De acuerdo con la experiencia adquirida en el manejo de las enfermedades, la prevención resulta ser la forma más eficiente (costo-beneficio) de actuar, dado que evita el costo de tratarla, pero, sobre todo, el sufrimiento de padecerla, tanto para el enfermo como para la familia y la sociedad, que debe atenderlo mientras se reincorpora a su labor, si no queda discapacitado y se convierte en una carga permanente. Esto desvirtúa el principio de que un gobierno pierde ingresos en impuestos al desestimular el consumo de sustancias como alcohol o tabaco, porque lo que se gasta en las consecuencias de su consumo, es exponencialmente mayor de lo que percibe.

La prevención en adicciones es todavía más difícil, pues hay intereses en todos los niveles de la estructura social y política, que tienden a tolerarlas, promoverlas o estimularlas, y a esto se suman las debilidades de la personalidad de los individuos, sobre todo los más inmaduros, a quienes convierte en víctimas potenciales. Es por esto que para prevenir el tabaquismo no es suficiente pasar una ley, sino que se requiere educar a la población, particularmente a la de mayor riesgo.

Con base en los datos suministrados por el Instituto de Alcoholismo y Fármacodependencia (IAFA), en Costa Rica el inicio del tabaquismo tiene lugar a los 14 años en los niños, a los 16 en las niñas, y es bajo en la edad adulta. Así, se puede identificar la población en riesgo y aunque las leyes son un complemento necesario, el esfuerzo mayor debe hacerse en el área de la educación de los niños, para que así como aprenden exitosamente a no tirar la basura por la calles, ríos y mares; a no dañar animales ni especies en extinción; a lavarse las manos, etc., puedan aprender a defenderse de los narcotraficantes, con datos oportunos, antes de los 14 años.

También se ha demostrado que la educación es más efectiva cuando se recibe por la vía formal, esto es, por los padres, con el buen ejemplo, y por maestros que deben ser capacitados para ofrecer la información de manera asertiva.

La Academia Nacional de Medicina de Costa Rica propone, en forma respetuosa pero enfática, las siguientes intervenciones:

1. A los padres de familia, proporcionar a sus hijos educación para prevenir el inicio de las adicciones, sobre todo con el buen ejemplo y acudiendo en lo personal, si es necesario, a las clínicas de cesación o desintoxicación.

2. A las autoridades de Salud, continuar la lucha contra el consumo del tabaco y sus consecuencias, fortaleciendo y apoyando las intervenciones de prevención.

3. A las autoridades educativas, considerar la inclusión de la “Educación para la Salud” en de los programas, con docentes capacitados para educar en los estilos de vida saludable.

4. A los señores Diputados, no dudar en la aprobación del Convenio Marco, el cual constituye un paso adelante para convertir a Costa Rica en un país libre de humo por fumado.

Dr. José Alberto Mainieri Hidalgo

Correspondencia: mainierijose@hotmail.com