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Revista de Biología Tropical

On-line version ISSN 0034-7744Print version ISSN 0034-7744

Rev. biol. trop vol.55 n.2 San José Jun. 2007

 

Distribución de aves acuáticas en las lagunas de oxidación de la ciudad de La Paz, Baja California Sur, México

Elvia Margarita Zamora-Orozco1, Roberto Carmona1,2 & Georgina Brabata1

1 Universidad Autónoma de Baja California Sur, Departamento de Biología Marina, Apdo. Postal 19-B, La Paz, Baja California Sur, C.P. 23080, México. Fax (612) 1-28-08-01; beauty@uabcs.mx

2 Universidad Autónoma de Baja California, Facultad de Ciencias Marinas, Apdo. Postal 1653, Ensenada, Baja California

Recibido 20-III-2002. Corregido 13-IX-2006. Aceptado 12-I-2007.

Abstract: Distribution of aquatic birds in oxidation lagoons of La Paz city in South Baja California, Mexico. Taxonomic composition, spatial and temporal distribution of aquatic birds in oxidation lagoons (LO) of La Paz city in south Baja California, Mexico, were determined during 24 censuses realized in two-week intervals (April/98-March/99). There are five lagoons of 5 Ha each and 17 ha of terrains constantly flooded that serve as feeding areas for cattle and birds. One hundred twenty three species were observed, 75 of which were aquatic birds. A total of 46 041 observations were made (average 1 918 birds/census). Richness and abundance of aquatic birds were influenced mainly by migration of anatids and sandpipers. The first group had the greatest abundance due to its affinity towards fresh water bodies. The terrains were the favorite sites of dabbling ducks (Anas) and sandpipers. In contrast, two of the most abundant species (Oxyura jamaicensis, 12.5 % of all species, and Fulica americana, 8.8 %) restricted their presence to the oxidation lagoons. LO presented a bird structure of its own and atypical, according to the dryness of the region. Rev. Biol. Trop. 55 (2): 617-626. Epub 2007 June, 29.

Key words: Aquatic birds, migratory birds, distribution, Baja California, oasis.

Las migraciones que la mayoría las aves neárticas llevan a cabo les permiten pasar el invierno en zonas menos extremosas (Kasprzyk y Harrington 1989). Para realizar estos movimientos, utilizan una serie de sitios eslabonados, por lo que la desaparición de alguno de ellos, puede ocasionar un notorio efecto negativo acumulado (Myers et al. 1987). Una parte importante de las áreas de paso e invernación se encuentran en los trópicos y subtrópicos, donde en general, existen pocos estudios (Rubio et al. 1997).

La Península de Baja California, se ubica en la porción noroccidental de la República Mexicana y forma parte del Corredor Migratorio del Pacífico (Carmona y Danemann 1998). La región sur de dicha península, se caracteriza por un clima seco subtropical, con precipitación media anual menor de 200 mm (García y Mosiño 1969). Dada la aridez de la región, los ambientes dulceacuícolas son escasos (Guzmán et al. 1994). Al sur de la península se localiza la región de La Paz, en ella no se cuenta con cuerpos dulceacuícolas naturales; sin embargo, se tienen registros de la avifauna en dos zonas artificiales, el embalse de aguas tratadas del ejido El Centenario y las lagunas de oxidación de la Ciudad de La Paz (LO) (Carmona et al. 1999, Castillo-Guerrero y Carmona 2001).

En las últimas décadas, el constante incremento demográfico en el extremo sur de la península, ha provocado alteraciones de hábitat en diferentes localidades, incluida la Ensenada de La Paz (Guzmán et al. 1994). Los desechos que producen los asentamientos urbanos, en especial las aguas residuales, pueden resultar perjudiciales para la naturaleza. Por lo que, la limpieza de estas aguas es un objetivo constante del gobierno. En la ensenada de La Paz, hasta 1985, la limpieza se efectuaba a través de cinco lagunas de oxidación (en adelante L1 a L5) de 5 ha cada una; actualmente no son utilizadas, pero permanecen con agua (Carmona et al. 1999). Las lagunas han conformado un ecosistema dulceacuícola, utilizado por un número importante de aves migratorias y residentes (Zamora-Orozco 2001). Dada la capacidad de desplazamiento de la mayoría de las aves acuáticas, los ambientes dulceacuícolas aledaños deben ser considerados como parte del mosaico paisajístico que la región ofrece a estos organismos (Castillo-Guerrero y Carmona 2001).

A pesar de la aparente importancia que LO representa para las aves, ningún estudio sistemático ha sido publicado a este respecto. El trabajo presente se abocó a determinar la distribución temporal y espacial de las aves acuáticas en la zona, durante un ciclo anual.

Materiales y métodos

La Bahía de La Paz, se localiza en la costa sudoriental de la Península de Baja California, en el Noroeste de México. La bahía presenta un clima semidesértico, con una temperatura media anual de 23 °C y una precipitación media anual de menos de 200 mm. Los vientos del sur dominan de abril a agosto, mientras que a partir de octubre y hasta marzo, dominan los vientos del noroeste (Jiménez 1983).

Las cinco lagunas de oxidación se localizan en las afueras de la ciudad de La Paz, por la carretera al norte (24°6’35.7" N y 110º20’59.1" W), suman 25 ha de espejo de agua, además su superficie se incrementa por 17 ha de terrenos aledaños (TA), que son constantemente inundados. Estas lagunas presentan una profundidad que va de los 3 cm a 2.5 m, además entre ellas hay un gradiente de profundidad donde L1 es la más somera y L5) la más profunda. Alrededor de ellas crece vegetación de desierto (como mezquite, palo verde y frutilla, entre otros) y árboles exóticos (eucalipto). Durante cinco meses del estudio (noviembre a marzo), L4 y L5 permanecieron secas, por cuestiones de limpieza por parte del personal de la planta de tratamiento.

En las cinco lagunas y los terrenos aledaños se efectuaron censos con periodicidad quincenal, durante un ciclo anual (abril de 1998 a marzo de 1999). En cada ocasión se contó e identificó a las aves presentes. Los recorridos se realizaron siempre al amanecer, paralelos al margen mayor de cada una de las lagunas; desde L1 hasta L5. Los conteos se realizaron con binoculares (8x y 10x) y telescopios (1560x), a una distancia no mayor de 100 m de los grupos de aves. Las aves se contaron directamente cuando sus números lo permitieron y en el caso de bandadas mayores a 300 individuos, la abundancia se estimó con base en el método de Page et al. (1979), con las sugerencias de Kasprzyk y Harrington (1989), respecto a la estandarización de las estimaciones.

Se estimaron las abundancias promedio mensuales, mismas que fueron divididas por grupo funcional. Respecto a la riqueza (también por grupo funcional), ésta se presenta como el total de especies vistas en cada mes. Adicionalmente, se calculó el promedio mensual de las cuatro especies numéricamente más importantes (más del 9 % de la abundancia total).

Resultados

Se observaron 75 especies de aves acuáticas (Cuadro 1) y 48 terrestres (Apéndice I), pertenecientes a 13 órdenes, 34 familias y 82 géneros. Respecto a las acuáticas, 26 especies fueron residentes y 49 migratorias (Cuadro 1).




Durante el año se acumuló un total de 46 041 registros de estas aves. Los grupos más abundantes fueron anátidos y aves playeras con 44.1 y 31.7 % del total acumulado, respectivamente. Las familias de aves acuáticas con mayor número de especies fueron: Ardeidae (11), Anatidae (19), Charadriidae (5), Scolopacidae (14) y Laridae (10) (Cuadro 1). Por otro lado, siete de estas especies están dentro de alguna de las categorías de protección definidas por el Gobierno Mexicano (Semarnat 2002), una en peligro de extinción y seis requieren protección especial (Cuadro 1). Adicionalmente dentro de las aves terrestres observadas dos se consideran amenazadas y tres bajo protección especial (Semarnat 2002; Apéndice 1).

La abundancia mostró fluctuaciones, con los menores números en primavera-verano (abril a julio), en otoño temprano inició un ascenso, con una relativa estabilización entre octubre y febrero, a partir de marzo los números disminuyeron (Fig. 1A). Al dividir la abundancia por grupo funcional, se observó que los playeros fueron los primeros en arribar al área, en julio, con sus mayores abundancias entre agosto y noviembre, posteriormente sus números declinaron, para prácticamente abandonar la zona en febrero (Fig. 1A). Por su parte, los anátidos iniciaron su llegada entre septiembre y octubre, con sus números más altos en otoño (agosto a noviembre), a lo largo del invierno sus abundancia disminuyeron, con un notorio decremento a inicios de primavera (marzo; Fig. 1A). Por su parte, los ardéidos, siempre en números modestos, alcanzaron su máxima abundancia entre octubre y diciembre, y sus mínimos en el verano (Fig 1A). Los rálidos, que estuvieron representados por una sola especie (Fulica americana Gmelin, 1789), alcanzaron sus abundancias mayores entre mediados de otoño e invierno (octubre a febrero; Fig. 1A). Los láridos, aunque en bajos números, se presentaron a lo largo de todo el año (Fig. 1A).

 

Fig. 1. A. Abundancia mensual promedio de aves acuáticas por grupo funcional observadas en las Lagunas de Oxidación. B. Riqueza específica mensual de aves acuáticas por grupo funcional observadas en las Lagunas de Oxidación.
Fig. 1. A. Monthly abundance average of aquatic birds by functional group, in the Oxidation Ponds. B. Monthly
specific
richness of aquatic birds by functional group observed in the Oxidation Ponds.

La riqueza mostró sus valores menores en el verano (junio y julo), con un incremento en agosto, entre septiembre y diciembre las riquezas se mantuvieron altas y relativamente estables, entre enero y marzo tendieron a disminuir, con repuntes en primavera (abril y mayo; Fig. 1B).

Por grupo funcional, la riqueza de los anátidos presentó sus valores máximos entre noviembre y febrero y la menor durante el verano y el otoño temprano (mayo a septiembre). Los playeros estuvieron presentes durante todo el año, con sus valores máximos entre el otoño temprano y mediados del invierno (agosto-diciembre), a partir del cual disminuyeron, para alcanzar sus menores riquezas en verano (mayo-junio). Los grupos restantes mantuvieron un número de especies relativamente homogéneo a lo largo del año (Fig. 1B).

Las cuatro especies numéricamente más importantes, fueron el pato rojo (Oxyura jamaicensis Gmelin, 1789) con 13 % de la abundancia total, el pato canelo (Anas cyanopteraVieillot, 1816) con 9.5 %, el playerito occidental (Calidris mauri Cabanis, 1857, 9.3 %) y la gallareta gris (F. americana, 9.2 %). En general se observaron dos tendencias, en la primera se incluyen el pato rojo, el pato canelo y la gallareta gris; estas aves aparecieron en el otoño temprano (septiembre-octubre), con sus máximos números entre el otoño tardío (noviembre) y el invierno (febrero), a inicios de la primavera (marzo) las tres especies disminuyeron sus abundancias (Fig. 2A, B, D). La segunda tendencia sólo incluyó al playerito occidental, especie que únicamente estuvo bien representada en el otoño temprano (agosto y septiembre) (Fig. 2C).


Fig. 2. Abundancia mensual promedio de las cuatro especies más numerosas: A. Pato rojo (o. jamaicensis),
B. Pato canelo
(A. cyanoptera), C. Playerito occidental (C. mauri), D. Gallareta gris (F. americana); en las
Lagunas de Oxidación.

Fig. 2. Monthly abundance average of the four species more abundant: A. Ruddy Duck (O. jamaicensis), B.
Cinnamon Teal
(A. Cyanoptera), C. Western Sandpiper (C. mauri), D. American Coot (F. americana); in the
Oxidation Ponds.

Discusión

En LO la riqueza global de la avifauna acuática fue alta (75 especies); al compararla con la registrada para otras zonas peninsulares, como el estero de San José con 50 especies (Guzmán et al. 1994), ríos Mayor y Hardy con 62 especies (Ruiz-Campos y Rodríguez-Meraz 1997) y la salina de Guerrero Negro con 79 especies (Carmona y Danemann 1998). Lo que se resalta aún más al considerar que el área de estudio alberga esta riqueza en una superficie mucho menor (ca. 45 ha), a la que presentan cualquiera de las zonas antes mencionadas.

De la misma forma que en la zona costera de la Ensenada de La Paz y que prácticamente la totalidad de los humedales de la península, la mayoría de las especies observadas fueron migratorias (vgr. Guzmán et al. 1994, Carmona y Danemann 1998, Castillo-Guerrero y Carmona 2001). Así, LO es utilizada como sitio de escala y recuperación y como área de invernación por las aves migratorias. Además, es una zona de alimentación y refugio de especies locales durante todo el año, gracias al riego constante que recibe la comunidad vegetal adyacente. Sin embargo, en la mayor parte de los humedales peninsulares, el grupo numéricamente más importante es el de las aves playeras (Page et al. 1997, Carmona et al. 2004), en contraste en LO el grupo dominante fue el de los anátidos, lo que se relaciona con la presencia de agua dulce.

El incremento poblacional humano conlleva una reducción de hábitats óptimos para las aves nativas, las cuales son desplazadas e incluso erradicadas (Myers et al. 1987, Llinas y Jiménez 1997). Pero, como en el caso de LO, es posible compensar esta pérdida mediante la implementación de áreas artificiales (Myers et al. 1987, Schnack et al. 2000), demostrando que algunas actividades humanas son compatibles con la conservación; una situación semejante se encuentra en el embalse de El Centenario, área que también alberga una comunidad aviar diversa (Castillo-Guerrero y Carmona 2001). El alto número de especies observadas se relaciona con la coexistencia en la zona de aves marinas, dulceacuícolas y terrestres, lo que en una región típicamente árida como la península, contrasta con el resto de los ambientes.

En lo que se refiere a las especies más abundantes:

Pato rojo (O. jamaicensis): la presencia de estos organismos en LO tuvo una tendencia semejante a la registrada por Guzmán et al. (1994), en el estero de San José del Cabo y recientemente, por Castillo-Guerrero y Carmona (2001) en el embalse de El Centenario, ya que en todos los casos se registraron las mayores abundancias en enero. En LO sus números variaron de 1 800 individuos en enero a 50 en la segunda quincena de mayo; como población invernante sumaron aproximadamente 600 individuos, cabe señalar que los números observados en el trabajo presente son los más altos registrados para la península.

Pato canelo (A. cyanoptera): el comportamiento en las abundancias de esta especie indica que la zona fue básicamente utilizada como sitio de paso y recuperación durante sus movimientos migratorios (otoño y primavera), patrón semejante al observado por Castillo Guerrero (2000).

Playerito occidental (C. mauri): LO es utilizada aparentemente como una zona alterna de alimentación por individuos que van de paso por la Ensenada de La Paz (Carmona et al. 2003). Durante el otoño, dados sus mayores requerimientos energéticos causados por la migración y la muda de plumas primarias en los adultos (O’Reilly y Wingfield 2003), la presencia de lugares alternos de alimentación no influenciados por el nivel de marea, como LO, cobra particular importancia.

Gallareta gris (F. americana): En LO se presentó todo el año, lo que coincidió con lo visto en el Estero San José del Cabo (Guzmán et al. 1994) y en el embalse de El Centenario (Castillo-Guerrero y Carmona 2001). En el estero, sus mayores abundancias fueron en el verano, mientras que en LO y el embalse, ocurrieron en el periodo otoño-invierno, lo cual indica que la primera zona es importante para su reproducción y las dos últimas para su paso e invernacón (Castillo Guerrero y Carmona 2001).

En suma, LO fue utilizada fundamental-mente como una zona de paso otoñal por las aves playeras y como un área de invernación por los anátidos y los rálidos.

Agradecimientos

Se agradecen las facilidades otorgadas por la Comisión Nacional del Agua por el acceso irrestricto a sus instalaciones. También se agradece a Gorgonio Ruiz, Jorge Llinas y José Alfredo Castillo pos sus atinadas sugerencias y a todas las personas que ayudaron en el campo.

Resumen

Se determinó la composición taxonómica y la distribución espacial y temporal de aves acuáticas de las lagunas de oxidación (LO), de la ciudad de La Paz, Baja California Sur, México, durante 24 censos quincenales (abril/98marzo/99). Se trata de cinco lagunas, de cinco ha cada una y 17 ha de terrenos aledaños constantemente inundados que sirven como zona de alimentación para el ganado y las aves. Se observaron 123 especies de aves, de las cuales 75 fueron acuáticas. En total se realizaron 46 041 registros (promedio= 1 918 aves/censo). La riqueza y la abundancia estuvieron influenciadas por la migración, principalmente de anátidos y playeros, los primeros fueron el grupo más abundante, debido a su afinidad por cuerpos dulceacuícolas. Los terrenos aledaños fueron los preferidos por los patos vadeadores (Anas) y por los playeros. En contraste, dos de las especies más abundantes (Oxyura jamaicensis 12.5 % del total y Fulica americana 8.8 %), restringieron su presencia al espejo de agua. LO presentó un componente aviar propio y atípico, dada la aridez de la región.

Palabras clave: Aves acuáticas, aves migratorias, distribución, Baja California, oasis.

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