Son miles los libros que en Italia han sido dedicados a la Masonería. La mayor parte de estos, no tienen ningún fundamento desde el punto de vista científico. A menudo proveen una visión distor-sionada de la Institución masónica, en sentido positivo o negativo. Son en realidad muy pocos los trabajos que pueden regodearse del título distintivo de académicos y científicos.1 (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12) (13)
Si se observa la cultura popular, es posible afirmar que Italia es un país que tiene su tradición masónica muy arraigada. Con sus múltiples experiencias latomísticas, representa uno de los ejemplos más importantes y seguidos respecto a los países de la cuenca del Mediterráneo; antes que Italia, se encuentra Francia, luego, casi inesperadamente en tercer lugar, Turquía.
En Italia conviven numerosas Obediencias masónicas, las más importantes son: el Gran Oriente de Italia,2 (16) (19) (21) la Gran Logia de Italia,3 (22) la Gran Logia Regular de Italia,4 LeDroit Humain5 (18) (20) y la Gran Lo-gia Masónica Femenina de Italia. Luego, están presentes una miríada de pequeñas experiencias masónicas, Obediencias o Logias Soberanas, que ayudan a determinar la amplitud de la masonería italiana en general. En cambio, si se considera la simple percepción que tienen las personas de la masonería, es bien sabido, y esto ha desatado amplios debates, que no tiene una buena reputa-ción en Italia. Lo cual ocurre debido a dos factores: uno tradicional e históricamente fundado, la contraposición entre masonería e Iglesia católica;6 (14) (15) (17)el otro más reciente, es el legado que ha tenido como protagonista a la propaganda de la logia masónica7 del Gran Oriente de Italia. Este último factor no ha parado las actividades masónicas, aunque es cierto que por un periodo hizo que dis-minuyesen. Hoy, la masonería italiana es más fuerte y florida que nunca.
Dado lo imposible de estudiar el fenómeno del impacto social de la masonería femenina y mixta en Italia, por falta de bibliografía sobre el tema, se ha decidido proceder con un método empírico utilizado por historiadores para actualizar los temas tratados. Se ha ideado un cuestionario com-puesto por solo tres preguntas, dirigidas a determinar el conocimiento, o menos, del fenómeno de la masonería femenina y mixta, la posibilidad de lecturas enfocadas al tema o que hayan pro-fundizado, de alguna manera, al tema, con la visión de programa televisivo o radiofónico. Desde el análisis de casi seiscientos cuestionarios que fueron compilados, frente a ochocientos enviados a tres diversos tipos de usuarios (divididos por edad: 40/50-50/60—60/70 años); el nivel de edu-cación (diplomado/licenciatura), hombres y mujeres presentes en todo el territorio nacional, la situación que se determinó es la siguiente.
El primer dato evidente a registrar es que cuando se habla de Obediencias Masónicas, la percep-ción del italiano promedio es que están compuestas solo de hombres. El 90% de las personas que han llenado el cuestionario ignoran por completo que exista masonería solo de mujeres o mixta. El 7% piensa que este tipo de Obediencias existen (no las excluyen a priori, como la gran mayoría). Solo el 3% de los sujetos contactados sabe que en Italia existen Obediencias mixtas, como es el caso de la Gran Logia de Italia y de Le Droit Humain(en la mayor parte de los casos, tienen amigos que forman parte de ellas). Otro dato controversial es que solo una minoría (4%) ha leído artículos o libros sobre el tema. Además, solo una persona, de seiscientos, ha visto un programa televisivo o de radio que profundizara sobre el tema ¿Cómo es que se generó una situación de este tipo? Por un lado, en la composición social de la población y, por el otro, en la voluntad de las diversas obe-diencias de darse a conocer más allá de los círculos masónicos. El conocimiento de una masonería mixta está restringido a círculos cerrados y poco numerosos, el conocimiento de experiencias masónicas solo a mujeres es casi nulo. Esta situación está determinada por múltiples factores que serán examinados.
Aunque en Italia existen numerosas manifestaciones masónicas femeninas o mixtas. Por ejemplo, la Gran Logia Masónica Femenina, que hasta hoy es la Obediencia femenina más importante que tiene sus raíces en la Gran Logia Tradicional Femanin de Italia. A su vez, descendía de la Gran Logia Femenina de Italia,8 la Gran Logia de Italia y Le Droit Humain, estas dos últimas mixtas, es decir, con logias compuestas por hombres y mujeres. El conocimiento sobre ellas por parte de las personas es limitado. A continuación, se procede a describir de forma breve la historia de estas Obediencias.
La Gran Logia Masónica Femenina de Italia
La Gran Logia Masónica Femenina de Italia, fue fundada el 15 de diciembre de 1990 en Roma. En el mismo año, se llevó a cabo el proceso para conferir la patente por parte de la Gran Logia Femenina de Francia.9
Para obtenerla, fue enviada a la Logia madre de la masonería femenina mundial, toda la documentación necesaria, que comprendía: Constitución, reglamentos, rituales y, por último, las listas de las logias constituidas y de las hermanas afiliadas. Anna María Sartini y Roberta Bianchi, dos de las exponentes más importantes de la Obediencia se dirigieron a París para llevar allá la causa y así poder obtener la patente.
El 18 de marzo de 1991 llegó la noticia de que la candidatura había sido aceptada, y una in-vitación por parte de la Gran Maestra France Sornet, que dirigió la obediencia francesa de 1989 a 1991. Enviaba a las hermanas italianas para dirigirse a París, para la consignación de la nueva patente. En este mismo contexto, también se suspendía la Gran Logia Tradicional Femenina de Italia. Con la atribución de la patente, comenzó un periodo de fuertes operaciones en el contexto italiano y en el tradicional.
El 27 de octubre de 1991, Anna María Sartini fue electa Gran Maestra y dio inicio a un peri-odo muy importante en el que se definieron los equilibrios en el interior de la Obediencia. Fueron años intensos en que se hacía un refuerzo interno y se llevaban a cabo los preparativos para la representación ante las reuniones del CLIMAF,10 con el fin de hacer un buen papel a escala internacional. Las italianas participaron, en 1992, en la Gran Logia de la Gran Logia Fe-menina de Francia, ocasión en que fueron acogidas con todos los honores.
La Gran Maestra debía afrontar también otra cuestión internacional: la candidatura para formar parte del CLIPSAS.11 En la sesión de la asamblea general del 21 de mayo de 1993, la cual fue celebrada en Londres, se debatía la candidatura de las italianas y de las turcas de la Gran Logia Femenina Turca. El resultado fue muy insatisfactorio para las italianas, ya que no fueron acogidas por la comunidad. Las turcas, en cambio, empezaron a formar parte del organismo masónico internacional.
La Obediencia italiana logró su incorporación hasta 1995. Sin embargo, estaba por afron-tarse el problema de la Logia P2 y las secuelas que esta cuestión trajo consigo. Fueron años difíciles para todo el sistema masónico italiano masculino y femenino sin distinción. Las ma-sonas continuaron sus propias actividades, aunque de manera más leve. En 1994, Roberta Bi-anchi fue electa Gran Maestra y continuó la obra de la Maestra precedente.
La G.L.M.F.I. está gobernada por un Consejo Federal, en cuyo vértice se encuentra la Gran Maestra, Mónica Dotti asumía el puesto durante este periodo.12 En la actualidad, es la única Obediencia femenina regular operante en Italia con estatuto y reglamentos reconocidos a niv-el internacional. Abrirse al conocimiento exterior en la sociedad profana respecto a esta Obe-diencia es mínima, a pesar de tomar en consideración los números que la componen, gracias a su conducta frente a la sociedad civil. Las hermanas afiliadas son poco más de trescientas, esparcidas en diversas logias en la península. Su característica principal es la discreción. Las palabras de una exponente son emblemáticas en este aspecto distintivo: ''No somos personas que se revelan. No amamos la ostentación, también, evitamos llevar símbolos y adornos en público, evitamos decir los nombres de aquellos que son parte de nuestra y otras obediencias, evitamos publicidad y, muy rara vez, desarrollamos convenios e iniciativas públicas''.
Además: ''Las hermanas aplican el modo de ser de los iniciados que es el de hacer el bien y ayudar a aquellos que piden ayuda. La ayuda, es intensa como mutua ayuda y, como apoyo y compasión hacia el prójimo que se asocia a la tolerancia, que no es sufrir, sino compartir y secundar con desapego situaciones y contextos profanos''. En esta afirmación se subraya la característica de la fraternidad, de la ayuda recíproca y del sostén. Del mismo modo, la toler-ancia tiene, un rol importante en el crecimiento masónico del iniciado.
Por último, bien sabe que al estar en el interior de la Obediencia, el aprendizaje puede ser enorme, uno de sus objetivos principales es el estudio del esoterismo y de la alquimia. ''La obediencia femenina de décadas, en su escuela iniciática, ha aplicado un método de estudio que se adhiere a la educación académica y se concentra en el estudio esotérico y alquímico de los símbolos, del ritual y de la profundización de estos''. Estos temas no son de fácil con-ocimiento para muchas personas y, por lo tanto, las afiliadas a su práctica son elegidas con cuidado. Para ello, al momento de elegirlas, las razones de peso son sus cualidades personales y sus posibilidades de crecimiento, en lugar del crecimiento numérico de la Obediencia.
Existen en Italia otras manifestaciones masónicas en las que está prevista la presencia femenina: una de ellas es la Gran Logia de Italia, ALAM, que es la más importante, debido a su larga tradición histórica, y la cantidad de concurrentes.
Gran Logia de Italia, ALAM
Fundada en 1910 por una escisión en el seno del Gran Oriente de Italia efectuada por Save-rio Fera, Soberano Gran Comendador del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, pastor de la Iglesia Metodista Wesleyana, en 1908. Se encontraba en la divergencia, debido a la desaprobación por parte del parlamento del Reino de Italia, de un reglamento para la instrucción religiosa en las escuelas elementales. El contraste se desconoce dado que el Gran Oriente de Italia pide a sus diputados afiliados seguir en política las directivas impartidas por la Obediencia, rechazaba a todas las que no se habrían adecuado según sus reglas. La Gran Logia de Italia (se usa esta de-nominación oficial por simplicidad) fue suspendida en 1925 luego de la promulgación de la Ley sobre las Asociaciones del Gobierno de Mussolini. La Obediencia renace hasta el 4 de diciem-bre de 1943 en Roma, en casa de Salvatore Farina, masón y eminente estudioso. En esta ocasión fue reconstituido un nuevo Supremo Consejo y electo Soberano Gran Comendador, el abogado Carlo de Cantellis que permaneció a cargo hasta que Roma fue liberada del nazifascismo.13
En un primer periodo, desde la fundación hasta el retomo de las actividades después del final de los años fascistas, la Obediencia solo era masculina. Las mujeres fueron normalmente acogidas a partir de 1946, cuando en Nápoles se constituyó la primera logia integrada por mujeres de la Masonería Universal femenina, llamada ''Virtud''. En el mismo año fue funda-da, siempre en Nápoles, otra llamada ''Italia'', con Amelia Montini como V.M. Inmediatamente después, la constitución de estas logias se enfrentó al problema de las Constituciones del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en referencia al tema de las mujeres. En 1947, Umberto Gorel Porciatti14 (24) (25) (26) analizó las constituciones del R.S.A.A. para verificar si había indicaciones contrarias sobre el ingreso de mujeres en los templos masónicos. Luego de comprobar que no había ob-stáculos, sintió que las mujeres podían trabajar bajo los auspicios de la Gran Logia de Italia con sus propios estatutos y reglamentos en espera de la decisión del convento masónico mundial. El propio Porciatti fue el encargado de redactar estatutos y reglamentos.
Efectuado también este pasaje, en 1955 el Gran Maestro, Tito Ceccherini, coadyuvado por Giovanni Ghinazzi, que tal vez creía en la bondad del proyecto más que el Gran Maestro mis-mo, abrió la Obediencia a las mujeres. Incluso, según los anales de la Obediencia, ya habían sido iniciadas otras mujeres en 1921, en Florencia, Noemí Truci Ruspantini, y el 14 de marzo de 1949 resulta iniciada Maya Mazzoni Bonanni en Milán.15 Con Tito Ceccherini fue fundada también la logia ''Teresa Confalonieri'',16 que solamente admitía a mujeres. Esta última tuvo una vida breve pero de sus cenizas nació la ''Honor'' que a su vez, dio vida a la Logia ''Anita Garibaldi''.17 (27) Comenzaba así una nueva era para la Obediencia y para la presencia de las mujeres en la masonería. Empezaron a convivir en el seno, tanto las logias solo masculinas, como las mixtas. El ingreso de las mujeres no fue un pasaje completamente indoloro, aunque no gen-erara problemas insuperables, los que creían en el machismo de la masonería, con el uso de las regulaciones de las logias, buscaban prevenir la entrada a las mujeres. Pero tenían escaso éxito, y numerosas mujeres llegaron a los templos. Entre ellas, excelentes personajes, como una Princesa de la Casa de Saboya que fue iniciada en 1956, o la Reina Madre de Jordania, Al Zein Sharaf (1916-1994), quien el 6 de marzo de 1965 fue nombrada Soberano Gran Comendador Honorario del Supremo Consejo y Gran Maestro Honorario de la Gran Logia de Italia.18 (28) Es en este evidente caso en que se hace presente el impacto en la sociedad civil, incluso a nivel internacional. De hecho, la Reina Madre de Giordiania es recordada por su acción para recon-ocer los derechos de las mujeres en su país.
En los años que van de 1955 a 1960, el número de las iniciadas comenzó a crecer hasta alcanzar la cifra de 186 mujeres, una minoría, pero significativamente densa. Pocas mujeres guiaron las logias, entre ellas Anna María Alegiani, quien, a mitad de los años ochenta, guiaba la logia ''Justicia y Libertad'' N.º 3. En los años noventa, el 28% de las afiliadas eran mujeres,19 (23) números que se repiten con pequeñas variaciones perceptuales hasta hoy.
El Le Dorit Humain federazione italiana
Son pocos los documentos que certifican el primer periodo de la implantación del Le Droit Humainen Italia, por lo que se sabe, la primera manifestación de la presencia de esta Orden fue muy activa, tanto en términos de fundación de logia, como en relación al número de los afiliados, hombres y mujeres indistintamente. La Gran Guerra no detuvo las actividades de la Orden, de hecho, en plena guerra en 1916, Giovanni Domanico, fundó la federación italiana, la que opera hasta el día de hoy. La situación no era fácil, ya sea debido a la guerra, o por los continuos ataques que recibía la Orden, sobre todo, por los representantes de la masonería masculina, que no toleraba la presencia de las mujeres en la masonería. A pesar de las críticas, la Orden continuó su recorrido y, sobre todo, en sus batallas que tenían que ver con el gran tema de la emancipación femenina y los derechos de las mujeres (especialmente, para el dere-cho a la salud y el trabajo) de las madres y de las mujeres jóvenes.
Con el final de la guerra, la Orden retomó vigor, también gracias al inmenso trabajo eje-cutado por Giovanni Domanico, que había trabajado incesantemente durante los años del con-flicto, los resultados de esto fueron evidentes en 1919. En aquel año, Domanico murió, pero dejó a la federación en una condición de florecimiento, si se consideran los tiempos, con la presencia de las logias en nuevas ciudades italianas de norte a sur.
La situación se precipitó con la llegada del fascismo que, en 1925, promulgó una ley que eliminaba de facto a cualquier manifestación masónica del territorio nacional. El Le Droit Hu-main, al momento del cierre de las actividades tenía 35 logias azules activas. Las actividades se retomaron hasta el final de la guerra. Pero fue en 1944 cuando Agostino Caporlingua, delegado por Sicilia, publicó un decreto con el que declaró oficialmente retomadas las actividades en la isla.20 (29).
Las décadas que siguieron funcionaron para reorganizarse, el número de los afiliados creció y, con ellos, el número de las logias y las actividades realizadas. En los años setenta fue elegida como guía de la Orden la primera mujer: María Montanari, figura enérgica y carismáti-ca que con su acción dio nuevo impulso a la federación italiana. Su elección fue bien recibida, tanto por los miembros de la federación como por la logia madre francesa, con la que la Gran Maestra tuvo relación estrecha y provechosa. Montanari guio la federación por 14 años, murió justo al mismo tiempo que ocurrió el gran escándalo que golpeó la masonería italiana, ligado a los sucesos judiciales de la logia P2 del Grande Oriente de Italia.
A pesar de que el Le Droit Humain era totalmente opuesto a todo ello, resintió la mala reputación que había alrededor de la masonería. Sus rangos se redujeron por el abandono de hermanos y hermanas que efectuaban una actividad política o institucional. Algunas logias decidieron detener sus propias actividades. Para buscar resolver esta situación se decidió reestructurar la federación y se buscó de todas las maneras el dar una imagen positiva de la institución, sobre todo, en el extranjero. El Le Droit Humain se abrió a la sociedad con la or-ganización de eventos públicos, con la creación de asociaciones ligadas a la Orden, con una fuerte acción de proselitismo. Los resultados fueron evidentes. En este periodo muchas per-sonas, también mujeres, se acercaron a la institución.
En cierto modo, esta vigorosa acción ha sido propuesta. Se nota otro fenómeno, el acer-camiento a la Orden Internacional de hermanas, hermanos o logias enteras que migran de otras obediencias hacia ella. Un fenómeno interesante y reciente del que no se ha podido tener cifras, ni hacer un estudio ya sea cualitativo o de impacto.
Conclusiones
Del análisis de los cuestionarios y de las entrevistas efectuadas se deduce que la percep-ción que se tiene de la masonería en Italia es que es una institución exclusivamente masculina. Esta percepción no nació de estudio o lecturas, sino de la simple ignorancia sobre el tema.
A pesar de que hasta ahora haya importantes experiencias masónicas femeninas o mixtas, no han tenido un impacto significativo en la sociedad civil italiana. En el pasado, las Obedien-cias mixtas han llevado adelante importantes batallas sociales: el trabajo femenino, el divor-cio, etc. Y han tenido un impacto sobre la Italia de ese periodo. Ahora parece que esta fuerza propulsora se ha relajado. Situación que se puede explicar a partir de los siguientes motivos.
Primero, el número de las mujeres iniciadas en la masonería es exiguo. De hecho, si se evalúa el elemento numérico, se observa de inmediato que, incluso al sumar a las mujeres iniciadas, tanto en las Obediencias femeninas como en las mixtas, no se superan las 12 mil. Esta carencia numérica tiene reflejos al interior de una sola institución como al exterior. Este discurso es válido, sobre todo, para las Obediencias mixtas.
Segundo, se podría tratar de analizar el porqué de esta limitada presencia femenina. Los elementos de lejanía de las mujeres de la institución masónica son esencialmente dos: hay uno general que caracteriza a la sociedad italiana. La sociedad civil italiana permanece permeada de machismo y esto se refleja también en la institución masónica. Si se toma como verdad la afirmación de que la masonería es un espejo de la sociedad, será muy difícil encontrar un ambiente idóneo en el que, efectivamente, haya un respeto pleno de los derechos de las mujeres y una efectiva y real equidad de género. No hace falta olvidar cuál es el valor real que los hombres atribuyen al componente femenino: el valor lunario. Esta situación se refleja en la cotidianidad de las logias. Desde el punto de vista práctico se ha encontrado, en general, una dificultad de las mujeres en acceder a los cargos superiores y de poder para demostrar su propio valor y preparación masónica. Además, en Italia no existe la tradición de convocar a la Masonería para explicar un parecer respecto de temas sociales de interés público. Como sucede, en cambio, en Francia.
También, existe otra clave de lectura de la falta de presencia femenina, la falta de instruc-ción en la sociedad. El problema queda en la sociedad civil que se ha empobrecido de al-guna manera, lo que la hace, en algunos casos, no apta para permitir que siguiera algo tan desafiante como la masonería.
Como se sabe, históricamente, la masonería ha atraído en las décadas un segmento de la población instruida y culturalmente predispuesta. En este sentido, Italia en los últimos años sufre una involución. Los datos relativos al 2019 son claros: la cantidad de personas que poseen un diploma de escuela secundaria superior es de 62% (+0.5 puntos respecto al 2018), un valor decididamente inferior al del promedio europeo (78,7% en la UE 28) y al de algunos de los más grandes países de la Unión: 86,6 % en Alemania, 80,4% en Francia y 81,1% en el Reino Unido. Solo España, Malta y Portugal tienen valores inferiores a Italia.21 A este problema, se añade la rígida selección que se efectúa para ingresar en la masonería, sobre todo en la femenina. El factor de la instrucción, además, tiene un impacto mayor en la masonería femenina, que hace los números ya limitados.
Hay, entonces, una tercera causa que se puede definir ''personal''. De las entrevistas efec-tuadas a los miembros de las obediencias mixtas se evidencia que, en general, las mujeres están poco interesadas para tomar el recurso masónico. Solo quien está verdaderamente interesada en estos temas, esoterismo,22 (30) (31) (32) hermandad, etc., se acerca convencida a la In-stitución. Estas, descritas hasta ahora, son las causas en cualquier medida externa a la obediencia. Existen otras internas. Sobre todo, y esto vale, en particular, para la Gran Lo-gia Masónica Femenina de Italia, no mostrarse excesivamente y de tener una conducta de prudente distancia. Este comportamiento tiene efectos, uno de ellos es el de la escasa visibilidad pública y, de hecho, un escaso impacto sobre la sociedad civil. También, para las Obediencias mixtas, aunque no reúnan este grado de reserva, la situ-ación no cambia mucho. Hay una propensión mínima hacia el exterior, incluso cuando se organizan actividades que podrían ser propuestas hacia el mundo profano, o tienen escaso éxito de participación profana o ya a priori son dirigidas solo hacia miembros de la Obedi-encia. Se puede decir que podría haber algún problema de comunicación con el exterior, como por ejemplo las ideas preconcebidas que tienen que ver con la masonería.
Permanecen siempre válidas las palabras de Adriano Lemmi, Gran Maestro del Gran Ori-ente de Italia de 1885 a 1896: ''Y no descuidemos a la mujer; obtengámosla a cambio de la más alta y delicada poesía de nuestra humana misión. Si la masonería tuviera en cada fa-milia a una mujer que la comprendiera, y que defendiera sus principios, veríamos una pro-paganda más amplia y rápida, hecho irresistible de genio y encanto femenino, apresurado por nuevas virtudes, el triunfo de nuestros ideales''.
Y siempre es válido, en una sociedad todavía machista, la afirmación de que la emanci-pación femenina puede pasar también en el seno masónico.
Queda en las mujeres la última palabra.