Introducción
Una de las posturas psicológicas que más ha cobrado relevancia dentro de los últimos años es la psicología positiva (Seligman y Czikszentmihaly, 2000), la cual surge como respuesta a la psicología tradicional, cuyo interés se focaliza en las dificultades, carencias, debilidades y enfermedades de las personas, mas no en sus fortalezas y capacidades (Seligman, 2002; Casullo y Fernández, 2006).
Entre otras características cabe mencionar que este movimiento académico se centra en los aspectos positivos del ser humano (Hervás, 2009), de quien enfatiza las fortalezas y virtudes (González, 2004), así como en las experiencias positivas (Seligman, 2011), e investiga qué aspectos hacen que la vida sea digna de ser vivida (Lupano y Castro, 2010). Su mérito es haber integrado un corpus teórico que incluye diferentes variables como la autoestima y la felicidad (Mustaca, Kamenetzky y Vera, 2010), que pueden ser evaluadas en contextos diversos.
Autoestima y felicidad
En cuanto al concepto de autoestima, se refiere a cómo una persona se siente acerca de sí, (Ferkany, 2008), construcción que incluye un juicio personal de valía (Coopersmith, 1967), aprobación o desaprobación, que indica cuánto confía el individuo en sí (Pierce y Gardner, 2009), así como el examen global de las propias características y atributos que distinguen a los sujetos (Elliott, 1986), lo cual se visualiza en el respeto personal (Rosenberg, 1979).
Respecto de la felicidad, es el fin último al que aspira el hombre (Aristóteles, trad. en 1978; Yepes, 1996; Lyubomirsky, 2001), concepto que, desde la psicología positiva- está constituido por un sentido individual de bienestar, caracterizado por altos niveles de satisfacción personal (Diener, 1994) que, además, tiene importantes implicaciones para la salud mental y física (Hervás, 2009). De igual forma, se considera el grado en que un individuo evalúa la calidad global de su presente como un todo positivo (Veenhoven, 2005).
La felicidad es una de las principales metas en la vida, razón por la que se ha convertido en un objetivo de gran interés (Hervás, 2009), donde han surgido diferentes visiones entre las que se destaca la propuesta de Alarcón (2006), quien divide tal variable en cuatro elementos: sentimientos positivos hacia sí mismo y para la vida (sentido positivo de la vida), satisfacción referente a lo alcanzado (satisfacción con la vida), orientación hacia metas consideradas como importantes (realizaciónpersonal), y la percepción positiva sobre la vida (alegría de vivir).
Tanto la autoestima como la felicidad son dos de las principales variables que integran a la psicología positiva (Furr, 2005); sin embargo, todavía no se han integrado por completo dentro de dicho paradigma, ya que no existe un consenso sobre cómo se relacionan.
En torno al tema, algunos autores sostienen que la autoestima y felicidad se vinculan de manera relevante (Furnham y Cheng, 2000a; Baumeister, Campbell, Krueger y Vohs, 2003; Mustaca, Kamenetzky y Vera, 2010), mientras que otros destacan diferencias notables (Furr, 2005; Lyubomirsky, Tkach y Dimatteo, 2006); incluso, algunas versiones argumentan la inexistencia de una relación significativa (Vera, Córdova y Celis, 2009), aunque para otros, la autoestima predice a la felicidad (Diener y Diener, 1995; DeNeve y Cooper, 1998; Furnham y Cheng, 2000b; Baumeister et al, 2003; Cheng y Furnham 2004; Simsek, 2013).
Tal diversidad de versiones sobre la relación entre la autoestima y la felicidad desde la psicología positiva depende ampliamente del contexto; es decir, la correlación entre ambas cambia según el país (Baumeister et al, 2003 la cultura y, más aún, desde un plano intercultural.
Autoestima y felicidad en la enfermería intercultural
De acuerdo cómo ha sido construido, la cultura de México es un mosaico (Rodríguez & Ramírez, 2004), que muestra diversas realidades (Ramírez, 2010), reflejo de una población de 15.7 millones de indígenas (Schmelkes, 2013, citando a INEGI, 2011), dentro de la que coexisten 68 grupos etnolingüísticos (INALI, 2010), características que motivan la necesidad de encontrar evidencia empírica que soporte la relación de dichas variables en un México intercultural.
La interculturalidad promueve el trabajo basado en la autoestima y la felicidad, mediante el reconocimiento de la persona y la validación del otro (OPS, 2008), el respeto de la diversidad cultural y derechos de los pueblos originarios (Ávila, 2011), la convivencia de las diversas culturas (Dietz y Mateos, 2010) y la promoción de las diferencias (Barriga, 2008; Flores, 2006).
El afán de promover las fortalezas de la interculturalidad ha motivado el surgimiento del modelo de Universidad Intercultural en México en el que se destaca la carrera de enfermería intercultural, la cual parte de que la cultura juega un papel fundamental respecto de la atención a la salud (Fernández, 2006; Leno, 2006; Islas, Zesati y Moye, 2011), al tiempo de que promociona una sociedad equitativa e impide la exclusión de las poblaciones indígenas (OPS, 2008).
En términos generales, los profesionales de la enfermería deben integrar dentro de sus competencias variables como la autoestima (Burnard, Hebden y Ewards, 2001; Begley y Whithe, 2003; Iacobucci, Daly, Lindell y Quinn, 2012), y la felicidad (Whelton, 2002; Malekiha y Reza, 2014; Ozkara, 2015). En el caso de la enfermería intercultural, dichas fortalezas se tornan todavía más necesarias, ya que su trabajo se enfoca en grupos vulnerables con carencias sociales y económicas, como los pueblos originarios.
El fomento de la autoestima desempeña un papel esencial dentro del quehacer del profesional en enfermería (Sasat et al, 2002; Gamarra, Rivera, Alcalde y Cabellos, 2010; Enríquez y Nájera, 2014), ya que para cuidar y ayudar a otros, primero es necesario sentirse confortable consigo (Burnard, Hebden y Edwards, 2001). A pesar de su importancia, los estudiantes de enfermería generalmente tienen problemas de baja autoestima (Arthur, 1992; Arthur,1995), aunque en estudios recientes se han encontrado niveles normales en estudiantes de Reino Unido (Burnard, Hebden y Ewards, 2001), Tailandia (Sasat et al, 2001), Irlanda (Begley y Whithe, 2003), Perú (Gamarra, Rivera, Alcalde y Cabellos, 2010), Estados Unidos (Iacobucci, Daly, Lindell y Quinn, 2012) y México (Cruz, 2011; Cruz y Quiñones, 2012). No obstante, a pesar de la relevancia de fomentar el desarrollo de la felicidad con profesionales de Enfermería (Whelton, 2002; Malekiha y Reza, 2014; Ozkara, 2015), dentro de tal profesión no ha sido estudiada de manera profunda (Ozkara, 2015), y menos dentro del entorno intercultural.
Lo anterior es importante destacarlo, debido a que ambas son variables de gran interés para la formación de los profesionales de Enfermería porque permiten soportar pesadas jornadas laborales, pocas oportunidades de crecimiento y bajos salarios, que impactan el bienestar emocional y desempeño profesional (Ozkara, 2015), así como altos niveles de estrés (Guppy y Gutteridge, 1991), y las amenazas del síndrome de burnout (Lee y Akhtar, 2011; Górgens-Ekermans y Brand, 2012; Breen y Sweeney, 2013; Li, Guan, Chang y Zhang, 2014); por consiguiente, deben ser promovidas de manera conjunta desde la psicología positiva dentro de la formación de profesionales de enfermería intercultural; sin embargo, para que suceda plenamente se requiere conocer antes cómo se relacionan ambas variables, de lo que surge como pregunta de investigación ¿cómo se relacionan la autoestima y la felicidad con estudiantes de enfermería intercultural?
Considerando que es posible modificar y mejorar los niveles de autoestima (Acosta y Hernández, 2004), y de felicidad (Seligman, 2004), es imprescindible formar estudiantes de Enfermería que cuenten con dichas fortalezas para evitar problemas de estrés, una meta que distingue la carrera (Begley y White, 2003) y que es urgente en el contexto de los estudiantes de enfermería intercultural, ámbito que carece de evidencia empírica.
A partir de lo anterior se plantean las siguientes hipótesis de investigación: La autoestima se asocia positiva y significativamente con la felicidad en estudiantes de enfermería
La presente investigación es cuantitativa, porque se busca evaluar variables mediante recolección de datos numéricos para analizar estadísticamente; descriptiva; transversal, dado que la información se obtuvo en una sola ocasión; correlacional, porque se busca evaluar la relación entre variables, con un diseño no experimental porque no hubo manipulación de variables ni de sujetos (Hernández, Fernández y Baptista, 2006).
Se obtuvo una muestra de 55 estudiantes de la licenciatura en enfermería intercultural en la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco, Campus Oxolotán: 37 cursaban el primer semestre, 30 provenían del estado de Chiapas, 37 fueron de género femenino y 23 hablaban alguna lengua originaria en la que sobresalían 16 hablantes de cho'l (Tabla 1).
Materiales y métodos
Recolección de datos
Cada estudiante autoadministró su encuesta, luego de recibir la autorización por parte de la coordinación y docentes de la licenciatura en enfermería intercultural en la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco durante los meses de noviembre y diciembre de 2014. Todos los participantes respondieron los cuestionarios de manera voluntaria.
Instrumentos de medición
Se empleó dos instrumentos de medición: el cuestionario de autoestima RES Rosenberg Self-Esteem Scale (Rosenberg, 1965), el más popular sobre el tema (Afari, Ward y Kline, 2012), el cual está compuesto por 10 reactivos: cinco de forma positiva y cinco negativos, en una escala Likert 1-4 (1=Muy en desacuerdo, 2=En desacuerdo, 3=De acuerdo, 4=Muy de acuerdo). Según el puntaje obtenido, se califica como alta (30-40), media (26-29) y baja (menos de 25 puntos). Para su administración se tomó una versión española (Martín, Núñez, Navarro y Grijalvo, 2007).
Para la medición de la felicidad, se empleó la denominada escala de felicidad de Lima elaborada por Alarcón (2006), la cual ha sido validada por Arraga y Sánchez (2010) con adultos mayores venezolanos, Contreras-Pulache et al (2012) con población peruana, mientras que Toribio, González, Valdez, González y Van Barneveld (2012), con adolescentes mexicanos. En este caso, también se empleó la escala Likert 1-5 (1=Totalmente en desacuerdo, 2=En desacuerdo, 3=Indeciso, 4=De acuerdo, 5=Totalmente de acuerdo).
Consideraciones éticas
Tomando en cuenta que la presente investigación se dirige a través de los paradigmas de la interculturalidad y la psicología positiva se enfoca en el aprecio a la diversidad cultural y al individuo desde una consideración ética, por tanto, vela por el anonimato de los participantes y el desarrollo de la persona. Igualmente, se atendió a los lineamientos del modelo de la universidad intercultural, los cuales buscan promover la interacción entre las diversidades culturales y el respeto a los derechos de los pueblos originarios.
Resultados
Los resultados descriptivos fueron, para autoestima, (M=3.19; DE=0.40; a=0.619); para sentido positivo de la vida (M=2.17; DE=0.40; a=0.738), satisfacción para la vida (M=4.00; DE=0.70; a=0.750), realización personal (M=3.60; DE=0.72; a=0.686) y alegría de vivir (M=4.09; DE=0.85; a=0.741) (Tabla 2). Cabe señalar que la media más baja se ubicó en el sentido de la vida, mientras que la más sobresaliente fue para la autoestima, en la que se encontró que el 83,6% de la muestra obtuvo un nivel alto, mientras que el 14,5% medio y solo 1,8% bajo (Tabla 3).
Al establecer la correlación de Pearson, se halló que la autoestima se asocia de manera significativa solo con tres factores de la felicidad: negativa en relación con el sentido positivo de la vida (r=-0.469; p<0.01), y positiva respecto a la satisfacción para la vida (r=0.349; p<0.01) y realización personal (r=0.442; p<0.01), respectivamente (Tabla 4). La correlación de Pearson es una prueba estadística para analizar la relación entre dos variables por intervalos o de razón (Hernández, Fernández & Baptista, 2006), como es el caso de las variables de interés de este trabajo. Tales resultados sostienen de manera parcial "i, que expresaba la existencia de una relación positiva y significativa entre la autoestima y la felicidad, lo cual sugiere que cuanto mayor es la autoestima, mayor es la felicidad.
Para poner a prueba ^2 se efectuó una regresión jerárquica considerando como variable independiente a la autoestima y como dependiente a la felicidad. La regresión jerárquica pretende detectar los efectos principales entre variables de estudio (Cohen y Cohen, 1983). Como variables, se añadió el control, el género, la edad y el semestre que cursan los estudiantes que integran la muestra.
De los resultados se colige que la autoestima influye de manera negativa respecto del sentido positivo de la vida (P=0.467; AR2=0.190; p<0.001), lo cual es contrario a la satisfacción para la vida (P=0.384; AR2=0.129; p<0.01) y alegría de vivir (P=0.527; AR2=0.242; p<0.001), en la que el efecto fue positivo. En dichas relaciones se explica el 19%, 12,9% y 24,2% de la varianza, respectivamente (Tabla 5). Tales resultados soportan de manera parcial la segunda hipótesis de investigación.
Discusión
El advenimiento y desarrollo de la psicología positiva ha abierto un gran abanico de temas para construir un corpus teórico integrado por las fortalezas del ser humano dentro de las que se destaca la autoestima y la felicidad (Furr, 2005), variables de suma relevancia para la percepción subjetiva del individuo sobre su propio bienestar; no obstante, a pesar de la aparente asociación entre estas todavía, no queda claro del todo cómo se establece dicha correlación.
Los hallazgos mostraron que sí existe una relación significativa entre la autoestima y la felicidad, lo cual apoya lo encontrado por Furnham y Cheng, 2000a, Mustaca, Kamenetzky y Vera (2010). Sin embargo, dentro de la evidencia empírica con estudiantes de enfermería intercultural dicha asociación fue negativa en cuanto a la autoestima y su relación con el sentido positivo de la vida, lo cual sugiere que a mayor autoestima el sentido positivo de la vida es menor, mientras que en lo concerniente a la realización personal no obtuvo valores significativos. Este último resultado se asemeja a lo encontrado por Vera, Córdova y Celis (2009).
Al respecto, se encontró que existe un efecto significativo de la autoestima sobre algunos componentes de la felicidad: por ejemplo, resultó negativo en cuanto al sentido positivo de la vida, pero fue positivo en relación con la satisfacción para la vida y alegría de vivir, de lo cual se desprende que cuanto mayor es la autoestima, mayor es la satisfacción para la vida y mayor alegría de vivir. Tales resultados corroboran las propuestas de Diener y Diener (1995), DeNeve y Cooper (1998), Furnham y Cheng (2000b), Baumeister, Campbell, Krueger y Vohs (2003), Cheng y Furnham (2004) y Simsek (2013). No obstante, no se encontró algún efecto significativo acerca de la realización personal.
De lo anterior, se palpa la imperante necesidad de buscar mayor evidencia para conocer la asociación entre la autoestima y la felicidad, ya que estas son dos de las principales variables integradas dentro de la psicología positiva, la cual necesita mayores estudios para sustentarse, especialmente, dentro de los profesionales de la enfermería, pues su desempeño depende en gran medida de la percepción que tienen sobre su propio bienestar dentro de sus áreas laborales (Castro, Faria, Ferrerira y Oliveira, 2012).
La realización del presente estudio con estudiantes de enfermería de la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco (UIET), considera no solo contribuir teóricamente la psicología positiva, sino en encontrar un sustento práctico para el desarrollo de los pueblos originarios de México, a través de la formación de profesionales de Enfermería que posean fortalezas como la autoestima y la felicidad para contribuir al desarrollo comunitario intercultural. Una vez comprendido que es posible el aprendizaje, cambio y promoción tanto de la autoestima (Acosta y Hernández, 2004), como de la felicidad (Seligman, 2004), la Universidad Intercultural debe capitalizar dichas variables dentro de su modelo -con 10 años de existencia- ya que solo a través de la formación de profesionales capaces de entenderse y aceptarse, y que disfruten su entorno y sean felices, es posible cumplir con los objetivos de dicho modelo como: la adhesión de saberes científicos y originarios (González, 2007), el reconocimiento de la diversidad cultural y a los derechos de los pueblos indígenas (Ávila, 2011), la convivencia de las diversas culturas (Dietz y Mateos, 2010) y la promoción del respeto a las diferencias (Barriga, 2008; Flores, 2008).
A través del fomento de la psicología positiva dentro de la formación de enfermeras y enfermeros interculturales, se podrá potencializar los conocimientos tanto científicos como originarios de una manera incluyente, lo cual puede permitir el reconocimiento que todas las culturas poseen cuidados, procesos de curación, técnicas y prácticas vistas como eficaces por las personas, donde no se considere al sistema indígena como algo primitivo (Fernández, 2006).
Las universidades interculturales desde su nacimiento han planteado aplicar una propuesta educativa diferente en cuanto a lo didáctico (Sandoval y Guerrero, 2007). En este sentido, la psicología positiva puede ser una propuesta interesante para la formación de profesionales no solo de enfermería, sino de otras áreas, con actitudes positivas de respeto y desarrollo de la persona, a través de lo que es posible el aprovechamiento y difusión de los conocimientos vernáculos para un enriquecimiento mutuo (Tovar, 2002), así como el empoderamiento de los pueblos originarios (Dietz y Mateos, 2011), los cuales han sido marginados por muchos años.
Conclusiones
En este caso, haber encontrado desde la parte teórica y en la mayoría de los casos una significancia relevante dentro de la relación entre la autoestima y felicidad en estudiantes de la licenciatura en enfermería de la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco. Asimismo, quedó claro que dicha asociación va más allá, dado la autoestima puede ser considerada como un elemento predictor de la felicidad. Dichos hallazgos son esenciales para integrar dichas variables dentro del corpus de la psicología positiva.
La muestra integrada por estudiantes interculturales en la que un 42% pertenecía a algún pueblo originario del sureste mexicano, mostró niveles favorables de autoestima y felicidad, a pesar de heredar un devenir histórico de atraso social y económico, lo cual refleja la existencia de una visión optimista de la realidad que puede ser -al mismo tiempo- un detonante para empoderar al profesional de Enfermería Intercultural en la región y de desarrollo comunitario, dado que al disponer de enfermeras y enfermeros con fortalezas positivas como la autoestima y la felicidad es posible ofrecer un mejor desempeño en cuanto a servicios de salud para miembros de los pueblos originarios.
Para nuevas investigaciones es necesario considerar dichas variables con una muestra mayor dentro de la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco. De igual forma, sería conveniente encuestar a los estudiantes participantes en este estudio cuando ingresan a la institución para observar cómo la formación institucional afecta su percepción de la autoestima y felicidad desde una metodología longitudinal. Asimismo, es fundamental un estudio similar con estudiantes de enfermería de otras universidades mexicanas -de orientación intercultural- para comparar los resultados.