INTRODUCCIÓN
Por muchos años la ansiedad y el miedo al tratamiento dental ha sido reconocida como una fuente de problemas en el manejo de la conducta del paciente infantil 1). Todo odontólogo que se disponga a asumir la responsabilidad de atender niños, debe tener en mente que su tarea no será muy fácil. Esto porque, el ejercicio de la Odontopediatría no puede limitarse únicamente a la ejecución de procedimientos preventivos y curativos. También incluye el desempeño de un papel importante en los sectores psicológico y educacional; considerando las características de cada niño, la fase de desarrollo en que se encuentre y las circunstancias específicas de cada situación odontológica 2). El poco interés en el manejo de la conducta pediátrica por parte del dentista, está asociado a menor frecuencia de visitas dentales, evitación de tratamientos dentales y comportamiento no cooperativo durante las consultas de su paciente. Como resultado hay un impacto negativo en la salud oral de los niños, ya que, si las condiciones orales permanecen sin tratamiento durante un tiempo más largo de lo deseable, llevaría a un deterioro progresivo del estado de salud dental de los niños 3). Los dentistas deben considerar no solo la condición física de sus pacientes, sino también su estado psicológico y emocional 1).
La ansiedad dental se define como una sensación de aprensión sobre el tratamiento dental que no está necesariamente conectada a un estímulo externo específico. Su presencia se ha registrado en la primera infancia, y en diferentes países y entre diferentes grupos étnicos. En todo el mundo los estudios han demostrado que entre el 3% y el 43% de niños exhiben ansiedad dental (4). Si el dentista es consciente del nivel de ansiedad de su paciente, entonces no solo esperará posibles comportamientos inadecuados de él, sino también puede tomar medidas para ayudar a aliviar la ansiedad durante el tratamiento odontológico (5). La ansiedad por sí sola no es el problema, lo son las inapropiadas estrategias para manejarla y el dentista está comprometido en ayudar al paciente infantil a aprender las formas de manejar este comportamiento. La manera en que un niño puede aprender a manejar su ansiedad en el consultorio dental, influenciará su futuro comportamiento en los tratamientos (6).
El miedo al tratamiento odontológico, constituye una de las principales variables responsables de la evitación a la atención odontológica. Dejar de ir al odontólogo, puede provocar la evolución a un estado de gravedad de un problema bucal simple, que con el pasar del tiempo exige un tratamiento más especializado, eventuales procedimientos invasivos, muchas veces lleva a destrucción y perdida de los dientes, además de mayores costos financieros para su ejecución (3). Tales pacientes generalmente expresan su miedo a través de su comportamiento, por ejemplo, el llanto, la negativa a abrir la boca, o patean en un intento de evitar el tratamiento dental (7). El miedo también puede afectar la calidad de la atención odontológica recibida por el paciente, requiriendo más tiempo para la atención. De hecho el tratamiento de pacientes con miedo, es uno de los aspectos más estresantes de la práctica profesional del odontólogo (8).
Los padres juegan un rol muy importante en la atención odontológica, son ellos quienes finalmente toman la decisión de llevar al niño a su cita dental y deciden a que edad deben hacerlo. Es prerrogativa de los padres aceptar o rechazar el plan de tratamiento y las sugerencias hechas por el dentista. En gran parte la importancia en que los padres tengan buena salud oral para que el niño lo adopte de igual forma (5). La entrevista con los padres recopila información que puede ser integrada dentro del proceso donde el dentista predice el comportamiento el niño. Los padres son importantes, no solo por la información que proporcionan para entender al niño, sino también para hacer la observación del comportamiento relevante del niño. Cuanto mayor información pueda encontrar el dentista acerca del niño, mejor entenderá las observaciones que está realizando (9). El comportamiento de un niño pequeño en la situación dental puede estar directamente relacionado con el nivel manifestado de ansiedad y miedo de los padres, por lo que se debe dar importancia a la influencia de estos en la conducta de sus niños. Esta influencia de los padres, y particularmente de las madres, ha sido investigada por más de un siglo (10).
El objetivo del estudio fue determinar la relación que existe entre la ansiedad, miedo dental y colaboración en los padres y niños de 3 a 6 años frente al tratamiento odontológico.
MATERIALES Y METODOS
Se realizó un estudio descriptivo y transversal, durante los meses de julio a diciembre del 2015. La población de estudio fueron los niños de ambos sexos de 3 a 6 años de edad que se atendían en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) de Perú y sus padres (padre o madre del niño, quedando excluidos otros familiares). Previo al inicio de la investigación, se obtuvo la aprobación del Comité de Ética del referido Instituto (CL-02/15). Se trabajó con una muestra no probabilística de 177 niños y padres. Se conversó con los padres de los niños que cumplieron los criterios de selección (criterios de inclusión: niños y niñas entre 3 y 6 años de edad, que los padres acepten que su hijo participe en el estudio, niños que requieran tratamiento dental; criterios de exclusión: niños con alteraciones sistémicas o discapacidad), explicándoles sobre el objetivo de la investigación e invitándoles a formar parte del estudio firmando el consentimiento informado. Se confecciono una ficha de recolección de datos para cada paciente, donde se incluyó cuatro escalas de evaluación: El cuestionario de miedos dentales, la escala de ansiedad de Corah, la escala de miedo en niños y el test grafico de Venham.
En primera instancia, el padre tuvo que responder: la escala de ansiedad dental de Corah y el cuestionario de miedos dentales, posteriormente, con ayuda del padre, es llenada la escala de miedos en niños. En segunda instancia, dentro del consultorio, el niño marca el test grafico de Venham, el cual mide la ansiedad de los niños. Se realiza el tratamiento odontológico, previamente informado al padre, pudiendo ser este un tratamiento invasivo (restauraciones, pulpotomias, pulpectomias, extracciones) o no invasivo (manejo de conducta, profilaxis, fluorización, sellantes). Al finalizar, el investigador evaluó el comportamiento del niño con la escala de Frankl. Las puntuaciones y características de los instrumentos se detallan en la tabla 1.
La escala de ansiedad de Corah tiene un índice de confiabilidad de alfa de Cronbach de 0,86 11 y la validez se ha determinado como aceptable 12). El cuestionario de miedos dentales y la escala de miedos en niños tenían un índice de confiabilidad medido con el alfa de Cronbach de 0,92 11 y 0,90 12 respectivamente. El test grafico de Venham fue validado en el año 2004 por Ramos y Almeida 13).
Los datos recolectados fueron organizados en una matriz Excel (Microsoft Excel 2010), se utilizó para la validación de las encuestas, el alfa de Cronbach, realizada en el programa estadístico SPSS versión 22 (IBM SPSS Statistics 22.0); para la obtención del grado de asociación de variables, se utilizó la prueba estadística coeficiente de correlación de Spearman, con un nivel de significancia del 95%, utilizando el programa Stata versión 14 (Stata Corporation College Station, Texas).
RESULTADOS
La muestra final estuvo constituida por 177 niños (94 de sexo femenino, 53,1%) y sus padres (166 de sexo femenino, 93,8%). La edad media de los niños fue de 4,5+1,0 años y de los padres fue 32,9+6,3 años. Los tratamientos odontológicos realizados estuvieron distribuidos en un 87,6% como tratamientos invasivos y un 12,4%, en no invasivos. Con respecto a la ansiedad, los niños, en su mayoría, fueron no ansiosos (64,4%) y los padres presentaron baja ansiedad (57%). Con respecto al miedo, los padres presentaron escaso o nulo (55,9%) y los niños, bajo miedo (87,6%) en mayor proporción; el comportamiento de los niños fue positivo, observándose en 71,2% (Tabla 2). No se encontró relación entre la ansiedad del niño y de los padres (p=0,326) (Tabla 3). En la tabla 4, se evaluó la relación entre el miedo de los padres y sus hijos, dando como resultado una correlación directa, siendo estadísticamente significativo (p=0,009), observándose que en los padres que presentaban escaso o nulo miedo, sus hijos no presentaban miedo (80%). No se encontró relación entre la ansiedad y miedo de los padres y la colaboración de sus hijos (p=0,991 y p=0,1 respectivamente) (Tabla 5). En la tabla 6, se evaluó la relación de la ansiedad y miedo de los niños con la colaboración en el tratamiento odontológico, se encontró una correlación inversa, siendo estadísticamente significativa (p=0,010 y definitivamente positivo (85,7%) y que los niños p=0,001 respectivamente), observándose que los con bajo miedo presentaban un comportamiento niños no ansiosos presentaban un comportamiento positivo (92%).
Variables | % |
---|---|
Acompañante 63. Ansiedad 64. Sin ansiedad | 9 |
Baja ansiedad | 57 |
Moderada ansiedad | 30 |
Alta ansiedad | 4 |
Miedo 81. Escaso o nulo | 55,9 |
Medio o elevado | 44,1 |
Niño 90. Ansiedad 91. Ansioso | 35,6 |
No ansioso | 64,4 |
Miedo 100. Sin miedo | 2,8 |
Bajo miedo | 87,6 |
Alto miedo | 9,6 |
Colaboración 113. Definitivamente negativo | 4,5 |
Negativo | 20,3 |
Positivo | 71,2 |
Definitivamente positivo | 4,0 |
DISCUSIÓN
En el presente estudio la mayoría de las personas que acompañaron a los niños al tratamiento odontológico fueron las madres (93,8%), similar resultado se encontró en el estudio publicado por Vela 5, donde la proporción de las madres que acompañaban a sus hijos fue mayor (87%) respecto a los padres (13%); también Dikshit et al.14 encontraron algo parecido, donde el 53% fueron madres; esto puede deberse según la literatura, a que la relación madre-hijo es uno de los parentescos más importantes que el individuo experimenta en toda su vida. Por lo que es importante mencionar el rol fundamental de la madre durante el tratamiento odontológico, ya que son las que en la mayoría de los casos acompañan a sus hijos a la consulta.
Con respecto al miedo de los padres, este estudio encontró que la mayoría presento esta condición en una manera escasa o nula, lo cual concuerda con el estudio realizado por Rivera y Fernández 8 donde sólo el 11,2% de los padres alcanzaban niveles clínicamente significativos de miedo. Muchos estudios han evaluado la ansiedad en las madres, como el de Casamassimo et al. (15), señala que madres ansiosas pueden transmitir emociones poco constructivas para sus hijos, interfiriendo negativamente en la experiencia propia del niño, acerca de la situación odontológica.
Con respecto a la ansiedad de los niños, este estudio halló que aproximadamente dos tercios de los niños de 3 a 6 años no presentó ansiedad. Urbina 13 evaluó la ansiedad en niños de 5 a 8 años de edad, observando un ligero incremento en ansiedad en las edades de 6 y 7 años, esto sugiere que hay etapas en las cuales el niño es más ansioso. Folayan et al.16 investigaron la ansiedad dental en un grupo de niños de 8 a 13 años de edad encontrando que el sexo y la edad no son factores importantes asociados al desarrollo de la ansiedad. Concluyeron que parecería ser que los factores medioambientales en lugar de los biológicos cumplirían un papel más importante en el desarrollo psicológico y la expresión de la ansiedad dental. La influencia de la edad podría ser explicada por la inmadurez del desarrollo psicológico del niño, según la Teoría Cognitiva del Desarrollo de Piaget, los niños más pequeños en el periodo pre operatorio generalmente entre las edades de 2 a 6 años no tienen la capacidad de hacer frente a los procedimientos dentales, por lo tanto podrían ser más propensos a la adquisición de miedos y problemas de manejo de conducta durante la visita al dentista 17).
Con respecto al miedo de los niños, el presente estudio hallo que la gran mayoría presento un miedo bajo medido por la Escala de Evaluación de Miedos en Niños - Subescala Dental (CFSS-SD), Cerrón 12 obtuvo también una proporción semejante (84,5%) de niños con miedo bajo al tratamiento odontológico. Estos resultados tienen relación con estudios realizados por Ten Berge et al.18 en Holanda y Klingberg et al . ( 19) en Suecia que registraron también en sus investigaciones nivel de miedo dental bajo.
Con respecto a la colaboración de los niños en el tratamiento odontológico, se observó que casi tres cuartas partes de ellos tuvo una colaboración positiva tipo 3 según la escala de Frankl, similar resultado obtuvo Alvarez 20 en que el 90,75% de los niños de 4 a 8 años presentó una conducta positiva(escala de Frankl tipo 3 y 4). Sharath et al . ( 21) y Shinohara et al.22 analizaron a niños de 3 a 12 años y niños de 3 a 9 años de edad respectivamente reportando un porcentaje mayor de la presencia en la escala conductual de Frankl tipo 3 en ambos estudios, los cuales evaluaron a los niños en diferentes citas donde realizaron tratamientos y vieron la evolución de la conducta. Zaze et al.23 realizaron un estudio del comportamiento durante la atención odontológica en niños de 0 a 3 años de edad, reportando que el 59% de su población fueron colaboradores, el 27% parcialmente colaboradores y el 14% no colaboradores, concluyeron que la edad y el tipo de tratamiento realizado son factores de riesgo para alterar la conducta positiva del niño. Reis et al.24 estudiaron a niños de 5 a 12 años de edad utilizando la escala de Frankl, estratificaron la población en dos grupos de 5-8 años y de 9-12 años, sus resultados muestran que los niños tuvieron comportamiento positivo en un 93,4%.
Este estudio no encontró relación entre la ansiedad de los padres y sus hijos, un resultado similar fue encontrado por Folayan et al.25). Themessl-Huber et al.10, realizaron un metaanálisis, donde 34 de 43 estudios encontraron un vínculo entre los padres y la ansiedad infantil, pero el resultado se vio afectado por los métodos de evaluación utilizados, que fueron muy variados en los estudios. Estos autores también encontraron relación entre el miedo de los padres y sus hijos, similar al resultado de este estudio, pero mencionan que esta relación es encontrada en niños menores de 8 años; para niños mayores, es menos claro. Con respecto al tipo de tratamiento invasivo o no invasivo realizado a los niños, se trató de que esta variable no influyera en el resultado del estudio, de la siguiente manera: las escalas fueron aplicadas antes que el niño y el padre supieran que tipo de tratamiento se iba a realizar, además se utilizó el mismo manejo de conducta a todos los niños: Decir-Mostrar-Hacer. Se recomienda manejar tanto el miedo y la ansiedad en niños de 3 a 6 años para lograr un tratamiento exitoso y para esto existen múltiples métodos de manejo de conducta. Se sugiere implementar en la historia clínica odontológica escalas o cuestionarios validados que midan estas variables.
CONCLUSIONES
No existe relación entre la ansiedad experimentada por los padres y sus hijos, así como tampoco hay relación entre el miedo y ansiedad de los padres y la colaboración de sus hijos en el tratamiento odontológico.
Existe relación entre el miedo experimentado por los padres y su hijos, como también existe relación entre la ansiedad y el miedo experimentado por los niños y la colaboración de estos en el tratamiento odontológico.