Hirsuto, desaliñado, mal hablado como el que más, así apareció Isidro Chacón en mi pequeña oficina de Director del Museo Nacional de Costa Rica en la primera mitad de los setentas. Quería trabajar en el Museo. En lo que fuera. Decía que le "cuadraba" eso. Y en aquel evidente desarreglo de vida sorprendí en su mirada un temple, un propósito, que es raro percibir en la mayoría de las personas de su edad. Y le di un trabajo. Ahora no recuerdo exactamente el título de su puesto pero era una especie de factótum con cierta dedicación  exclusiva a servir de asistente a otro alucinado, Phil DeVries. La yunta perfecta. Pero fue durísimo arrear a esos bueyes por el áspero camino de una institución desfinanciada, incomprendida, marginada de todos. Pero es por la aspereza que se llega a las estrellas y ese par alcanzó las estrellas, cada cual en lo suyo, y más allá. Para mí, escribir esta reseña es quizás un error porque domina mi pensamiento una fuerte emoción y un inmenso cariño por esos, mis dos hijos espirituales adoptivos, los mariposeros del Museo.

El libro que no ocupa ahora no tiene parangón en la historia natural del país. El logro de Isidro y su jóven coautor, José Montero, es un hito porque el grupo de los lepidópteros es uno de los más numerosos y complejos del gran conjunto de los insectos y aquí este par de místicos nos presentan un conciso, didáctico, informativo, tratado sobre un tema que siempre se soslayó por falta de información local, de literatura, por la enormidad de la empresa que era tratar de encontrar la punta de lamadeja de las mariposas y polillas. Y ellos lo han logrado.

Isidro no ha tenido una vida fácil. Rechazado del programa de posgrado en la Universidad de Costa Rica, por razones harto tenues e insignificantes, Isidro personificó la ceguera de nuestras autoridades universitarias que, carentes de luces pedagógicas, se ciñen a la letra del reglamento para suplir sus deficiencias y mientras las grandes universidades se esfuerzan en fabricar programas de grado a la medida de los talentos en este mundo que se especializa más y más, aquí la tabla rasa es rechazar al "especial" y dedicarnos, con gran entusiasmo y ahínco, a producir en masa, al estilo de Henry Ford, graduados que terminan como guías de turistas o administradores de supermercados (me entero en estas fechas que uno de nuestros mejores entomólogos se ufana en ocupar el puesto de supervisor de la cadena Wall Mart en nuestro país). Isidro, hoy distinguido especialista apreciado en los más grandes museos del mundo, respetado y tratado como igual por los científicos más renombrados de América y Europa, se rie de esas frustraciones de su juventud y sigue produciendo, incansable, más y más conocimiento sobre las mariposas y las "palomas". Un modelo ejemplar para los jóvenes que se matriculan en nuestras flamantes fábricas de mediocridades.

Volviendo al libro, está bien organizado. Desde el huevo y el ciclo de vida hasta el adulto y su morfología, reproducción, alimentación, origen y clasificación del orden Lepidoptera, una lista de los subórdenes hasta las tribus de lepidópteros costarricenses y una sección donde se describen 33 familias del país, ricamente ilustradas. Como es costumbre de la Editorial INBio, el mismo volumen presenta el mismo contenido en idioma inglés, lo que convierte los libros en volúmenes pesados y no de campo. Si el objetivo es económico tal vez se justifique esta dualidad pero al angloparlante no le interesará tampoco cargar con 2/3 de lasm páginas de un texto en español y viceversa.

Pero hay que reconocer que la Editorial INBio ha realizado una inmejorable labor de divulgación, uno de los pocos impactos que ha tenido esa institución en el país, fuera de una inexaustible masa de propaganda.

Una obra para todas las bibliotecas especializadas y de los naturalistas.

Luis D. Gómez
Director Emérito, Jardín Botánico Wilson, OTS.