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Revista Costarricense de Ciencias Médicas

Print version ISSN 0253-2948

Rev. costarric. cienc. méd vol.18 n.2 San José Jun. 1997

 

Prevalencia de parásitos intestinales en una población antendida en la clínica de
Hatillo del  Ministerio de Salud, 1995-1996
 
 
Veko Pardo 1 ,   Francisco Hernández 2*
  
 
Resumen

Las parasitosis intestinales han disminuido drásticamente en las últimas dos décadas; sin embargo, continúan siendo un problema importante en poblaciones marginales, carentes de una adecuada infraestructura para eliminación de excretas así como de agua potable, condiciones comunes a asentamientos precarios, como los localizados cerca de la clínica del Centro de Salud de Hatillo. Por tal motivo se planteó el análisis de los datos sobre parasitismo intestinal de ese centro.

Las muestras de heces (3506) fueron analizadas por tres técnicos del Centro de Salud de Hatillo, entre 1995 y 1996. El 8,2 y 4,1% fueron positivas por Ascaris y Trichuris, respectivamente. Los protozoos más frecuentes fueron Entamoeba coli y Endolimax nana, encontradas en el 17,4 y 14,7% respectivamente y Giardia dudenalis fue diagnosticada en el duodenalis 9,3% de las muestras. La prevalencia de Ascaris es prácticamente el doble de la informada para el país en 1982, dato similar al descrito para poblaciones marginales de la misma área. La alta prevalencia de parásitos intestinales encontrada en esta clínica puede deberse a los pacientes que provienen de las poblaciones marginales aledañas.
(Rev. Cost. Cienc. Méd. 1997; 18-2:45-50).

Palabras Clave

Parasitismo intestinal, población marginal, Ascaris, Trichuris, Giardia, Entamoeba.

 
Introducción

 
El estudio de los parásitos intestinales peyorativamente es relegado a un segundo plano en muchos laboratorios clínicos e incluso es considerado así por algunos profesionales de la salud. Esta discriminación podría tener su origen en el personal encargado de tales análisis, pues en la mayoría de las clínicas, este análisis se asigna a técnicos de laboratorio en cuyo entrenamiento y práctica diaria, muchas veces no hay un adecuado control de calidad; así el resultado del estudio coproparasitológico depende de la experiencia y acuciosidad del personal entrenado para tal fin. Sin embargo, en la Universidad de Costa Rica se le da la importancia real al problema de las parasitosis intestinales y por ende a la capacitación del microbiólogo en esos estudios.

Hace tres décadas lo común en un análisis de heces era el hallazgo de uno o varios parásitos (1-6), hoy día eso ha cambio, al grado de que cuando aparece una muestra con varios parásitos se mira con asombro (7). Esa disminución en el parasitismo intestinal de una prevalencia superior al 50% en la década de 1960 a menos del 5% para 1982, fue documentada por Mata y colaboradores en el análisis de la segunda encuesta nacional de parasitismo (8), señalando cambios seculares que ya se vislumbraban al observar la prevalencia de parásitos intestinales en estudios como el descrito por Morales y Lizano en 1978 (9).

Sin embargo, los estudios parasitológicos llevan implícitos una serie de agravantes que impiden una comparación efectiva, como el ya apuntado, de que muchos de esos análisis son realizados por personal técnico, usualmente no estandarizado. Además, se emplean diversas técnicas, que incluyen desde métodos de concentración hasta la simple observación a fresco de las heces y por ello la sensibilidad de los métodos varía considerablemente. Finalmente, con algunas excepciones, se refieren a la población que acude a un determinado centro de salud, por lo cual no representan a la población de una comunidad, sino que están sesgados a los grupos más preocupados por la salud o a ciertos grupos etarios.

No obstante los problemas apuntados, se hizo un análisis de los exámenes coproparasitológicos realizados en la Clínica de Hatillo, del Ministerio de Salud, durante un periodo de 2 años, tratando de discriminar hasta donde fuese posible los errores más obvios.
 

Materiales y métodos

 
LA Clínica de Hatillo del Ministerio de Salud recibe a gran parte de la población de Hatillo y de algunos asentamientos precarios ubicados a poca distancia del centro. Además, durante los meses de marzo a junio de 1996 en este centro se atendió a la población de Alajuelita, pues el laboratorio de la Clínica de esa zona estaba en remodelación y readecuación.

Durante los 2 años de estudio se analizó un promedio de 156 muestras mensuales, que corresponden a un total de 3.506. Cada muestra se analizó a fresco y ese análisis estuvo a cargo de tres técnicos de laboratorio. Los datos diarios fueron alimentados en una base de datos, donde se anotó el número de expediente, nombre, edad, sexo y el resultado de los exámenes. Los pacientes remiten las muestras de heces como análisis de rutina.

 
Resultados

 
El protozoo encontrado con mayor frecuencia fue Entamoeba coli con 611 (14,4%) casos, seguido de Endolimax nana con 516 (14,7%) casos y Giardia duodenalis ( G. intestinalis o G. lambia o lamblia intestinalis) con 327 (9,3%) casos. Otros sarcodinos y flagelados fueron informados en números muy bajos y en el período estudiado no se informó la observación de Balantidium coli. En cuanto a helmintos, los dos más prevalentes fueron Ascaris lumbricoides (289 casos, 8,2%) y Trichuris trichiura (144 casos, 4,1%).

Con excepción de Giardia, cuya, mayor frecuencia se encontró en preescolares (13%), el resto de los protozoos fue más frecuente en adolescentes o adultos jóvenes. La prevalencia descrita para Ascaris y Trichuris fue relativamente baja y en ambos casos los preescolares fueron los más parasitados en 10,6% y 5,8% respectivamente. Sin embargo, es importante señalar que 15 niños menores de un año (6,6%) estaban parasitados por Ascaris y tres (1,3%) por Trichuris. Los individuos, mayores de 59 años constituyen el grupo menor representado en la muestra, pues sólo se analizaron 39 individuos, de los cuales sólo uno estuvo parasitado por Trichuris.

En la Figura 1 se muestra la distribución mensual de los datos de E. Coli, Endolimax, Giardia y Ascaris, parásitos cuyas características morfológicas son muy conspicuas y que por lo tanto podría deducirse que su diagnóstico sería más certero y por lo tanto menos subestimado. En esta figura la curva de mayor prevalencia corresponde a E. Coli, con un perfil bimodal, con un pico máximo hacia julio de 1995 y otro en enero febrero de 1996, los protozoos tienden a seguir ese mismo patrón.
 

 Discusión

 
Los datos presentados no representan una comunidad en particular, pues aunque todos los pacientes fueron analizados en la Clínica de Hatillo, este grupo representa a una población más amplia que por determinadas razones acude a ese dispensario de salud. Además, los análisis fueron realizados por personal técnico, como ocurre en la mayoría de las clínica e incluso en hospitales.

Estos datos brindan un panorama del nivel de parasitosis intestinales en la comunidad y señalan los grupos etarios más afectados. Por otra parte, la distribución mensual de los casos diagnosticados sigue un perfil que recuerda la prevalencia de diarreas en el área metropolitana (10), lo que indirectamente podría estar asociado, pues al presentarse la diarrea, hay un aumento del peristalitismo intestinal y mayor excreción fecal, lo que podría arrastrar y poner de manifiesto los parásitos intestinales en el examen coproparasitológico. Además, durante esos períodos las madres llevan más a sus hijos a la clínica en busca del tratamiento para la diarrea y obviamente el examen de heces por parásitos es indicado en esos casos por los médicos, lo que se traduce en un mayor número de muestras durante los períodos de mayor frecuencia de diarreas. Sin embargo, con estos datos no es posible calcular la frecuencia global de parasitismo, pues en la base de datos no están consignados los casos de infecciones múltiples.

La frecuencia de Trichuris, (4,1%) y de Ascaris, (8,2) descritas en este estudio, podrían estar sesgadas por errores diagnósticos, pues la primera es similar a la descrita en la última encuesta de parasitismo, en tanto la segunda es prácticamente el doble (11). No obstante se encuentra cierta similitud en esta última si se compara con los resultados de estudios realizados con poblaciones marginales, como los realizados por Kosoff et al. (12) y Reyes et al. (13). Ambos estudios muestran niveles altos, al menos para Ascaris y Trichuris, que superaron el 15%, lo cual es por lo menos tres veces superior al nivel de parasitismo informado por Mata et al. para 1982 (8) y para 1996 (11).

El factor común en los estudios señalados de poblaciones marginales (12,13), incriminable con esa alta parasitosis, es su condición de poblaciones marginales y por ende con condiciones de higiene paupérrimas, condiciones que se encuentran cada vez que se analiza el contexto epidemiológico de los casos importantes de parasitismo intestinal (14).

En los comunidades precarias aledañas a la Clínica en estudio se encuentran esas condiciones, que usualmente son comunes a la mayoría de los asentamientos de viviendas precarias, lo que obviamente se reflejará en un nivel alto de parasitismo intestinal, que siempre será superior al promedio descrito en las encuestas nacionales.
 

Abstract

 
The prevalence of intestinal parasitism decreased during the last two decades. But, the problem persists in marginal populations, because they lack adequate infraestructure for sewage disposal and do not have sufficient potable water. Such conditions are common in shanty towns near the Hatillo Health Center, which is located in Southern of San José, Costa Rica. We choose this site to perform the analysis of intestinal parasitism because the presence of the unhealthy conditions in the neighbourhood of the clinic.

Stool samples (3506) were analyzed by three technicians during 1995 and 1996. Positive results were found in 8,2 and 4,1% of them, with technicians Ascaris and Trichuris, respectively, and the most frequent protozoa were Entamoeba coli and Endolimax nana, found in 17,4 y 14,7% respectively, and Giardia was identified in 9,3% of the samples. The prevalence of Ascaris was almost twice the value reported for the country in 1982, and was similar to the prevalence found in marginal populations from the Hatillo area in 1987. We conclude that such high prevalence of intestinal parasitism found in this clinic is closely related to patients coming from places with unhealthy conditions.

Key Words

Intestinal parasitism, marginal population, Ascaris, Thichuris, Giardia, Entamoeba.

 
Agradecimientos

 
Se agradece el apoyo del personal técnico del Centro de Salud de Hatillo, en especial a los señores Manuel Castro, Guillermo Cháves, José Angel Sandoval y Carmen Camacho. También se agradece el apoyo el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica.

 
Referencias

 
1. Hunter GW, Swartzwelder JC, Redmond DL, Shearer LA, Tonn J, Vargas RA, Brenes MA, Ríos JAZ, Montoya CR. A survey of three Costa Rican communities for intestinal parasites. Rev Biol Trop 1965; 3:123-133.         [ Links ]

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3. Kotcher E, Hunter GW, Villarejos VM, Swartzwelder JC, Payne FJ. Estudios epidemiológicos sobre cuatro nemátodos intestinales transmitidos por el suelo en Costa Rica. Bol Of Sanit Panam 1967;63:420-430.         [ Links ]

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8. Mata L, Pardo V, Hernández F, Albertazzi A, Visconti M, Mata A, Fernández R, Nuñez E, Vizcaíno M. Cambios en la prevalencia de helmintos intestinales en Costa Rica, 1966-1982. En: Control and eradication of infectious diseases. An international Symposium. PAHO Copubl. Ser Nº 1.. Pan American Health Organization, Washington, D.C. 1985:208-220.         [ Links ]

9. Morales MT, Lizano C. Cambios observados en la problemática del parasitismo intestinal en las últimas dos décadas. Rev Méd Hosp Nal Niños 1978;3:1-78.         [ Links ]

10. González P, Sánchez A. Rivera P, Jiménez C, Hernández F. Rotavirus and coronavirus in the etiology of the annual outbreak of diarrhea in Costa Rican children. Rev Biol Trop 1997. En prensa.         [ Links ]

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12. Kosoff P, Hernández F, Pardo V, Visconti M, Ziemmerman M. Urban helminthiasis in two socioeconomically distintc Costa Rican communities. Rev Biol Trop 1989; 37:181-186.         [ Links ]

13. Reyes L, Marín R , Catarinella G, Vargas A, Valenciano E, Albertazzi C, Novigrodt R, Chinchilla M. Parasitósis intestinal en niños de guarderías de San José, Costa Rica. Rev Cost Cienc Méd 1987; 8:123-128.         [ Links ]

14. Henández F, Arguello A, Rivera P, Jiménez E. Balantidiasis: Persistence of an old problem. Rev Biol Trop 1993; 41:149-151.         [ Links ]
 

1. Centro de Salud de Hatillo, Ministerio de Salud, San José, Costa Rica.

2. Facultad de Microbiología, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica.

* Correspondencia.