SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.39 issue2Análisis descriptivo de los antecedentes de exposición al virus Varicela Zoster (VVZ) en los trabajadores de un hospital pediátrico author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Revista Médica del Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera

Print version ISSN 1017-8546

Rev. méd. Hosp. Nac. Niños (Costa Rica) vol.39 n.2 San José Jan. 2004

 

La Bioética
Una necesidad en el mundo actual

 

Dr. Rafael Jiménez Bonilla

 

Introducción

Las investigaciones en la medicina se iniciaron desde el tiempo en que los chamanes y los brujos comenzaron a preocuparse por descubrir plantas y remedios caseros.

En aquellos tiempos, cuando lo único que estaba a su disposición era la naturaleza, los encargados de la salud de los pueblos debieron haber hecho múltiples ensayos con vegetales y pociones. Muchas de esas pruebas habrán sido exitosas, sin daño para sus contemporáneos y otras probablemente le causaron algún tipo de problema a los seres humanos involucrados.

Descubrir la fisiología del sistema nervioso, la anatomía de los vasos sanguíneos y del corazón, la forma en que trabaja el aparato digestivo, conocer la manera en que podían hacerse cirugías, y realizar autopsias para saber de qué murieron los enfermos, no fueron tareas fáciles.

Sólo el hombre dedicado, y sobre todo aquel capaz de anotar todas las observaciones para obtener de ellas diversos beneficios, consiguió éxito en la carrera del avance científico.

Sin embargo, el hombre ha pasado por épocas oscuras, donde el abuso a sus semejantes -en aras de la investigación médica- traspasó los límites permitidos para experimentar con la humanidad. Recordemos algunos ejemplos recientes.

En 1915, los alemanes utilizaron por primera vez en la historia las armas químicas, primero fue el gas de cloro y luego el de mostaza con efectos devastadores para los hombres que los aspiraron.

En 1932 se inició un estudio clínico en los Estados Unidos, conocido como el experimento de Tuskegee, en el que participaron 600 sifilíticos del Condado de Macon en Alabama, donde la sífilis era endémica. Todos los reclutados eran de raza negra y de condiciones sociales y culturales muy deplorables. Unos se usaron como controles, y el mayor número como grupo experimental. Lo único que se les ofreció para enrolarlos fue un tratamiento para su sangre enferma, transporte gratis hacia el hospital, una comida caliente y la promesa de darles cincuenta dólares a los sobrevivientes. Durante cuarenta años no se les suministró nada efectivo contra su enfermedad, a pesar de que -desde 1946- la penicilina había comenzado a usarse con éxito en los sifilíticos.

En la segunda guerra mundial se llevaron a cabo experimentos médicos sin el consentimiento de los pacientes y como si fueran animales de laboratorio, los nazis realizaron en los prisioneros de los campos de concentración, unos procedimientos en contra de toda lógica y ética. Aunque al frente de esos ensayos estaban médicos de buen nivel, se hicieron abusos y violaciones a los derechos humanos, que iban más allá de los beneficios que la ciencia podría obtener de tales experimentos.

A mitad del siglo XX nacieron en Europa, Canadá y América Latina, gran cantidad de niños con malformaciones severas (Dismelia: carencia de brazos y piernas), como consecuencia de que sus madres habían ingerido Talidomida, un medicamento salido al mercado farmacéutico sin los controles necesarios.

Estos ejemplos nos hacen ver que el ser humano ha actuado a veces de forma irracional, a pesar de haber obtenido una adecuada formación científica y moral.

A la par de todas esas atrocidades, el género humano ha tenido en el último siglo grandes logros en el campo de la medicina, algunos de los cuales se citan a continuación:

Descubrimiento de la aspirina (Hofmann, 1900).

Invención del cardiógrafo (Einthoven, 1903).

Caracterización de la insulina (Banting y Best, 1921).

Uso de la vacuna contra la tuberculosis (Calmett y Guerin, 1924).

Descubrimiento de la penicilina (Fleming, 1928).

Aparición de la primera sulfa (Domagk, 1933).

Caracterización del primer antihistamínico (Bovet, 1937).

Descripción de la relación directa entre tabaco y cáncer de pulmón (Müller, 1939).

Uso de la primera quimioterapia contra el cáncer (Farber, 1948).

Descubrimiento de la cortisona (Hench, 1949).

Primer trasplante de riñón (Lawer y West, 1950).

Uso del primer antisicótico (Delay y Deniker, 1952).

Descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico (Watson, Crick, Franklin y Wilkins, 1953).

Uso del primer antihipertensivo (Müller, Schlittler y Bein, 1953).

Descubrimiento de la primera vacuna eficaz contra la poliomielitis (Salk, 1954).

Primer trasplante de corazón (Barnard, 1967).

Primer by pass coronario con vena safena (Favaloro, en Argentina, 1968).

Primera fertilización in vitro (Steptoe y Edwards, 1978).

Primera angioplastía coronaria (Grüntzig, 1980).

Identificación del virus del SIDA (Montagné, 1990).

Uso de los primeros inhibidores de proteasa contra el SIDA (Dorsey, 1996).

Primera clonación de un ser vivo (Wilmut, 1997).

Primer tratamiento contra la disfunción eréctil en el varón (Campbell, 1997).

Caracterización del genoma humano por un equipo multidisciplinario (2001).

 

Estos avances científicos cambiaron radicalmente el panorama de la medicina en el mundo. Sin embargo, no sólo ésta cambió. Durante el siglo XX, el hombre comenzó por primera vez en su historia a preocuparse de la supervivencia del planeta, y también se dio cuenta de que los alimentos transgénicos van a ser la única forma de alimentar a una población mundial cada día más numerosa; sin embargo, algunos de ellos han demostrado efectos secundarios insospechados. Aunado a todo esto, el hombre empezó a manipular el inicio de la vida, y aparecieron fecundaciones in vitro, mantenimiento de embriones humanos en bancos de almacenamiento, y clonación de seres vivos. También los biólogos (llevados ahora a un nivel molecular y convertidos más en químicos que en biólogos), los botánicos, los zoólogos y los ecologistas, empezaron a alertar a la comunidad mundial sobre los daños al entorno, pero algunos de ellos han empezado a preocuparse más, no del organismo total, sino de alguna de sus partes. Ante este panorama de grandes cambios, apareció la bioética, una nueva disciplina, compleja y multidisciplinaria.

 

Historia de la Bioética

La bioética nació hace 34 años, y hasta hace poco, sólo algunas personas conocían el significado de este neologismo.

El acuñamiento de la palabra bioética se lo disputaron durante un tiempo el bioquímico Van Rensselaer Potter y el Kennedy Institute of Ethics de la Universidad de Georgetown en Washington. Sin embargo, el crédito definitivo se le dio a Potter, que la usó por primera vez en 1970, un año antes de que naciera el citado Instituto.

La palabra bioética podría parecer un término ambiguo, dado que está formada por dos raíces que no especifican si la vida estará sobre la ética o viceversa. Pero precisamente esa supuesta ambigüedad, es la que la hace grande y muy actual. Lo importante de Potter y del nacimiento de la bioética, es haber propuesto un puente entre la cultura científica (relacionada a la vida y al medio ambiente) con la cultura humanista (enfocada principalmente a la ética clásica). Todo esto fue propuesto con el fin de orientar la investigación científica al servicio de la humanidad.

Al hablar sobre los orígenes de la bioética, es necesario tener presente los momentos cruciales de la vida de los hombres: desde la concepción hasta la muerte, y también darse cuenta de que en el mundo actual, debido al crecimiento gigantesco de la población, los servicios médicos han ido haciéndose cada vez más costosos y deshumanizantes, y la relación médico-paciente, tan antigua como la propia medicina, ha perdido la dimensión real entre los seres humanos, porque desde siempre, el código hipocrático llevó a beneficiar al paciente y a no causarle daños. Sin embargo, las nuevas tecnologías han hecho que aparezcan serias dudas sobre lo que resulta o no beneficioso para los pacientes.

Aspectos de gran trascendencia en la historia de la humanidad, que también deben ser tomados en cuenta cuando se habla del nacimiento de la bioética, son la disminución de la mortalidad infantil y la prolongación de la vida del hombre, a expensas de controlar las infecciones y desarrollar una medicina preventiva. También el final de la vida ha cambiado, y las técnicas de soporte vital ahora quieren mantener vivos a pacientes en estados vegetativos, lo que crea conflictos entre los padres, los religiosos y los médicos. A la par de todo esto, el hábitat mundial se deterioró y empezó una erosión de enormes proporciones en el planeta, así como la contaminación de la tierra, de la atmósfera, del aire y del agua.

Ante este panorama, y ante los hechos de un materialismo indiscriminado, que ha venido involucrando a muchos participantes en investigaciones médicas poco éticas, así como a diversos grupos de científicos, legisladores, religiosos, filósofos, eticistas y personas preocupadas por el bien de la sociedad, comenzaron a formarse instituciones donde pudiera enseñarse la disciplina de la bioética.

Importancia de la bioética.

Sin lugar a dudas, la bioética debe popularizarse en el mundo, debido a que los medios masivos de difusión presentan a diario los nuevos avances de la ciencia. Esto ha hecho que el ciudadano común esté relativamente bien informado sobre la biotecnología, la ingeniería genética, la viabilidad de los embriones guardados a bajas temperaturas, el aborto, las nuevas formas de fertilización humana, la utilidad de las células madres, el uso generalizado de trasplantes de órganos, la clonación de seres vivos, y los últimos adelantos del genoma humano que es patrimonio de la humanidad.

Como ya hemos visto, también el ciudadano común está al tanto de la violencia y de la tortura practicada a diversos grupos humanos, así como del daño producido contra el medio ambiente, que está poniendo en peligro la supervivencia de nuestro planeta.

Durante algunos años, la ciencia y la tecnología se divorciaron de la ética, y ésta misma se ha visto relegada a las elucubraciones de los filósofos, que a veces estuvieron alejados de la realidad del desarrollo científico.

En la segunda mitad del siglo XX, con la aparición de varias declaraciones universales y de códigos de moral médica, donde se tomaron en cuenta los derechos de las personas que iban a ser sometidas a investigaciones, la humanidad empezó una nueva etapa de reflexión mundial con el fin de evitar abusos. La bioética inició entonces un diálogo interdisciplinario entre los diferentes grupos ocupados por desarrollar la ciencia y la tecnología, permitiendo reflexionar a la vez sobre aspectos que son claves en la vida del hombre, tales como la ética, las buenas costumbres, la religión y la ciencia.

Debemos tener presente que los que vivimos buena parte del siglo XX, nos dimos cuenta de que esa centuria fue proclive en asesinatos en masa, y que el desplazamiento de las poblaciones fue enorme, llevando a miles de personas a refugiarse en países vecinos y en lugares donde la xenofobia empezó a incrementar el odio entre los diferentes grupos raciales.

Los Comités Ético-Científicos.

Desde los juicios de Nüremberg en 1947, se vio la necesidad de que los sujetos que van a ser estudiados estén de acuerdo en formar parte voluntariamente de la investigación. Posteriormente, la Asociación Médica Mundial redactó en 1964 la trascendental Declaración de Helsinki, la cual ha presentado varias actualizaciones, y cuyas recomendaciones siguen utilizándose para guiar la investigación en seres humanos. Posteriormente, la "National Commission for the protection of human subjects of biological and behavioral research", presentó en 1978 el llamado Reporte Belmont, un código de normas que debe regir la investigación en seres humanos, tomando en cuenta principalmente el respeto por la autonomía (poder decidir si una persona participa o no en un ensayo clínico), la beneficencia (presumir siempre el bien o el bienestar de los pacientes) y la justicia (que cada individuo reciba en todo momento un trato justo y equitativo).

Estos reportes, así como muchos otros, han tratado de encausar adecuadamente la investigación en seres humanos, y llevaron a la creación de los Comités Ético-Científicos, a los cuales se deben presentar todos los protocolos de trabajo en que se vayan a involucrar seres humanos.

Estos comités son ético-independientes y deben ser multidisciplinarios, y fueron creados para salvaguardar los derechos, la seguridad y el bienestar de las personas que van a participar en ensayos clínicos, preocupándose en todo momento por que se preserve la integridad de los participantes, y sobre todo, enterándolos de lo que se les va a hacer, por medio de un Consentimiento Informado sencillo y escrito en forma clara, el cual deberá ser firmado por ellos y mantenido bajo custodia de los investigadores.

En nuestro país, al Hospital Nacional de Niños le cabe el orgullo de haber creado, en 1975, el primer comité de esta índole, el cual ha trabajado sin interrupción desde esa fecha, velando siempre para que los proyectos en que intervienen niños sean realizados éticamente. Desde su inicio, este comité fue conformado por personas de alta calidad moral, de diferente sexo, y por lo menos, con uno de los miembros de un área no científica, preferiblemente un abogado.

La bioética ha llevado a estos comités a tomar decisiones en conjunto después de discutir los problemas ampliamente, y por consiguiente, aunque el hombre siempre puede errar, las posibilidades de cometer errores se disminuyen sobremanera al tener en esos grupos a personas de alta categoría moral y con perspectivas muy diferentes.

El futuro de la bioética.

La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por la pluralidad y por el relativismo.

Estos hechos, heredados al siglo XXI, presentan en la actualidad una crisis de la razón y un aumento de la heterogeneidad cultural y religiosa. De un sistema bastante homogéneo en épocas anteriores, se pasó a un sistema donde la tolerancia y el respeto a la pluralidad

han tomado el primer plano, y tanto en la vida moral, política y creencial, hemos pasado a múltiples códigos, que nos sirven para resolver sin problema cualquier tipo de cuestionamiento, porque siempre habrá una puerta que nos dé la razón. El relativismo es la norma. Sin embargo, saber si se está en un error o en lo correcto, ya no es tan fácil como en el pasado. Por lo tanto, se hace necesario establecer diálogos y discusiones entre grupos bien preparados, que logren orientar el futuro de la raza humana.

Por otra parte, tan complicado como hacer un diagnóstico clínico, comunicar una decisión trascendental a un paciente, aplicar o no un nuevo tipo de tratamiento o influenciar para que los padres acepten una medicación para sus hijos, es tomar una decisión ética sobre diversos aspectos de la vida de los seres humanos. En cualquiera de estos casos, los actores principales deben prepararse adecuadamente para poder tomar la decisión correcta.

Al hablar del futuro de la bioética, debemos tomar en cuenta que en el mundo moderno cada día es más evidente la democracia participativa, en la que existen sectores muy contradictorios, y que muchas veces, algunos de esos sectores son los que crean las leyes de los diferentes países. Por consiguiente, la forma de ver los problemas no es igual en todas las sociedades.

Ante este panorama, a la bioética le corresponde crear cátedras universitarias, hacer foros de discusión y velar porque se establezcan permanentemente grupos bien preparados e interdisciplinarios, donde se discutan los puntos clave del desarrollo humano. Igual de importante será hablar de los nuevos tipos de fecundación, como de los problemas de la tala de árboles, de la contaminación del planeta, de la ingeniería genética, de los animales de experimentación, y de la seguridad del uso de los alimentos transgénicos.

La única forma que el hombre tendrá de llegar a conclusiones valederas que lo hagan avanzar por un camino seguro (porque con las perspectivas actuales el progreso humano no está garantizado), serán las discusiones bioéticas y pluralistas que se lleven a cabo entre científicos, abogados, ecologistas, genetistas y representantes de otras ramas del conocimiento, respetando en todo momento los credos personales, la cultura y la sicología de los diferentes grupos raciales, así como la legislación interna de cada país.

Es muy fácil escabullir las preguntas difíciles y no pensar ni siquiera en ellas, pero los bioeticistas no deberán rehuir los grandes desafíos del momento, y no les quedará otra alternativa que asumir el reto y discutir los problemas de la humanidad presente y futura. En la mayoría de los casos, la bioética no tendrá la solución final a los múltiples problemas complejos, pero sí será la brújula que indicará el camino a seguir dentro de un bosque complicado de argumentos válidos.

 

Bibliografía

1. Llano Escobar A. ¿Qué es Bioética? Primera edición. 3R Editores, Santa Fe de Bogotá, Colombia, 2000.        [ Links ]

2. Rodríguez Gómez G. Manual de Investigación Clínica. ICIC, San José, Costa Rica,1999.        [ Links ]

3. Murillo Salas R. Algunas cuestiones sobre Bioética como nueva ciencia, legislación civil y magisterio católico. Ediciones Sanabria S.A., Alajuela, Costa Rica, 2001.        [ Links ]

4. Gracia D. Fundamentación y enseñanza de la bioética. 2da. edición. Editorial El Búho, Santa Fe de Bogotá, Colombia, 2000.        [ Links ]

5. Gracia D. Bioética clínica. 1ra edición. Editorial El Búho, Santa Fe de Bogotá, Colombia, 1998.        [ Links ]

6. Cely Galindo G. Gen-Ética. Donde la vida y la ética se articulan. El mundo de los transgénicos. Primera edición. 3R Editores, Santa Fe de Bogotá, Colombia, 2001.        [ Links ]

Jefe Unidad de Bioética e Investigación
Hospital Nacional de Niños
"Dr. Carlos Sáenz Herrera"