mano y de mecanografiar los dictámenes respectivos que eran en su totalidad redactados por el doctor Vargas.

El cargo de patólogo asistente fue sucesivamente ocupado por los doctores León Troper (de grata memoria), Flora Mullner, Jorge Piza y Pedro José Ruiz Sotela. En 1972, se nombró el primer médico residente. Este cargo lo ocupó la doctora Irina Selyukova a quien se le extendió una certificación en Patología Forense porque las circunstancias entonces imperantes impidieron que tuviese un entrenamiento integral en medicina legal.

Con los recursos humanos iniciales de un tiempo y medio profesional, en la sección de patología forense se llegó a realizar un promedio de mil doscientas autopsias anuales.

A fines de 1973, por motivos de salud, el doctor Acosta se acogió a la jubilación. La Corte Plena, en sesión del 11 de diciembre de se mismo año, nombró al doctor Vargas Alvarado como segundo director del Organismo Médico Forense. Eran ya las postrimerías de esa institución, porque el 24 de mayo de 1974 empezó a regir la Ley 5524 del nuevo Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que en lo esencial fue, por lo menos en sus comienzos, el OMF original más la policía judicial.

En la nueva estructura, todo lo médico pasó a conformar el Departamento de Medicina Legal, bajo la dirección del doctor Vargas; toxicología y criminalística, constituyeron el departamento de laboratorios de ciencias forenses, con el doctor Chaves, y el novedoso departamento de policía judicial o de investigación criminal, se dejó al mando del doctor Molina. En otras palabras, el núcleo científico del OMF se mantuvo en las jefaturas departamentales del OIJ en sus primeros años, pero la dirección pasó a manos de abogados.

Para la historia deben destacarse dos cosas. La primera es que la existencia del actual OIJ quizá habría sido imposible sin el prestigio y la confianza que el Organismo Médico Forense alcanzó en sus diez años de existencia, por la iniciativa del doctor Acosta y por la mística de los doctores Vargas, Chaves y Molina. Esta experiencia sensibilizó a nuestros legisladores para otorgarle al Poder Judicial la autorización para establecer una policía que investigara los delitos y sus presuntos responsables.

La segunda cosa es que de las cuatro secciones actuales del Departamento de Medicina Legal (Patología, Medicina Forense clínica, Psiquiatría Forense y Medicina del Trabajo), patología forense constituye su columna vertebral pro la gloriosa tradición que se iniciara aquel primero de enero de 1965 cuando el doctor Eduardo Vargas Alvarado, como pionero de esta especialidad en Costa Rica, practicara las dos primeras autopsias médico-legales en la morgue judicial.

Al conmemorar este aniversario, hacemos extensivo nuestro reconocimiento a quienes sucedieron al Dr. Vargas en la jefatura de la sección de Patología: Irina Selyukova, Pedro José Ruiz Sotela, Félix Baudrit Gómez, Rodrigo Quirós Coronado, Ernesto Rojas Solano y Luis del Valle Carazo.

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