Los betílidos del género Sclerodermus son avispitas cuyas hembras son ápteras, de unos 2 a 3 mm, parecidas a una hormiga, que infligen picaduras dolorosas a seres humanos durante el día, especialmente cuando se tratan de aplastar con la mano. Los machos son alados y raramente se les encuentra. La familia Bethylidae comprende cerca de unos 100 géneros y más de 2200 especies en el mundo entero.1 El género Sclerodermus incluye unas 80 especies, de las cuales alrededor de 10 son conocidas en el Nuevo Mundo.2,5 Las especies de Sclerodermus, para reproducirse, actúan como parasitoides de las larvas de coleópteros xilofágicos de la familia Ptinidae (= Anobiidae). Las larvas de estos escarabajos hacen agujeros o galerías de 1 a 1,5 mm de diámetro, algo más pequeños que los de las termitas, y producen un polvo fino de la madera que se encuentra principalmente en diversos muebles viejos y estructuras de edificaciones (madera seca). Por esta razón, se ha dicho que la dermatitis que producen estas avispitas, ocurre con frecuencia en vendedores de antigüedades, ebanistas, restauradores y fabricantes de artículos de madera, por lo que se le considera, en ciertos casos, una dermatitis ocupacional.
Varios autores además la describen como una dermatitis estacional, ya que es más común en primavera y verano, y algunos la consideran como una urticaria recidivante6,7,9,11 Las hembras, al picar con su aguijón, producen pápulas eritematosas y pruriginosas que pueden alcanzar hasta un cm de diámetro e infectarse; en ocasiones producen cuadros urticariformes crónicos o angioedemas y pueden llegar a ocasionar cuadros anafilácticos.1,4,7-9 Estos síntomas o características de la dermatitis pueden ser producidos por especies diversas de Sclerodermus, o bien de otros géneros como Epyris, Holepyris, Cephalonomia y Goniozus. Cuadros clínicos de esta dermatitis han sido reportados en varios países de todos los continentes.6y9 En Japón, al menos dos especies de distintos géneros pueden producir esta dermatitis: Sclerodermus nipponicus y Cephalonomia gallicola.3
En este artículo se da a conocer un brote de esta dermatitis en los alumnos de un colegio capitalino en el cantón de Goicochea, San José de Costa Rica, aparentemente el primero en América Latina.
Métodos
Durante julio de 2015, uno de nosotros (LFJ) fue llamado para averiguar la causa de una dermatitis severa, aparentemente producida por insectos, que estaba ocurriendo en un colegio del área metropolitana de San José. El problema, según el personal administrativo, se inició en 2012, con algunas picaduras entre el personal que se movilizaba dentro de las instalaciones. El problema aumentó en 2013 y se aplicó un producto insecticida por parte de una compañía fumigadora contratada, pero para 2014 el problema continuó (después de una nueva fumigación) y se incrementó de manera dramática en 2015, tanto entre los alumnos de enseñanza primaria como de secundaria.
Se realizó una encuesta, con un cuestionario preparado para el caso: 46 estudiantes afectados (aproximadamente una tercera parte de la población total), de dos aulas de secundaria (21 mujeres y 25 hombres), con un promedio de edad de 14,7 años (entre 13 y 20 años).
Aprovechando las vacaciones de medio año se ingresó a las aulas y se encontró que la mayoría de las estanterías estaban perforadas por coleópteros taladradores (ptínidos), lo mismo que el emplantillado que sostiene las láminas o cuadros del cielo raso. Asimismo, se encontraron las avispas en los muebles y en todos los rincones. Se aplicó entonces imidacloprid (PremiseR) un producto insecticida en aerosol denominado “Premise” (imidacloprid, con una sustancia de acción penetrante en la madera), en una dosis de 5,0 ml/litro de agua.
Los escarabajos fueron identificados con las claves taxonómicas de White (1971,1982) y las avispas, con la ayuda del Dr. Celso Azevedo, de la Universidade Federal do Espirito Santo, Brasil. Especímenes de ambos tipos están depositados en el Museo de Zoología de la Universidad de Costa Rica.
Resultados
El número de lesiones ocasionadas por las avispas que picaron a cada estudiante varió entre más de 20 y menos de 5, aunque la mayoría de ellos fue picada entre 5 y 20 veces, a lo largo del año escolar 2015. Los lugares corporales más frecuentemente picados fueron, en orden descendente: brazos (81,8%), cuello (52,3%), piernas (31,8%), espalda (29,5%), abdomen (18,29%), pecho (11,4%), cara (4,5%) y codos (2,39%).
Discusión
El género Sclerodermus ha sido reportado en México, el Caribe y América del Sur,2 pero, hasta donde se pudo determinar, este es el primer registro de América Central. La distribución geográfica de las avispitas de la familia Bethylidae y de aquellos géneros cuyas especies pueden ocasionar una dermatitis con sus picaduras, es amplia por lo que pueden considerarse cosmopolitas.2 Los reportes en la bibliografía de dermatitis ocasionada por estas avispitas son relativamente escasos, aunque este tipo debe ser mayor que lo que se ha reportado.
Las manifestaciones cutáneas producidas por la picadura de estos himenópteros, se conocen desde principios del siglo anterior.4 Los principales reportes proceden de países europeos como Italia y España, y más recientemente de países asiáticos como Japón y Corea.8,9 Si bien en las Américas se conocen casos desde 1927 en los Estados Unidos,10 no encontramos referencias a esta dermatitis en América Latina, a pesar de que se han reportado varias especies de betílidos en esta región.2
Esto hace pensar que este tipo de dermatitis muchas veces pasa inadvertido, o bien, que no ha habido interés en reportarlo.
En cuanto al número de picaduras y su localización, el fenómeno es similar en todos los países en donde se han reportado. En este caso, los lugares preferidos o con más picaduras resultaron ser los brazos (81,8%) posiblemente por tratarse de una población estudiantil que los lleva al descubierto y los coloca sobre muebles infestados. Sin embargo, es evidente que las avispitas pueden picar en otras partes del cuerpo, aun debajo de la ropa o uniforme en nuestro caso.
El tipo de dermatitis que se produce y su duración también es similar en todos los lugares en donde se ha observado, con una pápula eritematosa que se puede modificar un poco, según circunstancias como el rascado o el grado de sensibilidad de la persona.4,9,11
El tratamiento de los materiales infestados con insecticidas que penetren la madera y que van dirigidos especialmente al coleóptero, es el método más eficaz de acabar con la plaga.1,11