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Revista Médica del Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera

Print version ISSN 1017-8546

Rev. méd. Hosp. Nac. Niños (Costa Rica) vol.31 n.1-2 San José Jan. 1996

 

Consumo de alimentos en niños menores de 1 año en una zona rural de Costa Rica
 
 
Dra. Georgina Gómez*
 
 
    
Introducción

Todo ser humano debe consumir alimentos en cantidad suficiente para llenar los requerimientos de energía y nutrientes que demanda su organismo, dependiendo de la edad, sexo, actividad física y estado fisiológico. En los primeros años de vida la alimentación adquiere especial importancia, ya que el niño que nace sano crece rápidamente hasta alcanzar aproximadamente 10 kg de peso y 75 cm de talla durante el primer año. Durante este primer año de vida se contemplan tres etapas en la alimentación del niño:

  • Lactancia materna
  • Ablactación (introducción de alimentos distintos a la leche materna)
  • Destete definitivo
La lactancia materna es ideal para suplir las necesidades nutricionales del niño y además presenta una serie de ventajas tanto económicas y sociales cuanto para el bienestar y salud del niño como para la madre(1). La leche materna puede sostener el crecimiento del niño adecuadamente hasta los seis meses de vida; sin embargo, para lograr el aporte óptimo de los nutrientes necesarios para su crecimiento, su desarrollo y su salud, a partir de los 4 a los 6 meses, la lactancia materna se debe complementar con otros alimentos. Estos alimentos son introducidos a edades cada vez más tempranas.

Generalmente, la introducción de nuevos alimentos aumentan los riesgos de infección y desnutrición, principalmente si se desconocen los métodos apropiados para la preparación de los alimentos infantiles con técnicas de higiene adecuada y con la utilización de alimentos de alto valor nutritivo preparados en el hogar(9).

Entre el cuarto y el sexto mes, el niño logra una capacidad digestiva que le permite tolerar alimentos diferentes a la leche, y realizar con la lengua los movimientos necesarios para deglutir los alimentos(3). Simultáneamente al proceso de maduración neuromuscular, la función renal madura, permitiendo al niño recibir una cantidad mayor de proteínas en la dieta sin la consecuente carga de solutos(9, 10).

La textura de los primeros alimentos debe ser de puré suave, para que sea fácil de tragar sin masticar, pero suficientemente firme para que el niño lo distinga de la leche; la consistencia se debe aumentar gradualmente para permitir la masticación. Al comenzar la dentición, el niño está preparado para empezar a consumir alimentos con mayor consistencia y partículas más grandes que lo estimulen a masticar. Esto constituye un paso preliminar para preparar al niño a consumir los alimentos de la dieta normal de adulto(9, 10).

Durante el primer año de vida se recomienda un aporte energético de 105 y 115 Kcal por kilogramo de peso por día para el primer y segundo semestre respectivamente, de modo que supla la energía necesaria para el crecimiento, los procesos metabólicos, la termoregulación y la actividad física del niño.

Los requerimientos de proteínas se estiman entre 2 y 2,4g/kg/día en los primeros seis meses, y de 2g/kg/día de los 6 a los 12 meses(2).

A pesar de que la mayor parte de los niños mantienen un adecuado estado nutricional aun cuando existen grandes variaciones en su alimentación, es importante que se mantengan las siguientes características en su dieta:

  • Debe ser adecuada, pero no excesiva en calorías y nutrientes esenciales.
  • Debe ser de fácil digestión.
  • Debe recibir alimentos que promuevan el desarrollo de hábitos de alimentación adecuados.
  • Debe existir una razonable distribución del valor energético total de la dieta entre los aportes de proteína, grasa e hidratos de carbono.
  • Se recomienda que entre el 7 y 16% de las calorías deriven de las proteínas, 40% de las grasas y las restantes de los carbohidratos(3).
El objetivo de este estudio fue el de identificar los hábitos de alimentación de niños de 4 a 10 meses de edad de la población de Tucurrique, y a la vez evaluar el aporte nutricional de la dieta que reciben.
 
 
Materiales y Métodos

La muestra estuvo constituida por 31 niños de 4 a 10 meses de edad, que cumplían con las siguientes características: clínicamente sanos, con medidas antropométricas normales, y que al momento del estudio estuvieran recibiendo alimento sólido en forma de puré o papilla, que consumieran leche de vaca y con buena ingesta y apetencia de alimentos.

La información referente a hábitos alimentarios se analizó mediante la frecuencia de consumo de alimentos, para lo cual se utilizó el formulario previamente diseñado para este fin. Los datos obtenidos se expresaron en cantidades promedio por semana. Las cantidades se estimaron por medio de medidas caseras y mediante la utilización de modelos de alimentos. Para determinar la contribución nutricional de la leche materna se consideró que el niño consume un promedio de 68 ml de leche en 10 minutos(7).

Para evaluar nutricionalmente la dieta de los niños se utilizó el método de registro estimado durante tres días consecutivos, para lo cual se le solicitó a la madre que registrara los alimentos que el niño consumía durante las 24 horas incluyendo la leche materna. Las cantidades se estimaron utilizando medidas caseras y modelos de alimentos. Los datos fueron analizados utilizando el programa Nutri-Calc(8).
 
 
Resultados

Frecuencia de consumo de alimentos:

Todos los niños evaluados consumen algún tipo de leche. La leche materna fue consumida por el 19% de los niños, en un promedio semanal de 28 tomas aproximadamente o su equivalente a 4 tomas al día. Los otros dos tipos de leche que se consumen son leche fluida pasteurizada y la leche entera en polvo. La primera fue consumida por el 48% de la población en estudio en una cantidad promedio de 8.080 ml por semana. La leche en polvo se consume en una cantidad promedio de 801 g semanales por el 32% de los niños. Ningún niño consumió más de un tipo de leche.

El huevo de gallina fue consumido por el 23% de la muestra, con una frecuencia de una unidad una o dos veces por semana. La yema de huevo se consumía con una frecuencia que oscila entre menos de una vez por semana hasta siete veces por semana, en promedio se consumen tres yemas semanales por niño.

La carne molida de res fue consumida con mayor frecuencia que el resto de las carnes, pero en menor cantidad que otras carnes. También se incluyeron en la alimentación del niño el atún, el pollo y las vísceras, con un promedio semanal de 70, 113 y 99 g por semana respectivamente. En su totalidad los productos de origen animal aportan el 77% de las proteínas de la dieta de la muestra.

En cuanto a las leguminosas, la única que se menciona en el estudio es el frijol negro que fue consumido por el 12% de los niños en una cantidad promedio de 304 g por semana.

Los vegetales más frecuentemente consumidos fueron el chayote, el ayote y el zapallo; los cuales eran consumidos 1 o 2 veces por semana. Siendo Tucurrique una zona productora de pejibaye es importante destacar que el 4% de los casos hizo referencia al consumo de pejibaye, en una cantidad promedio de 0,8 unidades por semana lo que equivale a 25g aproximadamente.

La fruta entera que se ofreció al niño con más frecuencia (77%) fue el banano; otras frutas a las que se hace referencia son la papaya, el melón, la sandía y el limón dulce, los cuales consumían con una menor frecuencia. También se consumieron otras frutas como la piña y la naranja pero en menor cantidad. La frecuencia prevaleciente para el consumo de frutas enteras fue de 1 a 2 veces por semana (25 casos), y de 3 a 4 veces por semana (24 casos).

Los jugos de fruta se consumían de 3 a 4 veces por semana. El jugo de naranja por ejemplo, fue consumido por el 55% de los niños en una cantidad promedio de 420 ml por semana. Los frescos de fruta, en comparación a los jugos, se consumen con mayor frecuencia.

El tubérculo consumido más frecuentemente y en mayor cantidad fue la papa: un 84% de los casos la consumieron en cantidades promedio de 193 g por semana. También se incluyeron otros tubérculos como el camote, el tiquisque y la yuca. La mayor parte de los tubérculos fueron consumidos con una frecuencia de 1 a 2 veces por semana.

Al 71% de los niños se les incluyó arroz en su alimentación diaria; y al 61% pasta, con una frecuencia que varía de 1 a 4 veces por semana. También se menciona el pan, la tortilla y otros cereales.

El azúcar se incluyó diariamente en el 68% de los niños de la muestra en cantidades promedio de 3 cucharaditas diarias, lo que equivale a 200g por semana. Se incluyó en esta estimación el azúcar que se adicionaba a la leche y los refrescos. También se hizo referencia a los dulces, los cuales se ofrecieron al niño con una frecuencia mayoritaria de 1 a 2 veces por semana.

Con relación a las grasas, se citó la utilización de manteca vegetal y eventualmente la margarina para la preparación de los alimentos que el niño consumía.
 
 
Evaluación nutricional:

El cuadro 1 muestra los porcentajes de adecuación de energía y nutrientes. Se puede observar que en los tres grupos de edad estudiados la dieta cubre las necesidades de energía, sobrepasando la cantidad recomendada para los grupos de 4 a 6 meses y de 8 a 10 meses de edad. El consumo de proteína supera ampliamente las Recomendaciones Dietéticas Diarias (RDD) (6), lo que eventualmente podría representar una carga de solutos para una función renal aun en proceso de maduración(5). La dieta de los niños es deficiente en hierro, retinol y niacina. Estos mismos nutrientes son deficiencias en la dieta del costarricense del Area Metropolitana, según Monge(6) para 1987.

 
 
Cuadro 1
Composición de la dieta de niños menores de un año
y porcentajes de adecuación según las RDD.
 
Nutriente
 
Valores de consumo diario promedio ± error estandar
(Porcentaje de adecuación)
 4 a 6 m*
6 a 8 m*
8 a 10 m*
Energía (kcal)
901 ±132 (111)
772 ± 81 (97)
944 ± 72 (119)
Proteínas (g)
27 ± 5 (222)
26 ± 3 (169)
33 ± 4 (233)
Grasas (g)
41 ± 7
27± 3 
39 ± 4
Carbohidratos (g)
100 ± 14
112 ± 14
112 ± 10
Calcio (mg)
887 ± 246 (234)
610±113 (154)
912 ± 135 (207)
Fósforo (mg)
802 ± 207 (296)
563 ± 94 (215)
732 ± 115 (259)
Hierro (µcg)
4,1 ± 0,5 (37)
4,1 ± 0,1 (33)
4,6 ± 0,5 (37)
Retinol (meq)
572 ± 88 (39)
309 ± 41 (22)
507 ± 50 (27)
Tiamina (mg)
052 ± 0,10 (150)
0,41 ± 0,05 (112)
0,50 ± 0.05 (127)
Riboflavina (mg)
1,44 ± 0,37 (323)
0,97 ± 0,17 (221)
1,34 ± 0,18 (281)
Niacina (mg)
4,3 ± 0,7 (72)
4,1 ± 0,8 (60)
4,6 ± 0,9 (61)
Vitamina C (mg)
59 ± 12 (160)
39 ± 10 (121)
59 ± 6 (194)
*m: mes
 
 
 Distribución del Valor Calórico Total:

Se estimó que las calorías totales de la dieta provienen en un 49,5% de los carbohidratos, un 37% de las grasas y un 13% de las proteínas, de las cuales el 76% son de origen animal y el 24% de origen vegetal.
 
 
Discusión

El patrón de alimentación de la muestra se analizó mediante la frecuencia de consumo de alimentos. Se observó que la alimentación de los niños se basa principalmente en leche, la cual representa la principal fuente de productos de origen animal. Los productos animales en su totalidad, aportan el 76% de las proteínas, lo que asegura un suministro adecuado de aminoácidos esenciales. Sin embargo, el consumo de proteínas duplica las recomendaciones, lo que eventualmente podría presentar una carga de solutos para una función renal aun en proceso de maduración.

Las fuentes más importantes de carbohidratos complejos son el arroz, el pan y los tubérculos como la papa, el camote, el tiquisque. Los carbohidratos simples en forma de azúcar blanca y confites representan el 3,5% de las calorías totales de la dieta.

Las grasas utilizadas en la preparación de los alimentos son ricas en ácidos grasos saturados, cuya digestibilidad y grado de absorción son menores que otras grasas, por mayor proporción de ácidos grasos poliinsaturados.

Las frutas enteras y en jugos, y los vegetales que se incluyen en la alimentación del niño son variados, pero no se dan en cantidades suficientes para cubrir sus necesidades de vitaminas y minerales a pesar de su buena disponibilidad en la comunidad.

Con respecto a la evaluación nutricional de la dieta de los niños, se determinó que los porcentajes de adecuación más altos lo presentan el fósforo y la proteína, lo mismo que el calcio, la tiamina y la vitamina C, que superan el 100% de adecuación; lo mismo ocurre con el aporte energético. Los porcentajes de adecuación son bajos para la niacina, y en el caso del hierro y el retinol son bastante deficientes según las Recomendaciones Dietéticas Diarias. La energía proveniente de las proteínas, grasas y carbohidratos, se distribuye de manera adecuada, ajustándose a lo recomendado.
 
 
Resumen

El presente estudio se realizó con el fin de determinar los hábitos de alimentación de niños de 4 a 10 meses de edad de la población de Tucurrique, y de evaluar el aporte nutricional de su dieta. Mediante la frecuencia de alimentos se determinó que la alimentación de los niños se basa principalmente en leche y se complementa con vegetales, frutas, cereales y carnes. La evaluación nutricional demuestra que la dieta es adecuada en energía, proteína, calcio, fósforo, tiamina, riboflavina y vitamina C y deficiente en hierro, retinol y niacina. Los carbohidratos representan la principal fuente de energía seguidos de las proteínas y por último las grasas.
 
 
Agradecimiento

A la Dra. Adriana Blanco y la Licda. Sandra García, y al Instituto Costarricense de Investigación en Nutrición y Salud (INCIENSA) por su colaboración para el estudio.
 
 
Bibliografía
 
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10. Vega L.: Cuándo y cómo dar alimentos al lactante. Cuad. Nutr. 1: 18, 1988.         [ Links ]
 
 
* Departamento de Bioquímica, Escuela de Medicina, Universidad de Costa Rica.