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Acta Médica Costarricense

On-line version ISSN 0001-6002Print version ISSN 0001-6012

Acta méd. costarric vol.54 n.3 San José Jul./Sep. 2012

 

Revisión

Principales aspectos de los coccidios asociados a diarrea en pacientes VIH positivos

Key aspects of coccidia associated with diarrhea in HIV patients

Lucía Quesada-Lobo1*

*Dirección para correspondencia:


Resumen

Las parasitosis intestinales afectan sobre todo a los países en vías de desarrollo y constituyen un problema de salud pública, relacionado muchas veces con la falta de sistemas de salud eficientes, o fuentes de agua potable, que también se acentúan con enfermedades de fondo como Sida, que se presentan también en los países desarrollados. La bibliografía describe que Cryptosporidium spp, Isospora belli y Cyclospora cayetanensis son los parásitos con más frecuencia asociados con diarrea persistente en casos avanzados de pacientes con VIH/Sida. Este grupo de protozoarios requiere exámenes específicos para su diagnóstico, siendo la coloración de Ziehl-Neelsen, uno de los exámenes no rutinarios que permiten su identificación y que, en la mayoría de las ocasiones, no se realiza en el laboratorio si no es solicitado por el médico de manera explícita.

Descriptores: diarrea, coccidios, Cryptosporidium, Isospora, Cyclospora, Sida

Abstract

Intestinal parasites affect mainly developing countries and constitute a public health problem, often related to the lack of efficient health systems, or drinking water sources. These are also enhanced by underlying diseases such as AIDS, which are also present in developed countries. The literature describes that Cryptosporidium spp, Isospora belli and Cyclosporacayetanensis are the parasites most frequently associated with persistent diarrhea in patients with advanced cases of HIV/AIDS. This group of protozoa requires specific tests for diagnosis; the Ziehl-Neelsen stain is one of the nonroutine tests that allows their identification. In most cases, it is not performed in the laboratory if not explicitly requested by the doctor.

Keywords: diarrhea, coccidia, Cryptosporidium, Isospora, Cyclospora, AIDS


A nivel mundial 33,4 millones de personas están infectadas por el VIH; la mayoría de ellas vive en países de ingresos bajos y medianos. Se calcula que en 2010 contrajeron la infección 2,7 millones de personas.1 En etapas tardías de la enfermedad, hay un descenso del número de células CD4+ por debajo de 200 células/mm3 y desarrollo de infecciones oportunistas, tumores y complicaciones neurológicas.2

Las parasitosis intestinales tropicales, afectan principalmente a los países en vías de desarrollo y constituyen un problema de salud pública, relacionado muchas veces con la falta de sistema de salud eficiente, fuentes de agua potable, pero también acentuadas por enfermedades de fondo como SIDA, que afectan asimismo a los países desarrollados. La literatura describe que Cryptosporidium spp, Isospora belli y Cyclospora cayetanensis son los parásitos más frecuentemente asociados con diarrea persistente y con pérdida de peso, en casos avanzados de pacientes con VIH/SIDA. 3-8

Asimismo, se ha descrito como uno de los parásitos asociados a cuadros de diarrea en niños menores de 5 años, con prevalencias que varían desde el 7,7% hasta el 85,1%.3,4  El objetivo de esta revisión es destacar los coccidios que se desempeñan como los actores principales en los cuadros de diarrea de pacientes con VIH/Sida, la patología en estos pacientes y las herramientas para su diagnóstico.

Isospora belli

Las especies del género Cystoisospora (Isospora) son protozoarios parásitos pertenecientes al Filo apicomplexa, a los cuales también se les conoce como coccidios. El término coccidio abarca también a las especies de Cryptosporidium, Toxoplasma gondii y otros miembros del suborden Eimeriorina. En términos generales, los coccidios se caracterizan por ciclos de vida complejos. Sin embargo, los miembros del género Cystoisospora son capaces de completar su ciclo de vida en un solo hospedador. Los ooquistes de las especies del género Cystoisospora contienen dos esporoquistes, cada uno con cuatro esporozoitos. Los ooquistes de los géneros Toxoplasma y Sarcocystis, entre otros, están constituidos de manera similar, pero estos parásitos son heteroxenos y tienen un hospedador vertebrado intermediario, a diferencia de Isospora, por lo que se ubican en otra familia de coccidios.5

Resulta imposible determinar si en las primeras descripciones los autores hacían referencia a C. belli o a especies de Sarcocystis. Ejemplo de dicha confusión se encuentra en un trabajo pionero sobre las coccidiosis de E. R. Becker, publicado en 1934. Becker incluye bocetos que ejemplifican la esporulación propia de C. belli, pero al referrirse al parásito, lo hace como I. hominis.5

Las infecciones por C. belli son cosmopolitas, pero aparecen con mayor frecuencia en regiones tropicales y subtropicales, especialmente en Haití, México, Brasil, El Salvador, África, Medio Oriente y Sureste Asiático.6,7,8 Durante un estudio longitudinal llevado a cabo en Los Ángeles con pacientes con VIH/Sida (8), se determinó que la prevalencia de C. belli encontrada entre 16.351 pacientes a lo largo de 8 años, fue del 1%. La prevalencia era mayor cuando los pacientes eran nacidos en El Salvador (prevalencia de 7,4%), México (prevalencia de 5,4%) o cualquier otra étnia hispánica (prevalencia de 2,9%). Los pacientes con historia previa de pneumonía por Pneumocystis jirovecci resultaron menos propensos a la infección con C. belli, probablemente porque recibieron tratamiento con TMPSMX. Los investigadores concluyen que este comportamiento de cistoisosporiasis, de mayor prevalencia en los pacientes con VIH/Sida de origen latino, se debe a que están más expuestos a viajar a sus países, donde la enfermedad es más abundante, o a que tienen una inmigración reciente.8

En otro estudio llevado a cabo en Puerto Príncipe, Haití, 20 de 131 (15%) pacientes con VIH/Sida con infecciones oportunistas estaban infectados con C. belli.9 En Sao Pablo, Brasil, de 81 muestras de heces de pacientes inmunocompetentes, todas resultaron negativas por C. belli; mientras, de otras 81 muestras de heces de pacientes con VIH/Sida, 13 resultaron positivas (9,9%).10 Entre los países desarrollados, en España, 3 de 60 muestras (5%) de pacientes con VIH/Sida con diarrea, estaban positivas por ooquistes de C. belli.11

Animales domésticos como el cerdo, el perro, el gato y el conejo, no son hospederos definitivos apropiados para albergar la infección.12, 13 No obstante, se desconoce si otros animales servirían como hospedadores durante la transmisión de C. belli, pero la existencia de hospedadores paraténicos explicaría porqué suceden infecciones donde las medidas sanitarias son correctas.5

C. belli produce en pacientes inmunocompetentes, un cuadro acompañado de esteatorrea, cefalea, fiebre, malestar, dolor abdominal, vómito, deshidratación y pérdida de peso. La sangre en las heces no es un hallazgo común, al igual que la eosinofilia periférica observada en unos cuantos pacientes. La enfermedad tiende a la cronicidad, con parásitos en heces o en muestras de biopsia, incluso meses y hasta años después, y la recurrencia es frecuente. 14, 15, 16

La enfermedad es más severa en niños en comparación con los adultos. Se tiene registro de un niño de 6 meses de edad que permaneció 30 semanas con una infección por C. belli, la cual fue de desenlace fatal, a pesar de la continua nutrición parenteral.17 En este caso, la diarrea se caracterizó por deposiciones de 1 a 3 litros diarios, debido a una hipersecreción de fluido intraluminal tipo cólera. Sin embargo, no todas las infecciones en niños se desarrollan de esa manera, y hay diversos casos en los que el paciente se recupera sin mayor problema.18

En individuos con otra serie de inmunocompromisos, la cistoisosporiasis también suele ser más severa en comparación con el paciente inmunocompetente. Hay casos reportados de infección con C. belli en pacientes con la enfermedad de Hodgkin,14 con enfermedad linfoproliferativa de no-Hodgkin,19 en adultos con leucemia de las células T asociada al virus humano tipo I de células T20 y en pacientes con leucemia linfoblástica aguda.21

La diarrea producto de la infección con C. belli en individuos con Sida, es normalmente una diarrea tipo secretora, la cual además del cuadro febril y de la pérdida de peso significativa, conduce a una deshidratación muy severa que requiere hospitalización. A pesar de esto, las lesiones intestinales inducidas por C. belli y la respuesta al tratamiento son similares en los pacientes inmunosupresos y en los inmunocompetentes.5

Se ha descrito casos de cistoisosporiasis extraintestinal en pacientes con Sida.22, 23 Este tipo de cuadro se puede presentar como una historia de disfagia, náuseas, vómito y diarrea profusa, con gran pérdida de peso y conjuntamente con oportunistas como Pneumocystis carinii, citomegalovirus y candidiasis.22 En las autopsias se ha determinado caquexia severa, focos eritematosos y hemorrágicos a nivel de intestino delgado, ulceraciones de hasta 5 mm de diámetro, atrofia del borde en cepillo e hipertrofia de los ganglios linfáticos mesentéricos.5

La droga, tanto para el tratamiento como para la profilaxis, es el trimetoprim-sulfametoxazole (TMP-SMX). La ciprofloxacina es la alternativa en aquellos casos en los que el TMP-SMX está contraindicado (hipersensibilidad, trastornos hematológicos severos, infantes de menos de 2 meses de nacidos, entre otros). En un estudio aleatorio controlado se asignó a 22 pacientes en etapa Sida con infección por C. belli, 160 y 800 mg de TMP-SMX, respectivamente, o bien, 500 mg de ciprofloxacina dos veces al día durante 7 días.24 Quienes respondieron clínica y microbiológicamente recibieron después profilaxis durante 10 semanas (una dosis 3 días a la semana). El cuadro diarreico resolvió en 10 de los 12 pacientes tratados con ciprofloxacina. Uno solo de los pacientes tratado con TMP-SMX continuó excretando Cystoisospora incluso el día 7 postratamiento, pero sin síntomas diarreicos, y ya con 3 días adicionales de tratamiento, dejó de detectársele ooquistes en heces. Otra opción es la pirimetamina asociada con ácido fólico durante 14 días, seguida de dosis profilácticas.25

Cryptosporidium spp.

Tyzzer fue el primero en establecer el género Cryptosporidium, así como el reconocimiento de la existencia de varias especies a partir de estudios con C. muris de ratón.26 Tras el descubrimiento de Cryptosporidium, pasaron cerca de 50 años durante los cuales el parásito fue constantemente confundido con coccidios del género Sarcocystis. Tal confusión entre los dos géneros tuvo lugar porque muchos de los ooquistes de Sarcocystis spp. poseen una pared delgada que a menudo se rompe y libera los esporoquistes, cada uno con cuatro esporozoitos, tal y como los ooquistes de Cryptosporidium, que albergan en su interior cuatro esporozoitos.27 En los últimos años, las diversas caracterizaciones a nivel molecular de Cryptosporidium han contribuido a elucidar la confusa taxonomía de este protozoario, así como a validar la existencia de múltiples especies. Como resultado, se tiene a C. andersoni en ganado vacuno, C. canis en perros, C. felis en gatos, C. hominis en humanos, C. baileyi en gallinas y otras aves, C. galli en aves, C. meleagridis en aves y humanos, C. molnari en peces, C. muris en roedores y otros mamíferos, C. parvum en rumiantes y humanos, C. wrairi en cerdos de Guinea, C. saurophilum y C. serpentis en lagartijas y serpientes.26-32

La forma infectante de Cryptosporidium corresponde al ooquiste, elemento de resistencia del parásito que permite la diseminación de la infección. El ooquiste presenta una pared que puede ser fina o gruesa, lo cual se relaciona con diferentes vías de desarrollo esporogónico y de infección.27

Los esfuerzos más recientes en cuanto a la investigación sobre la cryptosporidiosis están principalmente dirigidos a la caracterización ecológica del parásito, sus fuentes de infección y los factores de riesgo asociados. Para ello se ha acudido a herramientas moleculares, a la identificación de vías metabólicas propias de Cryptosporidium para el desarrollo de drogas terapéuticas, y al esclarecimiento de la respuesta inmune durante la patología.33 Gracias a esos esfuerzos se ha facilitado la secuenciación completa del genoma de Cryptosporidium parvum, Cryptosporidium hominis y Cryptosporidium muris.

La criptosporidiosis es una infección de distribución mundial que se encuentra entre las enfermedades diarreicas emergentes más importantes del grupo de las transmitidas por contaminación del agua y alimentos. Muchos de los casos son esporádicos, pero cerca de un 10% son cuadros tipo epidémicos originados por consumo de agua o alimentos contaminados.24

La criptosporidiosis es responsable de altas morbilidad y mortalidad entre los pacientes infectados con el VIH. Entre este grupo de personas, quienes tienen diarrea elevan las prevalencias hasta un 14% y un 24% en países desarrollados y en vías de desarrollo, respectivamente.34

En un estudio llevado a cabo con 275 pacientes en etapa Sida y con diarrea crónica, se determinó que el agente causal en un 15,6% de los casos era Cryptosporidium spp. De ellos, el 33,3% eran personas homosexuales y un 10,6% utilizaban drogas intravenosas. Un 30% del 15,6% infectado con Cryptosporidium spp., sufría además de criptosporidiosis extraintestinal.35

En 1982, el Centro para el Control de Enfermedades en Atlanta documentó el papel de C. parvum como el responsable de la infección de 21 pacientes de Sida y 12 inmunocompetentes. Esas personas se expusieron a C. parvum de origen vacuno. Se ha observado la transmisión animalhumano, particularmente de ganado a veterinarios o hacia habitantes de zonas rurales, incluso desde conejos en contexto de laboratorio hacia los investigadores.36 Una serie de estudios señala que la transmisión de aislamientos humanos es contagiosa para una variedad de mamíferos.37 Se ha descrito la infección de turistas, principalmente cuando viajan a países en vías de desarrollo, de trabajadores de centros de salud y del personal y niños en guarderías.38, 39, 40 La infección en seres humanos con aislamientos de animales no mamíferos ha sido poco estudiada.

Cryptosporidium es, de los coccidios asociados a diarrea, el que ha sido más estudiado, por lo tanto, es del que se tiene más información acerca de su patología e inmunología. Infecta principalmente a nivel de intestino delgado. Con independencia de la especie, la infección con Cryptosporidium spp. se manifiesta como un cuadro diarreico en el 90% de los casos. El paciente inmunocompetente termina por controlar la infección, caracterizada por ser una diarrea acuosa, aguda y autolimitante, que perdura de 5 a 10 días. Sin embargo, en pacientes con defectos en la respuesta celular (Sida, desnutrición, leucemias, etc.), Cryptosporidium causa frecuentemente una diarrea crónica que podría involucrar el tracto biliar.41

A pesar de los numerosos estudios con modelos animales llevados a cabo con Cryptosporidium parvum, el alcance de estos modelos para explicar la respuesta inmunológica humana es limitada. El panorama clínico en roedores dista del humano, en tanto los ratones no desarrollan diarrea tras la infección. Los primates no humanos, aunque probablemente sean el mejor modelo, pues mimetizan la enfermedad humana, presentan muchas dificultades técnicas en comparación con el modelo murino. Cryptosporidium hominis, el principal agente causante de cryptosporidiosis, infecta únicamente a humanos y cerdos gnotobióticos, por lo que los modelos animales para su estudio son muy limitados. Para hacer los análisis aún más difíciles, la comparación que surge entre el modelo animal y el humano muestra que la respuesta inmunológica dista entre uno y otro. Por ejemplo, pareciera que en el ratón la producción de IFN-γ está asociada con las respuestas innata y primaria, 42, 43 mientras es posible que en el ser humano se asocie más con la respuesta de memoria hacia el parásito.44

Se han detectado Cryptosporidium spp. en nódulos linfáticos mesentéricos.45 Se cree que estos también son sitios disparadores de la respuesta inmune adaptativa. En la infección por Cryptosporidium, la secreción de quimiocinas por parte de las células epiteliales produce reclutamiento de células T activadas hacia la lámina propia, provenientes de las placas de Peyer, vía NLM y mediante la circulación. En cuanto a la presencia de anticuerpos, si bien se ha hallado inmunoglobulinas específicas del tipo IgG, IgM, IgA e IgE en pacientes infectados y convalecientes, se ha demostrado que ratones con depleción de células B pudieron resolver la infección por Cryptosporidium. De todas maneras, la IgA secretoria colaboraría en el control de la infección, bloqueando la entrada de los estadios luminales del parásito.45

Durante el curso de la infección se producen: IL-8, quimiocina ligando 5 (CCL5 o RANTES), proteína quimiotáctica de monocitos-1 (MCP-1) y proteína inflamatoria macrofágica- 2 a (MIP-2 a).45 Estas sustancias presentan función quimiotáctica. Diferentes tipos celulares (linfocitos T, células natural killer o NK, células dendríticas, monocitos, neutrófilos, eosinófilos y basófilos) son atraídos hacia el sitio de infección, según interacciones específicas entre las moléculas y sus receptores. Las células que son reclutadas hacia el intestino en mayor cantidad son linfocitos, macrófagos y neutrófilos, aunque estos últimos no tendrían una función muy relevante en el control de Cryptosporidium spp.45 No obstante, lo que es determinante para la resolución de la diarrea son los linfocitos CD4+, razón por la cual se exacerba la patología en el Sida.

El compromiso pulmonar es una rara complicación de la criptosporidiosis intestinal, descrita en pacientes inmunocomprometidos, la mayoría de ellos con enfermedad VIH/Sida avanzada. Las manifestaciones clínicas de la criptosporidiosis pulmonar son inespecíficas e incluyen tos crónica, fiebre y disnea como síntomas más frecuentes, y pueden acompañarse o no de signos radiológicos.46

Con frecuencia el paciente inmunocompetente resuelve por sí solo la infección. En el inmunocomprometido la severidad de los síntomas y el desarrollo de la enfermedad justifican el uso de drogas terapéuticas. En el paciente con Sida es vital restablecer, hasta donde sea posible, la inmunidad, mediante terapia antirretroviral altamente activa, incluyendo inhibidores de VIH-proteasa.47

En cuanto a un tratamiento específico contra Cryptosporidium spp., no existe aún en el mercado una droga determinada.24 Solo la nitazoxanida, la paramomicina y algunos macrólidos junto con otros antibióticos, han sido considerados medianamente recomendables, sin que puedan llegar a denominarse curativos. La nitazoxanida se ha utilizado en una dosis de 500-1500 mg dos veces al día, durante varias semanas, incluso meses. La paramomicina se puede utilizar en pacientes inmunocompetentes en una dosis de 1500-2000 mg al día, durante 7-14 días, para reducir los síntomas, pero sin que se logre erradicar a Cryptosporidium. En pacientes con Sida la paramomicina no parece surtir efecto. Entre los macrólidos, diversos ensayos catalogan la espiramicina, la claritromicina y la azitromicina como drogas con eficacia dudosa en pacientes con Sida. Es probable que el rifabutin, administrado como profilaxis contra Mycobacterium aviaum, tenga un efecto protector en un porcentaje de los casos de pacientes con Sida.24

Cyclospora cayetanensis

En 1986, Soave y colaboradores48 describieron un cuadro diarreico en cuatro viajeros que regresaban de México y Haití, y sugirieron que el agente causal era un patógeno nuevo. Entre 1991 y 1992, Ortega y colaboradores49 caracterizaron este organismo que durante mucho tiempo generó controversia, y lo definieron como una nueva especie de coccidio capaz de infectar al ser humano y perteneciente al género Cyclospora.

Cuando un hospedador susceptible ingiere alimentos o agua contaminada con ooquistes infectantes, los esporozoitos son liberados para infectar el epitelio intestinal de duodeno y yeyuno. Luego de dos ciclos de multiplicación asexual se forman merontes tipos I y II; este último se diferencia en formas sexuales o gametocitos. El macrogametocito es fertilizado por el microgametocito y se produce un cigoto a partir del cual se desarrolla el ooquiste, que será excretado por heces en forma de ooquistes no esporulados.50

Gran parte de la información que respecta a la epidemiología de Cyclospora proviene de turistas y de países en donde el protozoario es endémico, como Haití, Guatemala, Perú y Nepal. Entre 1996 y 1998 se presentó una serie de epidemias de diarrea causadas por C. cayetanensis en los Estados Unidos y Canadá. En ambos países se atribuyó como causa el consumo de frambuesas originarias de Guatemala.51-53 Investigaciones llevadas a cabo a partir de estos hechos, sugieren que Guatemala es un país en donde la infección por Cyclospora cayetanensis es endémica.54, 55

La infección por Cyclospora se caracteriza por anorexia, náuseas, flatulencia, fatiga, dolor abdominal, diarrea, fiebre moderada y pérdida de peso.56-60 La presentación clínica varía ligeramente entre las áreas no endémicas y las endémicas, en donde las infecciones asintomáticas suelen ser más frecuentes. Los síntomas clínicos son más severos en los niños. En las regiones endémicas los cuadros tienden a ser cada vez más favorables, conforme el paciente avanza en sus años de vida y la duración de la infección es menor. En el adulto mayor, al igual que en la población infantil, los síntomas vuelven a agravarse.53, 56, 61

La infección por Cyclospora puede pasar como asintomática en regiones endémicas y pacientes inmunocompetentes. Sin embargo, se ha reportado diarrea severa en ambos casos.

Existen informes escasos de desenlaces fatales en la infección 62 con Cyclospora. En pacientes inmunocompetentes se produce una pérdida de peso moderada (3,5 Kg en promedio), mientras que la pérdida de peso es mucho mayor en el paciente con Sida (7,2 Kg en promedio).63, 64 El período de incubación de la enfermedad es de alrededor de los 7 días.57, 58 No obstante, existe una diferencia en cuanto a su duración entre los inmunocompetentes y los pacientes con Sida. Mientras en el primer grupo la infección persiste cerca de 57 días, en los pacientes del segundo se prolonga alrededor de 199 días.65,66 La frecuencia de los movimientos intestinales en los pacientes inmunocompetentes con diarrea por Cyclospora es de 5 a 15 movimientos al día. Adicionalmente a la pérdida abrupta de fluidos, se ha reportado mala absorción de la D-xilosa.67 Con mayor frecuencia en el paciente con Sida, también se reporta enfermedad biliar tras la infección con Cyclospora.66 La colecistitis es otro hallazgo informado en los pacientes con Sida, 66,68 los cuales presentaron dolor abdominal en el cuadrante superior derecho y elevación de la fosfatasa alcalina.60

Tanto en pacientes inmunocompetentes como inmunocomprometidos, se ha descrito la coinfección con Cyclospora, Cryptosporidium y otros parásitos.69 Asimismo, se han detectado ooquistes de Cyclospora en muestras de origen no gastrointestinal. En dos reportes se describe la presencia de ooquistes en esputo de pacientes HIV positivo, con antecedentes de tuberculosis pulmunonar, 70, 71 lo que sugiere que Cyclospora podría considerarse un patógeno oportunista.

El tratamiento con TMP-SMX, en diversos esquemas de dosificación, ha resultado ser efectivo en la mayoría de los casos para resolver la
diarrea y lograr la negativización de las muestras de heces. La ciprofloxacina es el tratamiento de segunda elección. La tasa de recurrencia de la infección es mayor cuando no se utiliza posteriormente tratamiento profiláctico con dichos medicamentos.24

Diagnóstico

Tanto Cystoisospora belli, Cryptosporidium spp. y Cyclospora cayetanensis pueden ser detectados en muestras de heces por métodos muy similares. En los tres casos las muestras fijadas y teñidas con las técnicas de Ziehl-Neelsen o de Kinyoun, permiten ver los ooquistes con un tono que va desde rosado pálido hasta rojo intenso. En el caso de Cystoisospora belli, la identificación del ooquiste usualmente no esporulado de 20-30 um de diámetro, puede producirse también por las tinciones de Giemsaymediantesuautofluorescenciaazul-neón,aunalongitud de onda de 330-380 nm.72 Para detectar Cryptosporidium spp, en heces y otros fluidos, como esputo y contenido biliar, se han desarrollado técnicas de fluorescencia que emplean anticuerpos específicos, así como técnicas moleculares; no obstante, las tinciones ácido-resistentes siguen siendo las más utilizadas. La importancia de estas técnicas es que, dependiendo de su diseño, permiten identificar la especie de Cryptosporidium, lo cual a nivel epidemiológico es fundamental, dado que hay especies antroponóticas y antropozoonóticas.24

Conclusiones

Las coccidiosis asociadas a diarrea en individuos inmunocompetentes se caracterizan por una diarrea aguda, normalmente autolimitada. En pacientes inmunocomprometidos la enfermedad puede adquirir formas graves, potencialmente fatales. Las personas afectadas por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida son particularmente propensas a padecer formas graves de criptosporidiosis.

En cuanto al abordaje de la coccidiosis por Cystoisospora belli y Cyclospora cayetansis, sí posee un esquema de tratamiento adecuado, especialmente de relevancia en el paciente con Sida. Hasta la fecha, lo que pareciera generar las mejores respuestas para el tratamiento de la diarrea por Cryptosporidium, es la nitazoxanida; desafortunadamente, aún no se cuenta con un antiparasitario 100% efectivo contra ese agente.

Las infecciones oportunistas continúan causando morbilidad y mortalidad en pacientes con VIH en todo el mundo, y el conteo de CD4+ está fuertemente asociado a la probabilidad de progresión de estas enfermedades y muerte en esos pacientes. Los ensayos aleatorios y controlados, y estudios cohorte, han documentado que la terapia antirretroviral reduce la incidencia de infecciones oportunistas y, por lo tanto, la mortalidad.

Se debe tener presente que este grupo de protozoarios requiere exámenes específicos para su diagnóstico. Los coccidios intestinales se logran distinguir con la coloración de Ziehl-Neelsen, uno de los exámenes no rutinarios que permiten su identificación y que en muchas ocasiones no se realiza si no es solicitado por el médico.


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Afiliación de los autores: Universidad de Costa Rica y Laboratorio Clínico, Hospital México1

Abreviaturas: VIH, virus de inmunodeficiencia humana; SIDA, síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

*Correspondencia a: luquesadalobo@hotmail.com  

Fecha recibido: 11 de noviembre de 2011 Fecha aceptado: 05 de junio de 2012

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